Pontevedra estrena temporada de furanchos

Los propietarios pueden abrir las puertas de sus ‘loureiros’ en enero por primera vez desde que se reguló el sector
Instalaciones del Furancho de Fina, en Tomeza
photo_camera Instalaciones del Furancho de Fina, en Tomeza

La temporada de furanchos ya ha empezado en Pontevedra. Y con novedades. Por primera vez desde que se regulara el sector, los propietarios pueden abrir las puertas de sus ‘loureiros’ en el mes de enero. Eso sí, siempre y cuando reúnan todos los requisitos exigidos por el Concello, entre ellos, estar registrados.

Según datos facilitados por el Gobierno local, solo un establecimiento de los 22 que hay censados en el municipio se han acogido a esta medida. Se trata del Furancho de Fina, ubicado en el lugar de Valadiña, en la parroquia de Tomeza.

El local, con aforo para 48 personas, dispone de todos los papeles en regla para ejercer esta actividad, que solo podrá mantener durante tres meses. Es el tiempo que la ordenanza municipal fija para que los furanchos puedan despachar los excedentes de vino de la pasada cosecha.


El Concello tiene censados 22 ‘loureiros’, la mayor parte de ellos situados en las parroquias de Marcón, Tomeza, Salcedo y Campañó


La normativa en cuestión entró en vigor en abril de 2013, aunque el año pasado se introdujeron varios cambios para adelantar la temporada de apertura al público. En vez de entre marzo y junio, estos negocios tradicionales disponen de un calendario más amplio para hacerlo, concretamente entre el 1 de enero y el 30 de junio.

El reglamento impone una serie de obligaciones para los dueños de los establecimientos, que deben contar con un seguro de responsabilidad civil para posibles accidentes o contratiempos. Este debe tener una cobertura mínima de 90.000 euros.

Además, los furancheiros deben tener sus videños inscritos en el Rexistro Vitícola de Galicia para acreditar que el vino que sirven procede de sus fincas y evitar, así, cualquier tipo de picaresca al respecto. También se les obliga a colocar una rama de laurel en el exterior del local, así como el distintivo ‘Furanchos de Pontevedra’ en el interior.

La ordenanza municipal también establece un límite de tapas que podrán comercializarse con los caldos. Podrán servirse tablas de embutidos y quesos, tortilla, pimientos de Padrón y otros dos platos a elegir entre oreja o chorizo y zorza o raxo.

Los ‘loureiros’ solo podrán permanecer abiertos durante 90 días entre las cinco de la tarde y la una de la mañana de lunes a jueves. Los viernes, sábados, domingos y festivos, el horario se amplía.

El reglamento pontevedrés, cuyo contenido fue copiado por otros ayuntamientos de la comarca, conllevó la creación de un Rexistro Municipal de Furanchos e Loureiros que gestiona el servicio de Urbanismo. En él hay inscritos 22 establecimientos, la mayor parte de ellos situados en las parroquias de Marcón (siete), Tomeza (tres), Salcedo (tres) y Campañó (tres).

LOS CONTROLES. Además de al Concello, el cumplimiento de los requisitos legales de esta normativa también competen a otras administraciones, como a los inspectores de Turismo de la Xunta, y a instituciones como la Guardia Civil, a través del servicio del Seprona.

En 2012, antes de su aprobación, el Ayuntamiento contabilizó 40 furanchos en el municipio de Pontevedra. Todos ellos estaban en situación irregular.

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