Hasta las Islas Canarias, al Sur, y el País Vasco, al Norte, llegaba una pareja de jubilados de 60 y 61 años de edad (que habían decidido trabajar al margen de la ley) que, con una autocaravana repleta de escondrijos para ocultar drogas, se dedicaban al transporte de hachís en cantidades muy notorias. Naturales de Vilanova y Vilagarcía de Arousa, los sexagenarios formaban parte de una organización criminal dedicada a la adquisición de importantes partidas de hachís en el Sur de España para su posterior transporte y distribución en distintas localizaciones, especialmente en el Norte de la Península.
Los investigados, que tenían el foco del Grupo II de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Comisaría de Pontevedra desde hacía varios meses, se hacían pasar por turistas para recorrer el país pasando inadvertidos y manteniendo muy vivo su negocio. Para ello, según cuentan los agentes, disponían no solo de la autocaravana en la que finalmente serían interceptados, sino de varios vehículos más, todos ellos preparados para esconder las sustancias en caletas habilitadas a tal efecto.
Entre las múltiples caletas destacaba una, practicada entre el suelo y la carrocería de la autocaravana, que acabó siendo descubierta
Los especialistas de la Policía Nacional de Pontevedra contaban con información acerca de las actividades de los sospechosos que les sirvieron para establecer dispositivos de seguimiento y vigilancia en varios puntos. A través de los mismos, lograron asegurarse de que el miércoles pasado estaba prevista una entrega en el Principado de Asturias, en las inmediaciones de la localidad ovetense de Colunga. La pareja de sexagenarios había reducido sensiblemente su actividad durante la pandemia, pero en las últimas semanas se vio obligada a retomarla para abastecer de droga a sus numerosos clientes.
El operativo de detención se produjo de modo coordinado entre la Policía Judicial de Pontevedra y el Grupo de Estupefacientes de Oviedo, y tuvo lugar en la autopista A8, principal eje vertebrador de toda la cornisa cantábrica.
Los detenidos se hacían pasar por turistas para realizar viajes por el Norte de España, pero también llegaban a las islas
Fuentes próximas a la investigación destacan que los detenidos, afincados en Vilagarcía, habían realizado entregas previamente no solo en Asturias, sino también en Cantabria y el País Vasco, además de en Canarias, a donde se desplazaban vía Huelva.
El último paso operativo fue el registro del domicilio de los dos investigados, ubicado en Vilagarcía de Arousa. En el mismo, los agentes intervinieron 14.000 euros en efectivo escondidos en el interior de un armario, una carabina de calibre 22 de marca Walter, modelo G22, 147 cartuchos del mismo calibre, siete cartuchos de calibre 9 corto y cinco teléfonos móviles.
Los investigadores de la Udyco mantienen la operación abierta, por lo que no se descartan nuevos arrestos. Los dos detenidos fueron puestos a disposición del Juzgado de Instrucción 3 de Oviedo. El fiscal solicitó su ingreso inmediato en prisión.
El fiscal asturiano encargado del caso solicitó al juez instructor el ingreso inmediato en prisión de ambos investigados
La retirada de los paquetes
Los dos sexagenarios transportaban la droga perfectamente repartida por la autocaravana, lo que obligó a los agentes a sacarlos uno a uno en distintos huecos.
Una caleta debajo del sofá-cama ![caletaoviedo6]()
Uno de los escondrijos más grandes estaba debajo del sofá-cama de la autocaravana, en un hueco habilitado a tal efecto. En él aparecieron decenas de paquetes de hachís.
El alijo, de gran importancia
Los 450 kilos de hachís decomisados por la Udyco de Pontevedra son uno de los mayores alijos de esta droga hallados en el Norte de España en un vehículo en los últimos años.
Los precios del chocolate son distintos según el lugar en el que se adquiera, por una parte, y dependiendo de la cantidad que se compre.
Así, el kilo de hachís en la Península puede venderse desde 1.200 euros, si se compra en el Sur, hasta los 2.000, si el cliente viene de lejos y pretende colocarlo en un mercado más alejado, como puede ser el británico, vía marítima.
Si bien la Policía Nacional, la Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera mantienen una fuerte presión sobre las personas que se dedican a introducir esta droga desde Marruecos hasta la Península, lo cierto es que se mantiene una gran actividad que permite que el mercado esté abastecido y que los precios no suban. La incautaciones de drogas siguen en máximos históricos en España.
