Jordi Ribera, seleccionador nacional

"España gana porque sabe reinventarse de forma constante"

Es la máxima figura del balonmano nacional, pero ejerce de ‘ayudante’ dentro del cuerpo técnico de los Hispanos Júnior, que el próximo martes inician su participación en el Mundial de Pontevedra. Aprovechando su presencia en la Boa Vila, Jordi Ribera analiza para este medio el estado actual del balonmano español y su futuro.

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photo_camera Jordi Ribera, en el exterior de las instalanciones de A Xunqueira. RAFA FARIÑA

Un apasionado del balonmano. Ésa es la primera impresión que transmite Jordi Ribera (Sarriá de Ter, Girona, 1963) en el contacto directo. Y no es equivocada. El seleccionador español absoluto es un enamorado de su deporte y trabaja con el objetivo de dejar un legado contranatura. Ribera nos cita una hora antes del entrenamiento de los Hispanos Júnior en el Multiusos. Como director técnico de la Federación Española, convive como uno más del cuerpo técnico en todas y cada una de las selecciones. Y con la generación 98-99, que el martes inicia la andadura en ‘su’ Mundial, no iba a ser menos. Pero el pabellón no está abierto.

Y lo que iba a ser una entrevista a pie de pista, el lugar natural de Jordi, se convierte en una charla en un jardín anexo al campo de fútbol de A Xunqueira, bajo la sombra de un árbol que permite que la conversación se desarrolle sin sofocos. Una estampa bucólica. El máximo referente del balonmano patrio analizando el presente y futuro de este deporte en plena naturaleza pontevedresa. Ni planeado hubiese salido algo tan especial con el hombre que vive por y para el balonmano.

¿Cómo llega la selección júnior a este Mundial?

Es un equipo con un proceso encima de tres años, porque este grupo es muy similar al que jugó ya en los juveniles. Cuando entró en el ciclo júnior se han incorporado algunos jugadores nuevos y otros se han quedado por el camino de momento. Es un equipo que ha hecho un buen trabajo. El ritmo de preparación de partidos es bastante bueno. El jugar en casa siempre da un plus de motivación para los jugadores. Yo pienso que llegan bien. Luego, como todos los equipos, a medida que va pasando la competición tienen que ir creciendo, que no se lesione nadie y que puedan ir cumpliendo los objetivos. El fi nal sería estar en la lucha por las medallas.

Esta convocatoria llega con más cambios que de costumbre. ¿La promoción de muchos a Asobal ha generado esto?

Está claro que en Asobal están entrando jugadores jóvenes por el cambio de estructura que está teniendo y el fl ujo de chicos que se van fuera. Eso está provocando que jugadores que hace tres o cuatro años no se les veía ahora han evolucionado rápidamente. Desde el 2016 trabajamos con grupos de 70 chicos. Hacemos dos actividades al año, en febrero y septiembre. Y ahora sí que puede ser muy difícil que en los próximos años haya un jugador en la selección que no haya estado participando en alguna de las actividades. De hecho, en estos momentos, los juveniles ya son parte de este proyecto que se inició en el CAR (Centro de Alto Rendimiento) de Granada. Así que si sale uno, entra otro que ya ha formado parte de ese proyecto, no alguien que aparece de la nada.

España no destaca por el físico. ¿Es un tema que damos por perdido?

No, al contrario. Esta selección júnior debe de tener una media de 1,85. Por lo que sea, esta selección no es muy alta. Pero por ejemplo, el grupo juvenil tiene una media de 1,89, con dos jugadores de dos metros. La Promesas tiene una media de 1,88 metros y son cadetes, por lo que pueden progresar. La media de la selección absoluta en la última actividad que hicimos es de 1,93, que ya se aproxima a otras selecciones como Suecia o Dinamarca. Ése es nuestro objetivo. Los juveniles son la primera generación que viene de ese intento de cambiar un poco el perfi l. Y todo eso nos costará. Hay que ir poco a poco. Porque además los clubes no se están encontrando jugadores con altura. Nosotros somos un país de gente creativa. Tenemos jugadores de primera línea que nos van a hacer disfrutar con el ataque. Son jugadores que se inventan el balonmano. Pero aún así, está claro que para las selecciones absolutas se necesita gente que tenga otro perfil.

Luchamos contra la falta de físico. En la Federación buscamos chicos que destaquen en ese aspecto. Es necesario

Por centrarse en el físico, ¿no hay riesgo de acabar perdiendo esos jugadores más creativos?

En las selecciones tiene que haber de todo. El problema es que tenemos un perfil de jugadores y no de otro. Cuando tienes que defender a gente que pesa 120 kilos y mide dos metros, necesitas tener gente que pueda luchar con esas características. Lo que tienes que intentar es buscar a esos jugadores. ¿Vas a dejar de tener a jugadores creativos como Dani Sarmiento, Raúl Entrerríos, Álex Dujshebaev…? No, porque los necesitas. Pero también es preciso tener gente como Gedeón Guardiola como Viran Morros, como Cañellas… Te aportan unas características necesarias, pero no se va perder la proliferación de jugadores creativos. En nuestras actividades, si hay un jugador que es bueno, aunque no sea alto, está ahí. Dentro de esos bloques de 70 jugadores sí intentamos dar una prioridad a jugadores físicos que igual por sus características físicas aún no han evolucionado tanto. Pero así puedan estar con nosotros trabajando y les podamos ayudar a desarrollarse hacia el máximo nivel.

¿Cómo valora esa deriva hacia lo físico?

La línea la marca Europa. Las reglas nos están llevando a eso. Entonces la gente se adapta. O te adaptas o desapareces. Lo que siempre hablamos es que las reglas que hay deberían permitir la convivencia de diferentes estilos. ¿Qué quiere decir eso? Que a Japón, que tiene un perfil físico que no se puede equilibrar a Alemania, las reglas le permitiesen defender de una manera determinada para equilibrar esa deficiencia física. Por ejemplo, la regla del séptimo jugador no les beneficia. Porque si tú haces una defensa abierta y el contrario te ataca con uno más, la defensa se va al traste. Por lo tanto, esto impide que nuestro deporte termine siendo global, que es algo que todo el mundo busca. En la Olimpiada están deportes que son globales, en los que conviven estilos de todas partes. Cuando tú más limitas el éxito, estás perjudicando al mismo deporte. Y con ello, a su futuro y al concepto olímpico.

¿Es una lucha perdida?

No. Se han cometido algunos errores en el tema de la reglamentación. Si realmente lo que se quiere es un deporte global, hay que adaptarla para que haya una convivencia mayor.

Conectando con la absoluta, ¿ve posibilidades de que alguno de los júnior pueda estar en los Juegos?

Los Juegos Olímpicos están aquí a la esquina. Cuando se inicia un ciclo, está claro que hay un primer período de hacer pruebas y llamar a gente joven. Pero sin descuidar que cuando llegan las competiciones, tú tienes que tener un equipo competitivo. Porque si no lo tienes, de repente tienes un mal resultado y puedes caer, lo que hace que para poder clasificarte para algo tengas que competir contra equipos de más nivel. Quedar campeones de Europa nos permitió clasificarnos directamente al siguiente Europeo y al siguiente Mundial. Eso nos abrió un tiempo en el que pudimos hacer entrar gente nueva en la selección. Ahora estamos a las puertas de un Europeo que es clasificatorio para la Olimpiada. Dentro de un tiempo también vamos a tener el Preolímpico -si no obtenemos la plaza en el Europeo-. Y los jugadores que mejor nivel puedan ofrecer en la selección son los que van a estar.

Fueron campeones de Europa en 2016, pero en el Mundial no llegaron a semifinales. ¿Está el espectador mal acostumbrado? ¿No sabe entender que lo lógico es no ganar?

Eso es habitual. O ganas o para mucha gente ya no se consigue el objetivo. Lo que está claro es que ganar el Europeo fue algo impresionante, porque no se había conseguido nunca. Ganar una medalla es producto de que las cosas han salido muy bien. Y eso hay que saber valorarlo. Si no somos capaces, generaremos frustración, algo que no es bueno. Tenemos que ser conscientes de que los países están creciendo mucho en el balonmano. Hay países que están invirtiendo mucho en nuestro deporte y cada vez hay más competitividad. El hecho de que España siga estando entre los ocho mejores del mundo es un mérito. Y que gane una competición puntualmente, más. Que la gente no lo sepa valorar, vale. Pero nosotros tenemos que ser conscientes y tocar con los pies en el suelo para saber que debemos seguir siendo lo más competitivos posible y que el día que se nos aparece una oportunidad, hay que aprovecharla. Como pudo ser el Europeo de Croacia.

Con menos inversión que otros países, ¿cómo es posible que España siga siendo potencia?

Primero, porque hemos tenido una cultura balonmanística, los clubes trabajan, hay muchos jugadores... Hay chicos que están saliendo del país porque son buenos. También el nivel de los entrenadores, como demuestra que muchos estén en los mejores clubes de Europa y llevando selecciones. Eso quiere decir que la cultura técnica de los entrenadores es muy buena, algo que para formar jugadores es importante. Lo único que hay que ver es que todo lo que nos está pasando ahora no nos pase factura dentro de poco. Hasta ahora estamos viviendo de una época en la que los jugadores tuvieron la oportunidad de jugar en equipos de gran nivel en una Asobal muy potente. Eso ya no es así. Cuando pasa una cosa, las repercusiones no vienen automáticamente, sino que tú mantienes la inercia durante unos años. A partir de la Olimpiada de Japón se abre un tiempo en el que realmente veremos dónde estamos.

No me preocupa el éxodo de jugadores. Lo malo sería que ni se fuesen, ni los que se quedasen fuesen buenos

¿Preocupa el éxodo de talento?

A mí lo que me preocupa no es que los jugadores se vayan de la Liga Asobal. Eso es porque son buenos. Lo malo sería que ni se fueran ni los que tuviéramos aquí fuesen de calidad. Sería lo peor que podría pasar. Si un jugador se va es porque tiene una oferta mejor. El problema es que si no se va nadie y nosotros aquí mantenemos la liga que en estos momentos tenemos, algo no funciona. Hace unos años decíamos que Asobal iba a ser una liga de las oportunidades para los jóvenes porque iba a haber menos dinero y se iban a ir todos los extranjeros. Pero en realidad, no hay menos foráneos que antes. Lo único que ha cambiado es la nacionalidad de estos extranjeros. Antes teníamos a los mejores jugadores daneses, croatas... Ahora tenemos muchos jugadores, pero con un nivel más bajo. Y quizá mantenemos el número de jugadores españoles. Ése es el problema. Nosotros tenemos que generar jugadores y, si se van, quiere decir que estamos haciendo bien el trabajo. Y lo bueno sería que en un futuro la liga tuviese presupuestos mayores y que volviese a ser más competitiva y con más posibilidades, porque así nuestros jugadores querrían volver a jugar en ella.

¿Dónde está la solución?

En eso no puedo ayudar. No lo sé. Pero hay una cosa clara: hay inversión, hay equipo. ¿Por qué el Barcelona está por encima de Logroño o Ademar? Porque tiene más presupuesto y eso te permite fichar a los mejores jugadores. Los demás podrán trabajar muy bien, podrán aprovechar que tienen un equipo con química y podrán lograr una sorpresa. Pero no va a ser la tónica habitual. El Kielce, el Vardar o el Barça llegaron a la Final Four por su inversión. Si ahora nosotros pusiéramos al Ademar en la Final Four diríamos que eso es el ‘cisne negro’. Pero no sería lo normal.

¿La falta de dinero está agudizando el ingenio?

Totalmente. Los que estamos en el balonmano somos especiales, capaces de reinventar constantemente. Y eso es una de las mayores virtudes que tenemos. Un club pierde a un jugador y se reinventa. Es como si hay una herida y, de repente, por parte del Espíritu Santo, sana otra vez. Eso es gracias al talento de los técnicos y de los propios jugadores. ¿No tenemos altura? Vale, pero de repente quedamos campeones de Europa. Hemos tenido enfrente a equipos mucho más físicos. Pero ha ganado España. La gente de Europa se preguntaba cómo habíamos ganado si, por ejemplo, Francia es mucho mejor. Pero es que somos un país que nos reinventamos constantemente. Entonces, si no tienes gente alta, habrá que tirar por este lado de aquí. Y ese tirar por un lado diferente a los demás hace que podamos contrarrestar carencias que tenemos y de las que somos conscientes.

Creamos ilusión. No tenemos que motivarnos para jugar, sino lograr que otra gente se motive viéndonos

En estas competiciones, ¿se disfruta o se sufre más?

He tenido la gran suerte de vivir muchas experiencias en España y fuera. He pasado ocho años en América y una de las cosas que más aprendes es a relativizar. Eso te permite hacerte disfrutar de la actividad. En la selección me lo paso muy bien con los jugadores: entrenando, jugando, compitiendo... Está claro que cuando pierdes es frustrante. Pero para mí es un orgullo y solamente podría hacerlo si soy capaz de disfrutar. Disfruto entrando en el CAR de Granada con 70 críos una semana trabajando conmigo y con técnicos jóvenes. Todo eso no lo podría hacer si no disfrutase o no me ilusionase crear un proyecto. En cualquier sitio donde he estado no he ido solamente para llevar a una selección, sino para trabajar con jóvenes y crear una filosofía.

¿Disfruta más de los éxitos deportivos o de ver el legado que deja?

Lo más importante es disfrutar del momento. Tú no sabes lo que va a pasar mañana. Un día en el CAR de Granada es de disfrute. Un entrenamiento con la selección, igual. A los chicos siempre les digo: estar en la selección no es algo normal. Y si vosotros no lo entendéis como algo especial entonces es que no tenéis que estar aquí. Ésa debe ser nuestra filosofía. Nosotros no tenemos que buscar la motivación para jugar. Nosotros tenemos que hacer que la gente que nos ve se motive para jugar al balonmano. Es diferente. Y si no lo entendemos así es que no sabemos para qué somos útiles. No hacemos pan, no arreglamos coches... Nosotros generamos ilusión. Nadie nos tiene que convencer de que lo que hacemos es importante. Con nuestro trabajo tenemos que demostrar a los demás que quieren hacer lo mismo que nosotros.

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