Opinión

Rivas Fontán al teléfono

QUE NO haga declaraciones o que no pida el voto para nadie no quiere decir que no esté ahí. Porque a Rivas Fontán le ha sonado varias veces el teléfono esta campaña. Y en la precampaña, que el camino se acaba el domingo pero ha sido largo.

El primero en moverse fue Ciudadanos, de María Rey. Antes incluso de que el partido entrara en combustión y cogiese la velocidad de un sputnik, Rey se sentó con Rivas Fontán y le pidió consejos sobre el futuro y sobre el programa. El alcalde de Pontevedra entre 1979 y 1991 le ofreció algunas claves y un par de advertencias que solo puede saber alguien que ha estado dentro del tsunami. No sé si a Rivas Fontán se le podría aplicar la frase que dijo su antiguo compañero de batallas Xosé Luis Barreiro Rivas en la charla de Onda Cero y Cronopios, la semana pasada, «en política din moitas bofetadas pero levei as máis grandes», aunque tampoco pierdan el concepto demasiado de vista. Rey quiso ir un paso más allá e intentó conseguir que Rivas le diese su apoyo en un desayuno informativo celebrado en la precampaña. El político de Verducido se lo pensó bien y finalmente dijo que no: estaba más tranquilo en casa. Lo que sí hizo fue participar con Rodrigo Cota en una tertulia organizada por el partido de Albert Rivera este domingo. Fue lo máximo que se posicionó. Es decir, nada. Antes también lo había intentado María Biempica, que lo invitó a la presentación de su programa en el Teatro Principal, sin éxito.

Ambas, Rey y Biempica, sabían que un titular respaldándolas habría sido una buena publicidad. Sus ganas y empeño dan una dimensión de la atracción que aún constituye Rivas Fontán, 24 años después de dejar la Alcaldía y ocho desde que colgó el hábito de concejal. Los partidos cuyo principal caladero de votos son los descontentos del PP tienen claro quién les puede venir bien.

Uno de los problemas de Rivas fue que llegó a la Alcaldía con tres partidos diferentes (él se movía y los votos iban detrás), que dos de ellos ya no existen (UCD e Independientes de Galicia) y que del PP se marchó dando un portazo que aún resuena. No hay nadie que lo reivindique, que ponga en valor el trabajo realizado. Para todos es el enemigo, un tipo que nunca ha sido parte del rebaño. Han tenido que ser dos candidatas primerizas las que hayan reclamado sus servicios. No han sido las únicas. Ha habido otro partido que lo ha intentado. Pero esa es una parte de la historia que no se puede contar. Al menos, de momento.

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