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Rueda baja a la calle

Mucho antes de mayo de 2015, fecha en la que el PP perdió la provincia de Pontevedra , militantes y simpatizantes del PP no veían la manera de deshacerse de Rafael Louzán . No lo podían decir en voz alta, pero lo decían: Louzán se había convertido en un lastre demasiado pesado en un territorio que siempre había sido fiel al Partido. Las quinielas para su sucesión, de hecho, empezaron a cubrirse a finales de 2014.

Cuando Louzán anunció su intención de no renovar en el cargo, casi todos se arrodillaban y alzaban sus rostros al cielo y daban gracias y mesábanse los cabellos y rasgaban sus vestiduras y sacrificaban corderos dando gracias a los dioses. Incluso unos pocos, los cuatro louzanistas que quedaban en la provincia, se tomaban de las manos y cantaban: "Cállate, niña, no llores más, tú sabes que mamá debía morir. Glory, glory, ay, ay, ay. Nunca sabrás cuánto sufrió. Ahora ella duerme sin fin, es mejor que sea así. No llores, no llores más. Glory, glory, ay, ay, ay". Nadie discutía ya que Rafael Louzán se había transformado en un cadáver andante, un zombi político cuya muerte definitiva era cosa de pocos meses y de pocas urnas.

Pero entonces una nueva preocupación surgía en el horizonte. ¿Quién sucedería al zombi? El más deseado era Rueda , pero nadie creía que fuera a dar el paso. Vicepresidente de la Xunta, secretario general, sucesor natural de Feijóo para el caso de que el presidente decidiera retirarse o irse a Madrid .

Hace unos días, sin embargo, anunciada la fecha del congreso, su nombre empezó a sonar con fuerza. Cuando Cores Tourís el viernes no se autodescartaba, ya había voces sigilosas que anunciaban a gritos que el candidato sería Rueda. Rueda no confirmaba ni desmentía, que es una forma muy sonora de decir que sí. Cuando ayer por la mañana se confirmó que anunciaría a las 12:00 su candidatura, en el PP nuevamente casi todos se arrodillaban y alzaban sus rostros al cielo y daban gracias y mesábanse los cabellos y rasgaban sus vestiduras y sacrificaban corderos dando gracias a los dioses.

La decisión de Rueda despeja muchos caminos. Evita la posibilidad de una guerra provincial por la sucesión del malogrado Louzán, eliminando cualquier opción de batallas entre reyezuelos. Genera esperanzas sobre una renovación interna que era necesaria desde hace ya demasiado tiempo. Acaba con cualquier esperanza del louzanismo de perpetuarse en el poder y da alas a las expectativas de nuevas hornadas de líderes locales hasta hoy ensombrecidos por el anterior líder.

Más allá de los retos inmediatos, como salvar los resultados en una eventual repetición de las generales, tratar de renovar e poder autonómico, Rueda tiene un objetivo a medio plazo: recuperar la provincia, insuflar ánimos a los suyos, y para ello debe trabajar especialmente Vigo y Pontevedra. Aunque las grandes ciudades no dependen directamente del liderazgo provincial, Rueda conservará suficiente influencia en Compostela como para marcar pautas. Ni en una ciudad ni en la otra el PP despega. Casi un año después de las últimas municipales, en Pontevedra y Vigo los populares permanecen igual de noquedaos que en la noche del recuento. Están pidiendo a gritos que venga alguien a ponerles las pilas. Era sabido que tanto Lores como Caballero protagonizarían mandatos cómodos, pero de ahí a que quienes lideran la oposición se dediquen a alfombrarles el camino hay un trecho.

En Pontevedra se rumorea desde hace tiempo que puede renovarse alguno de los miembros del equipo de Moreira, algo que sería más que conveniente y daría entrada al octavo de la lista, a quien muchos ven como un valor en alza. En todo caso, el grupo está totalmente desangelado y moviéndose a bandazos, siempre a remolque de los otros grupos de la oposición; en Vigo, ni eso. Hay otras plazas importantes, como Vilagarcía o Sanxenxo , que también echan en falta a un líder que ponga un poco de orden o marque directrices, pues Louzán ha desistido de sus responsabilidades hace tanto tiempo que muchos ya han olvidado hasta su nombre.

De Rueda se dice que es político que disfruta más de la calle que de los despachos. Se mueve bien entre la gente, sabe motivar a los que viven horas bajas y sabe formar equipos. Se verá de quiénes se rodea. Sin alejarnos mucho de nuestra comarca, hay gente como Jorge Cubela , María Ramallo o Ángel Moldes que pueden cobrar protagonismo. Pero más interesante que quienes pueden rodear a Rueda será ver quiénes son arrinconados. El PP de Pontevedra lleva tanto tiempo a la sombra de Louzán, y hay tanta gente que ha crecido por pura simpatía al líder, que no será fácil pedir a algunos que se aparten. También es cierto que todos coinciden en que si hay alguien con poder e influencia para hacerlo es Rueda. «Autoridad y mano izquierda», me decía hoy mismo un líder local, "y para eso no hay nadie mejor". Lo que está claro es que el PP estaba pidiendo a gritos un cambio profundo y un liderazgo fuerte, y de todos los nombres que sonaban en las quinielas éste era el más deseado.

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