El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tiene decidido optar a la presidencia del PP. Así al menos lo señalan algunos medios, entre ellos OK Diario, que sostiene que el líder de los populares gallegos presentará, en breve, un proyecto con el objetivo de que el partido "diga adiós a la época de pérdida de fuerza electoral y relance la marca del PP".
Además, desde El Confidencial Digital afirman que muchos de los pesos pesados del partido ven a Feijóo como el candidato más solvente por varias razones que se podrían resumir de la siguiente manera: tiene peso territorial, ha mantenido la mayoría absoluta en Galicia pese a la debacle del PP en otras autonomías y ha mostrado una innegable resistencia a la hora de frenar a Ciudadanos en la comunidad gallega.
Sobre la posible candidatura de Feijóo, varias tertulias de las radios generalistas añadían este martes que el presidente gallego podría estar intentando encauzar una lista única para evitar el desgaste interno del partido en un momento en el que el enfrentamiento intestino podría tener un precio muy elevado ante el ascenso de Albert Rivera.
Y es que la fama de partido disciplinado del PP se va a poner a prueba de nuevo. El célebre "calienta, que sales" se extiende ya como un soniquete por el partido entre los posibles candidatables desde que se supo que el PNV iba a apoyar a Sánchez. Ahora, con un congreso extraordinario en el horizonte, ha comenzado la carrera.
En términos estrictos podríamos decir que la competición comenzó ya este lunes, cuando el exministro Margallo dejó patente su profunda discrepancia con la vicepresidenta al sostener que haría todo lo posible para evitar que Sáenz de Santamaría ocupase, ya no el puesto de Rajoy, sino la portavocía popular.
En esas mismas declaraciones Margallo señalaba a sus favoritos, ambos gallegos, apuntando a Feijóo como "un gran gestor y un magnífico candidato" y a Ana Pastor como una mujer con la que coincide "mucho en la visión de nuestro mundo".
Volviendo a Soraya Sáenz de Santamaría, casi es inevitable recordar la reciente imagen de la vicepresidenta y María Dolores de Cospedal en las celebraciones del Dos de Mayo. Silla vacía mediante, la foto fue portada de varios medios porque servía como metáfora perfecta de la bipolaridad en la que vivía el PP de Rajoy para abajo, por así decirlo. Y es que el duelo Cospedal-Sáenz de Santamaría, relativamente latente hasta ahora, podría tomar cuerpo en cuestión de semanas.
