Juventud, divino tesoro

Frente al Teldeportivo, Cossío apostó por jugar muchos minutos con un quinteto con una media de 21,4 años ►"Fuimos un poco 'kamikazes', pero porque tenemos ambición", dicen ellas
Iraia, Julia Dupuy, Antía Pérez, Mirian y Caridad (de izquierda a derecha), el joven quinteto que jugó ante el Teldeportivo. RAFA FARIÑA
photo_camera Iraia, Julia Dupuy, Antía Pérez, Mirian y Caridad (de izquierda a derecha), el joven quinteto que jugó ante el Teldeportivo. RAFA FARIÑA

"Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver!", rezan los primeros versos de la Canción de otoño en primavera de Rubén Darío. Unos versos que el Poio Pescamar se ha aplicado, apostando por un bloque capaz de crecer en el futuro.

Así, a las jóvenes aunque sobradamente preparadas Carol Agulla, Irene García, Caridad o Antía Pérez se les unieron este verano Julia Dupuy o Iraia Arbeloa, que conforman la base más bisoña de un Poio que no asocia el DNI al rendimiento. Tanto es así que el pasado sábado, a Manu Cossío no le tembló el pulso para alinear juntas durante casi la mitad del encuentro a cuatro jugadoras menores de 22 años. Ante el Teldeportivo, el técnico apostó por rotar de cuatro en cuatro y la pista de A Seca registró una de las alineaciones con menor edad de la historia de la entidad. Caridad (21 años), Iraia (19), Antía (20), Dupuy (20) y Mirian (27) conformaron un quintento de tan solo 21,4 años de media. Un promedio más propio de un filial en un equipo que pretende luchar por todos los títulos hasta el final.

"Creo que por momentos fuimos un poco kamikazes, pero porque tenemos ambición", apunta la argentina Dupuy, que reconoce que esa forma de ir "con el cuchillo entre los dientes" necesita de "tranquilidad" en ocasiones. "Aprenderemos", resalta.

Mientras, Antía apunta que la "experiencia no se mide con la edad" y asegura haberse sentido muy bien con sus otras cuatro compañeras. Suyo fue el 1-0. "Jugar juntas tanto tiempo hace que nos entendamos mejor", expresa.

A Iraia Arbeloa, la apuesta de Cossío por dos cuartetos le "sorprendió al principio". "Es una manera de rotar un tanto diferente", apunta. Asegura que no nota distinción entre jugar con las más veteranas o las más jóvenes: "A veces, la calma depende más del tipo de jugadora. Creo que, en general, somos un bloque muy explosivo".

En la misma línea se mueve Caridad García. La portera, que pudo compartir pista con el quinteto más joven y con el más mayor (25,2 años) asegura que aunque "a veces sí se nota esa veteranía", ni se había parado a pensar en las edades. "Creo que somos un grupo muy homogéneo", destaca.

Por su parte, la veterana Mirian asume su papel: "No se trata de mandar más, pero sí soy la encargada de pausar un poco el juego. Hay que rebajar la intensidad, frenar la locura". Pese a ese rol, la murciana reconoce que le gustaría una rotación que no fuese de cuatro para poder coincidir con más compañeras. "Entrenas con todas y con algunas tienes mucho feeling, pero durante el partido ni coincides. Aunque obviamente, es una decisión del entrenador y hay que respetarla", matiza la cierre, que también pone en valor la fortaleza de un grupo en el que nadie desentona.

Manu Cossío. "Más que mirar el DNI, buscamos el equilibrio"
El técnico del Poio, Manu Cossío, reconoció tras el choque que su equipo es "muy joven" y eso hace que a veces le cueste "cerrar los partidos". Sin embargo, preguntado por esta coincidencia en un quinteto de tantas jugadoras menores de 22 años, el preparador pontevedrés explica que se debe a los "perfiles" de las jugadoras: "Más que mirar el DNI, buscamos el equilibrio a nivel de puestos, perfiles y lateralidad de las jugadoras".

Asimismo, Cossío reconoce que en muchas ocasiones apuesta por hacer los cambios de cuatro en cuatro debido a la "importancia" que le da el cuerpo técnico "al modelo defensivo". "Queremos buscar al rival siempre, robar alto para estar más cerca de hacer gol. Y eso supone un desgaste físico", apunta. Así, recalca que las rotaciones son en función de ese aspecto y por ello las jugadoras nunca suelen estar más de "dos, tres o cuatro minutos" seguidos en la pista.

"Hay veces que trabajamos sobre quintetos definidos durante todo el partido y en otras variamos en función de las circunstancias del juego o del estado físico de las jugadoras. Ante el Telde mezclamos ambas. Tuvimos cuartetos definidos hasta bien entrada la segunda parte, cuando variamos", dice.

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