Blog | Marta está harta

Cómo ser madre de un adolescente y no morir en el intento

Cuando nuestro hijo o hija ha entrado en la adolescencia nuestra función se puede complicar un poco más. Hay que gestionar un arsenal afectivo, que en ocasiones se descontrola. Los sentimientos se remueven y se intensifican a lo largo de esta etapa en la que el adolescente conquista su autonomía. Esto le lleva a iniciar comportamientos que le van a servir para comprobar el amor y la confianza que sus progenitores le tienen: es infinita. Se encuentra en un periodo de cambio e inseguridades, y al estar tan poco seguro de lo que siente y de lo que es, necesita, aunque dé una imagen de extrema confianza, que alguien les guíe y les tranquilice.

Aquí tenemos la teoría. Pero a ver quién los guía y tranquiliza sin tener que recurrir al cuarto y mitad del Prozac, cuando su adolescencia les empuja a enfrentarse a todo aquello que tienen delante: padre, madre, profesor o amigo. Y es que como recita el sabio refranero español, qué atrevida es la ignorancia. Y los adolescentes son muy ignorantes y en consecuencia muy atrevidos, tanto que consiguen hacer una serie de tonterías, que si eres capaz de observarlas desde fuera y con objetividad te harán mucha gracia, pero claro, lo difícil es observarlas como madre sin que te de un ictus o en su defecto una angina de pecho.

Soy consciente de que la tarea de ser madre o padre de adolescente es difícil, qué me vais a contar, y que observar con tranquilidad como tu hij@ anda por el mundo como elefante por una cacharrería es una tarea casi imposible. Pero desde mi experiencia de madre y educadora puedo aconsejaros que os tranquilicéis, que en el 80% de las ocasiones os mordáis la lengua y hagáis de tripas corazón y os olvidéis de eso de ser amigos de vuestros hijos. Porque en primer lugar vuestros hijos no quieren que seáis sus amigos, sólo quieren que seáis sus padres. Y en segundo, os puedo asegurar que muy pocos padres son capaces de ser amigos de sus hijos adolescentes sin tomar psicofármacos. 

Cómo mejorar la comunicación entre padres e hijos adolescentes

Eso sí, hay que ser firmes en ese 20% de servicios mínimos. Marcad líneas rojas y que no os importe lo que hagan o digan los otros o todos. Ya sabéis que todos siempre hacen más cosas y van a más sitios que vuestros hijos, así que no os dejéis llevar por la presión. Y finalmente, sentaos, observad, y si sois capaces, disfrutad, porque insisto: nuestros hijos adolescentes pueden llegar a ser muy graciosos y a través de ellos podéis hacer maravillosos viajes a vuestro pasado. Que los comportamientos siempre son los mismos, no importa el siglo del que vengamos.

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