Opinión

Pospolítica contra Democracia

"OYE, ¿QUÉ tal la actuación?". "Poca gente. Pero en redes sociales muy bien". Esta afirmación extraída de una conversación casual resume a la perfección el concepto que titula este artículo. Que es la pospolítica? Pues lo que se muestra tras la política, tras la realidad, tras la verdad. Ya no importa lo que ocurre sino que es más importante como comunicas lo que supuestamente ocurrió, sin que importen los hechos o las evidencias, transformando cualquier suceso tangible en otra realidad, en otra verdad o posverdad y por tanto en otra política paralela: La pospolítica es la ficción política. Y esto se realiza a través del Quinto Poder que hoy constituyen las redes sociales.

Un ejemplo. Imagínese que usted, ahora mismo está comiendo en un restaurante con un calor tremendo atestado de gente con un bullicio insoportable, un olor a fritanga que mataría cualquier mosquito por sobredosis y le han tardado en servir la paella que solicitó hace casi una hora. Una paella con el arroz completamente pasado cuyo sabor es el mismo que el del agua del grifo. Esa paella acuosa va acompañada de un vino malo y agrio. Además lleva un día jodidamente infame de viaje porque le ha llovido incesantemente y sin parar como un castigo divino durante todo el día. Pero agarra su cámara de fotos, se saca un selfie donde se le vea bien sonriente, copa de vino en la mano y la paella de fondo. Lo publica en las redes sociales con el título: "Impresionante Alicante, un auténtico lujo". Su audiencia no dudará ni por un momento en la verdad que esa imagen expresa pero esa publicación solo es la información que usted quiere proyectar. Los objetos que salen en la foto incluido su cara, son reales, pero no el fondo de la imagen, la narrativa del momento. Eso lo esconde. Recibirá cincuenta me gusta de los pseudo amigos en su red social y a pesar del paraje dantesco al que ha acudido para ingerir ese veneno se sentirá reconfortado en la nube pasajera de la posverdad, porque ha recibido inputs emocionales positivos influenciando a su entorno, que no ve más que un reflejo.

A nivel privado esto no es importante, pero cuando las redes sociales son utilizadas por el poder político para realizar exactamente el mismo acto, esta acción se convierte en algo muy peligroso que puede derivar en la erosión de los cimientos de la democracia y engañar a los ciudadanos. El ejemplo mas claro en este país de pospolítica no es otro que Ciudadanos. Un partido-empresa cuyo departamento de marketing funciona a todo gas para ofrecernos fotografías de jóvenes profesionales muy preparados que quieren gestionar el país. Sin ideología. Sin pensamiento político. Partidos atrapa todo cuyos líderes son comerciales que representan los intereses de la banca y el Ibex 35. En Francia, Macron. En Argentina, Macri. En USA, Trump. Son ejemplos de Pospolítica donde vale más la imagen o un tuit que la gestión económica o la defensa de los derechos de los trabajadores y el empleo.

Pero el PP no se queda atrás. Inmerso en uno de los procesos judiciales por corrupción más importantes en la España contemporánea, con la hucha de las pensiones vacía y sin presupuestos generales muestra la foto de Rajoy corriendo por Pontevedra como si España viviera haciendo deporte, así de saludable. Al PSOE ni se le ve ni se le espera, sin discurso, sin proyecto. Su foto es Sánchez en Bruselas explicando la crisis catalana. Y Podemos, ¿que fue de aquella esperanza de democratización y participación ciudadana? Se han convertido en un partido burocrático lleno de conspiraciones y élites de dominación. Su foto son Iglesias y Montero con un corazón. Sobre las Mareas sin comentarios, vienen y van como su propio nombre indica. Y es inconcebible que los políticos catalanes sigan en prisión sin juicio alguno.

Y ya me voy a lo más cercano. Poco importa que el cierre de los comercios en Pontevedra sea un goteo continuo. Poco importa que nuestros jóvenes se vayan de esta ciudad porque no hay inversión para el empleo. Poco importa la economía y el trabajo en nuestra capital si al final peatonalizamos cuatro calles y pensamos, "joder, que bonita está Pontevedra y que bien se vive aquí", sin saber que el 80% de todos los centros históricos en todas las ciudades de España y Europa llevan peatonalizados desde los años 90. En fin. Colocamos cuatro cajas en la Herrería y un programa cultural en una farola y ya estamos contentos. Y si nos sacamos una foto con un alcalde de una ciudad china que no conoce ni dios porque nos ha dado un premio, ni te cuento. Pero de participación democrática en las políticas públicas, de empleo, de pensiones dignas y de libertad de expresión en este país: Nada. Todo Imagen. Todo Pospolítica.

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