Son el alma del aplauso diario, a las ocho de la tarde, en agradecimiento a la labor de los sanitarios y los cuerpos de emergencia. Confinados como están, los y las más jóvenes de la casa se asoman a la calle cada jornada para contagiar alegría, solidaridad y gratitud. Este sábado, en el exterior del Hospital Provincial, se intercambiaron los papeles.
Niñas y niños fueron el objetivo del personal sanitario, que se lanzó a la plaza con pancartas y banderas arco iris (convertidas ya en el símbolo de la resistencia), para agradecer el impulso y ánimo recibidos cada tarde, desde cada rincón de la ciudad. Acompañados por sus padres, los más pequeños saludaron el gesto desde las ventanas y los balcones. En medio de la crisis, sonrisas. Contra el virus maldito, la infalible vacuna de la solidaridad.
