La recesión económica ha transformado el escenario laboral hasta límites insospechados hace unos años gracias a la colaboración tácita de la reforma de la ley, el creciente desempleo y la ascendente desesperación de la clase obrera por encontrar un trabajo.
El empleo estable ha sido reducido a cenizas en favor de las contrataciones esporádicas y casi fugaces que en muchas ocasiones van parejas de una precarización absoluta del asalariado. Las estadísticas dan prueba de ello y revelan que durante el 2014 el municipio pontevedrés registró 27.183 contratos, lo que implica una media de 108 por cada día laborable que, cuando menos, apela a la reflexión. En otras ciudades la cifra podría pasar desapercibida, pero no así en Pontevedra, que sigue reuniendo a más de 8.000 parados pese a la aparente estallido de las contrataciones.
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