A Roda que empezó a girar en Caldas

O Muíño fue el escenario elegido por los componentes del emblemático grupo de la canción de taberna para hacerse una fotografía que ilustró la carátula de su primer LP. Cuatro décadas después, regresa a sus orígenes para ilustrar su último trabajo y con una formación completamente renovada

Predominan los bigotes, algunos tienen barba, el pelo de casi todos podría considerase largo para lo que se llevaba entonces y la mayoría visten pantalones vaqueros. Junto a una lareira cuelgan chorizos, calabazas y piezas de carne. Comen pulpo y en un estante están apilados los platos para servirlo. Arde el fuego y el humo tiñe de negro la piedra. Son los componentes de A Roda, el grupo insignia de la canción popular y tabernaria y la foto fue tomada el año 1977 en la Taberna O Muíño, de Caldas de Reis, para ilustrar la portada de su primer LP, en el que figuran temas tan conocidos como Pousa, pousa, O andar miudiño y O gato.

Cuarenta años después, la pared no está tan ennegrecida, los muebles son de madera clara, las barbas están menos pobladas y el pelo escasea. Los pantalones vaqueros siguen de moda, y los chorizos están colgados de la lareira. La imagen corresponde a la carátula del último LP del grupo, titulado Cuarenta anos máis, y la foto fue tomada este mes en el mismo escenario. La formación está totalmente renovada con respecto a la original.

Los hermanos Luis y Suso Vaamonde y Luis y Adolfo Domínguez, José Luis Abalde, Ricardo, Pituco Abalde, Manuel Piña y Keno Cabrera formaron parte del grupo original, cuyo punto de partida se sitúa en una taberna de Vigo, llamada A Viuda, y en una mesa redonda entorno a la cual se sentaban a beber y cantar. En este lugar los escuchó el productor Xerardo Rodríguez, que pocos días después conseguía que grabasen su primer LP en una unidad móvil desplazada a Galicia.

O Elixio y O Chavolas eran otros lugares en los que se encontraban y hacían sonar sus voces acompañadas por una guitarra y las conchas de unas vieiras. A Roda era entonces un grupo formado por trabajadores, había algún representante del combativo sector naval, y estudiantes.

Tal vez por la fama de O Muíño, o porque alguno de los que estudiaban en la Universidade de Santiago lo descubrió, lo cierto es que este lugar fue el elegido.

Estudiantes y obreros formaban un binomio presente en los panfletos que salían de las vietnamitas y volaban por las calles reivindicando derechos sociales, laborales y autonómicos. "Los estudiantes y los obreros ponen los puntos sobre las íes", cantaba entonces el uruguayo Quintín Cabrera, interpretando un poema de su compatriota Mario Benedetti convertido en una canción titulada Seré curioso.

Algunos componentes de A Roda se dejaron oír interpretando canciones del grupo Mocedades, acompañados por varias chicas, antes de que se formase el grupo, que nació espontáneamente y durante varios años mantuvo este carácter, porque sus miembros no vivían de la música, por lo que era habitual que la formación variase de un disco a otro y pocas veces se repitiese en las actuaciones.

FITO. La profunda voz de Adolfo Domínguez, Fito, y sus pobladas barbas se convirtieron en el signo de identidad de un grupo que se estrenó con un gran éxito y supo mantener su identidad y la fidelidad de sus seguidores.

En una época en la que las ansias de libertad abrían el horizonte a otro tipo de intérpretes, cuyas letras encajaban en lo que entonces se denominaba la canción protesta, como Bibiano, Benedicto, Jei Noguerol, Luis Emilio Batallán o Miro Casabella, y grupos como Fuxan os Ventos, A Roda publicaba A foliada do Celta, que hicieron sonar miles de gargantas en el estadio de Balaídos.

Su primera grabación le hizo merecedor del Premio da Crítica de Galicia. A Roda vivió un constante ir y venir y actuó en Barcelona, Buenos Aires, México, Panamá, Bélgica, Argentina e Inglaterra. Con el paso de los años fue cambiando la composición del grupo, en el que predominaron las voces sobre los instrumentos.

Pasaron los años y las modas, pero la canción de taberna mantuvo sus adeptos y A Roda siguió estando presente. La renovación era casi absoluta en la recta final del siglo XX. La muerte de Fito Domínguez, en el año 2012 y abrió un interrogante sobre su futuro.

Alfredo Dourado, su hijo, cogió el testigo y toca el bajo; Manuel Dopico, la guitarra, y Xan Barcón, las gaitas. David Cabaleiro se encarga de los teclados, Álex Nores de la guitarra y Cristian García es el batería. La mayoría son profesores de música, Viven en Ortigueira, Moaña, Redondela, Vigo y A Illa de Arousa, ensayan en sus domicilios y se ven cuando actúan.

"Seguimos loitando para cumprir outros corenta anos máis", afirma Alfredo, y en un tiempo en el que la canción de taberna quiere recuperar el auge de tiempos pasados, señala que el repertorio de A Roda ya no se limita a la música popular, los instrumentos tienen más protagonismo que antaño y busca otros públicos, "aínda que aos mozos segue gustándolle O miudiño", agrega.

RUEDAS. Tampoco O Muíño es el mismo. Las ruedas, que sirven de mesa, siguen caracterizando la taberna, pero hoy cuenta con una terraza, al borde del Umia, que sigue siendo un problema cuando se desborda.

El local donde se encuentra fue construido en 1780, dejó de funcionar dos siglos después y reabrió sus puertas en junio de 1965, convertido en una taberna que pusieron en marcha Moncho el de Registro, Luis Lelo, Moncho O Rizo, Benito Gago, José Benito Pinta, Manolo Chicán y Pepe Tobío.

Comida y bebida se pagaban aparte. Al frente de los fogones estuvieron Julio, El Carcelero, y Andrés, El Legionario. Churruca servía vino con dos jarras, que contenían vino de O Ribeiro, pero hacía creer que llenaba la taza con país a quien se lo pedía.

La higiene era secundaria, también para las autoridades que por sus cargos deberían velar por ella y acudían al local a beber y comer. Las cosas cambiaron en este aspecto, pero no por eso perdió el encanto de lo genuino.

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