Opinión

Populismos

UNA COSA es la comprensión que demanda el esfuerzo, marcado por la desesperación, de Juana Rivas por tener a su lado a sus dos hijos, como haría seguramente cualquier madre, y otra diferente, libre de ternuras y sensiblerías, la consecuencia derivada de su tozuda actitud de resistencia a la Justicia, burlándola cuando le reclamaba su entrega. Cinco años de cárcel y seis de privación de la patria potestad por dos delitos de sustracción de menores pudiera parecer exagerado, pero tampoco ha de ignorarse la gravedad de los hechos que desembocaron en la condena. Juana Rivas, aparte de estar mal asesorada jurídicamente, había recibido el apoyo, irreflexivo y seguramente con buena intención, de miles de personas que pretendían enmascarar, vociferando, el quebrantamiento, lo cual sin duda le perjudicó. Creer que la Justicia cede a presiones populistas es ignorar las garantías del Estado de derecho. Existen pautas que, mejor o peor aplicadas, establecen normas de obligado cumplimiento. Otro tanto ocurre, por ejemplo, con clamores desatados por la condena de la Manada, o por el encarcelamiento de los golpistas catalanes. Ya se ve el resultado.

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