Sesenta veranos en Raxó

A finales de los años cincuenta, los madrileños López Arrieta llegaron a la localidad poiense. Desde entonces, nunca dejaron de veranear en la parroquia, donde pasan julio, agosto y septiembre. El domingo se premiará su fidelidad y lealtad turística
Varios miembros de la familia López Arrieta, que recibirán una placa conmemorativa el próximo domingo, posan en el muelle de Raxó
photo_camera Varios miembros de la familia López Arrieta, que recibirán una placa conmemorativa el próximo domingo, posan en el muelle de Raxó

Cada mes de julio, llegaba a la parroquia de Raxó un microbús cargado de baúles. En él viajaban desde Madrid los López Arrieta y sus trece hijos. Sesenta años después, poco han cambiado las costumbres: 30 Arrietas se reúnen durante tres meses para pasar un verano en familia.

Su lealtad turística será homenajeada el próximo domingo, día en que recibirán la placa Homenaje al Turista de la Asociación de Veciños A Laxe de Raxó, que, presidida por Cándido Dasilva, premia desde 2013 a los más conocidos y fieles veraneantes.

Juana López Arrieta, que ahora tiene 64 años, recuerda el lugar como "un pueblo marinero, pequeñito". A finales de la década de los cincuenta había pocos veraneantes. "Alguno que otro de Ourense, pero pocas familias".

La playa era y sigue siendo su lugar favorito, donde pasa las mañanas nadando con su familia y amigos. Por la tarde hace pequeñas caminatas por el valle de Dorrón, que es su ruta favorita. También le gusta "ir a tomar unos vinitos" a los bares de la parroquia. En resumen, "lo típico que se hace en verano".

"Eran cosas de chavales. Yo era feliz todo el verano, la mejor época del año. Estar allí, para mí, era la libertad" 


Juana recuerda con cariño aquellas tardes en las que, tras comer, "dejaban libres" a los hermanos por el pueblo. De esta forma, y junto a los hijos de otras familias que también pasaban allí sus vacaciones, iba a coger moras, de las que dice que "ahora ya no hay tantas".

Algunas de estas familias, afirma, ya recibieron la placa que los homenajea como turistas fieles de Raxó. Con ellos, jugaban en las rocas y solían ir a un pinar que ahora ya no existe porque se construyó en su lugar. También "robábamos manzanas... Bueno, más bien, coger una manzana cada uno, comérsela y salir corriendo de allí", explica, divertida.

Chocolatadas y tortilladas también eran otras actividades típicas entre los hermanos Arrieta. "Teníamos doce años, ¿cómo nos dejaban? No me imagino a ningún sobrino mío haciendo eso", reflexiona.

Eran "cosas de chavales. Yo era feliz todo el verano, la mejor época del año. Estar allí, para mí, era la libertad", resume, al borde de la emoción que le suscitan los recuerdos de aquellos días.

Pero Raxó no se ha acabado. "Ahora, nado todos los días, me pego caminatas hasta el valle de Dorrón y tengo un montón de amigos de toda la vida". Esto significa ir a la playa "parando cada dos por tres" para saludar a todos los conocidos que ha ido haciendo a lo largo de los últimos sesenta años.

Los trece hermanos vivían con sus padres en la Rúa Clemente Echevarría, pero, al poco de empezar a pasar las vacaciones en la parroquia, se mudaron unas calles más arriba. En la actualidad, cada uno de los ocho hermanos que veranean en el pueblo alquila una casa con su familia, llegando a ser cerca de 30 Arrietas en total.

"Ahora, nado todos los días, me pego caminatas hasta el valle de Dorrón y tengo un montón de amigos de toda la vida"

"Nosotros, los mayores, tenemos la misma idea y el mismo cariño que sienten mis sobrinos por Raxó", asegura Juana. Los bisnietos de sus padres (que tienen sólo 2 y 6 años) ya pasan sus veranos en el pueblo, por lo que el relevo generacional está asegurado, al menos de momento.

Además, aunque antes pasasen tres meses en la villa, ahora es difícil, porque en los trabajos de sus sobrinos tienen un mes de descanso. Por fortuna, es en agosto cuando la gran mayoría de la familia puede verse. Sin embargo, cuenta Juana, una de sus sobrinas vive en Alemania y siempre acuden 15 días, "aunque se suelen quedar un poco más", sostiene la sexagenaria.

LA PLACA. Juana y el resto de los Arrieta encaran el otorgamiento del Homenaje al Turista con ilusión. Sin embargo, a quien más le habría gustado la entrega del premio es a su madre: "sé que si ella viviese hoy en día, le hubiese hecho muchísima ilusión", porque "le tenía un cariño especial a este pueblo". Los más mayores del lugar todavía evocan a la mujer, que era conocida en el lugar.

La Asociación de Veciños A Laxe organiza para el próximo domingo a las 12.00 horas, en el Centro Cultural Xaime Illa, una pequeña fiesta con pinchos, en el que se dará el premio a los Arrieta.

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