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Tiempo de políticos multimarca

Resulta un tanto sorprendente que al precandidato a las primarias del PSdeG Xaquín Fernández Leiceaga le echen en cara, por ejemplo, su pasado en el BNG, partido en el que estuvo casi dos décadas, hasta que en 2002 se pasó a las filas socialistas. Igual que a la nueva número dos de Podemos, Celtia Traviesas, le recuerden ahora su papel de asesora del PSdeG en la Diputación de Lugo. O la doble militancia PSOE-Podemos de la compostelana Beatriz Estévez que tanto revuelo ha montado en Raxoi. "Soy socialista pero me encuentro cómoda en Podemos", llegó a decir la que fue número siete de la lista de los del puño y la rosa el pasado 24-M.

Sobre todo porque la política que viene apunta precisamente a todo lo contrario: enarbolar unas únicas siglas o tener un solo carné de militancia resulta ya un tanto anticuado. Es tiempo de confluir. Con lo que sea, pero confluir al fin y al cabo. Los partidos, siglas y marcas se multiplican y confluyen generando nuevos partidos, siglas y marcas. Aparecen alianzas puntuales, coaliciones electorales, formaciones instrumentales... Y así hasta el infinito y más allá en una espiral sin fin. Y no se trata de juzgar si es mejor o peor, que de eso ya se encargan las urnas. Simplemente se trata de asumir que existe un nuevo escenario político y no todos quieren hacerlo.

En el fondo esto de los políticos multimarca es algo que siempre existió, aunque no de forma tan exagerada, claro. Por ejemplo, uno podía ser del PPdeG y pertenecer al birrete o a la boina; o a Nuevas Generaciones. Igual que en el PSdeG, donde hubo momentos en que uno podía formar parte también del Novo Socialismo Galego de Iván Puentes, de aquel Somos Socialismo de Luis Piña o de la corriente En Positivo de Gonzalo Caballero. Y en el BNG ya están acostumbrados desde su fundación a ser del Bloque y al mismo tiempo de alguien más, se llame UPG, MGS o el que sea.

Algunos de los dirigentes de moda viven en una auténtica sopa de letras

Lo que ocurre es que ahora, con la llegada de la nueva política, el efecto de todo esto se multiplica hasta límites inimaginables antaño. Le ocurre, por ejemplo, al alcalde de Santiago, Martiño Noriega. Él es quizás el mejor representante de este nuevo modelo de servidor público porque es dirigente de Anova, pero dentro de este partido nacionalista pertenece a la corriente Encontro Irmandiño. Sin embargo, llegó a la alcaldía de la capital gallega bajo las siglas de Compostela Aberta, una de las mareas integradas por varias sensibilidades. Por si este cambalache resultase soso, Noriega es desde 2012 un firme defensor e impulsor de Alternativa Galega de Esquerda (Age) y, más recientemente, también mitineó con la coalición En Marea. Para la campaña de las generales se sumó a las filas del movimiento Encontro Cidadán por unha Marea Galega, mientras que hace menos de un mes se ofreció para tender puentes con Mareas en Común, el movimiento que agrupa a varias candidaturas ciudadanas de municipios gallegos y que acaban de parir un nuevo proyecto llamado Marea Viva. Ya para terminar, como firme defensor de la transversalidad política, avaló la presencia de su formación [Anova] en el nuevo Foro Galego, el espacio impulsado por escindidos del BNG y otros nacionalistas que encabeza el alcalde de Vimianzo, Manuel Antelo.

Este párrafo interminable se puede resumir así: Noriega participa directa o indirectamente en Anova, Encontro Irmandiño, Compostela Aberta, Age, En Marea, Encontro Cidadán por unha Marea Galega, Mareas en Común, Marea Viva y Foro Galego. Si además resulta que es socio de la SD Cacheiras y tiene la tarjeta del Ikea Family, la cosa ya se complica, porque además de un asesor para organizar su agenda y días de 35 horas necesitará una buena mochila para guardar todos los carnés.

Bromas aparte, esta forma hiperbólica de ilustrar esa transversalidad de la política actual dice mucho a favor de los que la practican por su elevado grado de implicación en los proyectos políticos; pero también tiene sus riesgos, especialmente de cara a un electorado cada vez más confuso ante semejante sopa de siglas. Porque a este paso obligarán al ciudadano de a pie a acudir a los mítines con un croquis bastante más complejo que el de las familias y linajes de Juego de Tronos para alcanzar a identificar bien de dónde viene el mensaje.

Por eso, los espacios de la izquierda tan dados a este nuevo formato político tendrían que empezar a plantearse movimientos anónimos, como hicieron Pérez Bouza y los suyos al abandonar Compromiso por Galicia, que no quisieron saturar más el mercado electoral y se limitan a participar a título individual en las confluencias.

O eso, o se vuelve a la antigua fórmula de toda la vida en la que los partidos políticos se dividen en dos: los nuestros y los otros.

Joven no siempre es renovado
Y de igual forma que las críticas a Leiceaga o cualquier otro político por su pasado en otro partido legal y democrático no tienen mucho sentido, tampoco lo tienen las dirigidas a su competidor en las primarias del PSdeG José Luis Méndez Romeu por su edad. Porque está muy de moda identificar la renovación de los partidos con apostar por la juventud, aunque joven y renovado no siempre van de la mano.

Le ocurre a la líder del BNG, Ana Pontón, nacida en Sarria en 1977. Indudablemente es joven, pero toda su vida profesional transcurrió sobre la moqueta, acumulando ya doce años en el Parlamento gallego, donde entró en 2004. Lo mismo que el nuevo líder provincial del PP coruñés, Diego Calvo. Es de la cosecha de 1976, o sea, joven, pero casi no se le conoce vida profesional más allá de la política, tras empezar en O Hórreo allá por 2003. Y como ellos hay muchos más. Transmiten juventud, pero su imagen no aporta frescura o renovación.

Por cierto que Leiceaga y Romeu empezaron en política institucional al mismo tiempo, en las municipales de 1987: el primero en las filas del BNG en Noia y el segundo, en A Coruña con Paco Vázquez.

Feijóo parece tener a su favorito
Y sin abandonar las primarias socialistas, una anécdota: aunque como es lógico en público no lo dice, Alberto Núñez Feijóo parece tener cierta simpatía por Méndez Romeu. Sean cálculos electorales o sea simplemente que el roce hace el cariño, lo cierto es que en el Parlamento ya se dirigió a él como el candidato del PSdeG para las autonómicas, dando por hecho que ganaría las primarias. Y por si ese gesto no fuera suficiente, en el Fórum Europa protagonizado en Santiago por Miguel Santalices el presidente fue a saludar al socialista coruñés con enorme efusividad y saltándose el protocolo.

CLAN CABALLERO, EL TÍO NO AVALÓ AL SOBRINO
Finalmente Gonzalo Caballero se quedó fuera de la lucha por encabezar la candidatura del PSdeG a la Xunta de Galicia al no reunir los aproximadamente mil avales exigidos por las normas internas del partido. Dentro del sector que apoya al coruñés Méndez Romeu hay quien no entiende como Abel Caballero, alcalde de Vigo y tío de Gonzalo, no usó su todopoderosa influencia en la provincia de Pontevedra para conseguir que su familiar pasara el corte, argumentando que en una batalla a tres Romeu tendría muchas más opciones frente a Leiceaga. La razón es que el compostelano y el vigués compiten en cierto modo por el mismo espacio de afiliados, lo que haría buena la máxima de divide y vencerás. Se comenta que una vez que Romeu logró los avales, el sector pachista en Ourense sí le regaló algunos a Gonzalo Caballero siguiendo esta estrategia, pero las malas relaciones -reconocidas públicamente- entre tío y sobrino en Vigo parece que prevalecieron sobre la estrategia política. El resultado de todo esto ya se verá.

PAULA PRADO, DE VISITA EN EL PARLAMENTO
La senadora compostelana del PPdeG Paula Prado abandonó en enero de este año su escaño en el Parlamento gallego para marcharse a la Cámara alta, aunque no por ello perdió la vinculación con su tierra, como les ocurre a otros políticos en cuanto cruzan Pedrafita y el Padornelo con un cargo bajo el brazo. De hecho, es habitual verla en actos del partido tanto de la provincia de A Coruña como a nivel autonómico y hasta asistió al último pleno de la Cámara autonómica. ¡Nunca está de más dejarse ver un poco en tiempos de configuración de listas electorales! En concreto, Prado siguió desde la bancada la sesión de control en la que el presidente Feijóo respondió a la oposición sobre economía, financiación autonómica y medio rural. La compostelana tenía cara de echar de menos a sus ya excompañeros, la tribuna del viejo Pazo do Hórreo y las batallas dialécticas en las que tenía tanta facilidad para enzarzarse. Por cierto, su asiento en el hemiciclo lo ocupa actualmente la friolense Isabel García Pacín.

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