La provincia acumula 179 aldeas en las que ya no queda ni un solo habitante

▶Son tan solo seis más que un año antes y apenas el 10% de las 1.863 deshabitadas de Galicia
Una imagen muy repetida en muchas zonas del rural gallego: antiguos núcleos de población en ruinas. DP
photo_camera Una imagen muy repetida en muchas zonas del rural gallego: antiguos núcleos de población en ruinas. DP

La crisis demográfica que vive Galicia camina de la mano con otro fenómeno poblacional imparable como es el abandono del medio rural, tanto por la falta de natalidad como por la concentración de la población en grandes núcleos más dotados de servicios y oportunidades laborales. Por eso, cada año que pasa son más las aldeas deshabitadas, un goteo estadístico continuo que el Ine vuelve a constatar en su Nomenclátor con datos a 1 de enero de 2020, donde fija en Galicia un total de 1.863 entidades singulares sin un solo habitante. Unas son núcleos considerables y otras simplemente un par de viviendas semidispersas, pero al fin y al cabo lugares que un día albergaron vida. Son 50 más que un año antes y, curiosamente, casi la mitad de estas aldeas fantasma se concentran en Lugo.

En concreto son 853, lo que supone 34 más que en el informe del año 2019. Representan el 45% de todos los núcleos sin habitantes de Galicia y casi el 25% de los 3.621 contabilizados por el Ine en su informe a nivel nacional. A la provincia lucense la sigue la de A Coruña, que contaba en enero de 2020 con 664 aldeas vacías, 14 más que un año antes. Y después está Pontevedra, ya muy lejos con 179, solo seis más que en el ejercicio anterior.

Mención aparte merece Ourense, ya que la provincia más despoblada de Galicia, por su configuración demográfica —tiende a concentrar más las casas de una zona en lugar de dispersarlas como en el norte— presenta 167 aldeas deshabitadas, que curiosamente son cuatro menos que en 2019; es decir, la tendencia inversa.

Para poner en referencia las cifras en una comparación con el año anterior, Lugo incrementa el número de abandonos —habían sido 24 más frente a los 34 de este año—, mientras que A Coruña también empeora. Frente a ellas, Pontevedra logra aminorar el vacío rural —seis aldeas más frente a las nueve más de 2019—.

PROBLEMA CRECIENTE. El despoblamiento rural no es un fenómeno nuevo ni fácilmente reversible. Atendiendo a los datos del Instituto Nacional de Estadística, las aldeas que se puedan restaurar en la comunidad no pondrán compensar las que se abandonan, porque Galicia contaba en enero del año pasado con más de mil —en concreto 1.060— núcleos con un solo habitante, buena parte de ellos candidatos a engrosar la lista de entidades singulares sin un solo vecino a corto plazo. Un año antes se contabilizaban 1.047.

Y una vez más se repite el patrón territorial, con la provincia de Lugo al frente de la estadística con 549 aldeas univecinales, la mitad del total. A Coruña registraba 322, Ourense 113 y Pontevedra 76 entidades con un único poblador.

¿Y qué ocurre con los de dos vecinos? Pues más de lo mismo. Otro millar de casos —exactamente 1.261— que son firmes candidatos a nutrir la lista de pueblos fantasma, con 644 de ellos en la provincia de Lugo, 393 en la de A Coruña, 116 en la de Pontevedra y 108 en la de Ourense.

Ortigueira lidera el ránking con 121 núcleos sin gente
La línea que se traza entre Ortigueira, As Pontes y As Somozas constituye la zona cero del despoblamiento rural gallego. El municipio que alberga la capitalidad de Ortegal suma 121 núcleos sin gente, récord absoluto en Galicia, aunque As Pontes le sigue muy de cerca con 107 aldeas abandonadas. El vecino As Somozas acumula 50, así que entre los tres casi suman la mitad de las entidades sin gente de A Coruña.

A Cañiza y Pontevedra
En la provincia de Pontevedra un municipio se lleva la palma a la hora de contabiliar las aldeas deshabitadas: A Cañiza. Este concello interior suma 29 de las 179 de toda la provincia, seguido curiosamente por el propio ayuntamiento de Pontevedra, donde el Ine contabiliza 22 núcleos sin vecinos a 1 de enero de 2020. Son los únicos dos, además, que superan la veintena de núcleos abandonados. Después ya hay que bajar en la lista hasta los 14 de As Neves o los 13 de Arbo. En el polo opuesto, por ejemplo, Barro tan solo tiene uno.

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