A prisión tres personas por el asalto a un octogenario de Meis que dejaron malherido

Cuatro personas han sido detenidas por la Guardia Civil en relación al asalto que sufrió un anciano de 87 años en su casa de Meis (Pontevedra), al que dejaron malherido y encerrado en la bodega tras propinarle una brutal paliza.

Según ha informado el instituto armado, tres de los cuatro detenidos han ingresado en prisión por orden del juzgado de instrucción número 3 de Cambados, mientras que una cuarta persona, una mujer, ha quedado en libertad con cargos.

El asalto a la vivienda del octogenario se produjo el pasado 1 de noviembre, cuando varios desconocidos accedieron a la casa con la cara cubierta y lo agredieron para que les indicase dónde estaba el dinero en efectivo que guardaba.

La resistencia de la víctima a revelarles dónde guardaba el dinero provocó una brutal reacción de los asaltantes que lo dejaron mal herido encerrado en la bodega. A continuación, cortaron los cables del teléfono para impedir que pudiera comunicarse y, a pesar de que inspeccionaron toda la casa, tan solo lograron encontrar una cartera con 50 euros.

A consecuencia de los golpes recibidos, que le ocasionaron la rotura de cinco costillas y múltiples contusiones en la cara y el cuerpo, el dueño de la vivienda estuvo ingresado durante quince días en un centro médico.

PLANEADO POR UN VECINO DE PORTAS. La investigación de la Guardia Civil determinó que el robo había sido planificado por un vecino de Portas (Pontevedra), relacionado con el entorno familiar de la víctima, al tener noticia de que en su vivienda guardaba una importante cantidad de dinero.

Esta persona le propuso la ejecución del robo a dos jóvenes, de 21 y 22 años, por aquel entonces vecinos de Caldas de Reis (Pontevedra), que fueron los supuestos autores materiales.

Al arresto de estas tres personas que fueron detenidas por un presunto delito de robo con violencia, se le sumó la detención de una vecina de Portas por su estrecha relación y colaboración en el robo.

Los agentes recuperaron la cartera, que apareció enterrada en una finca próxima a la vivienda donde había sido sustraída, mientras que la vestimenta y las caretas que utilizaron los dos asaltantes se encontraron escondidas en un descampado próximo al domicilio que ambos compartían en Caldas de Reis.