"Todas as mulleres fumarán"

Dolores A Capeira fumó, bebió vino y jugó a las cartas con los hombres en un bar de Valga ▶Manolo de Regina, su sobrino nieto, la considera una feminista adelantada a su época

Dolores A Capeira encendiendo un cigarro frente al Bar Comparada de Valga. CEDIDA
photo_camera Dolores A Capeira encendiendo un cigarro frente al Bar Comparada de Valga. CEDIDA

Que fumar era cosa de hombres es una frase que permaneció grabada en el imaginario popular hasta hace unas pocas décadas. La publicidad del tabaco siempre estuvo asociada al sexo masculino, y echarse un cigarro fue una suerte de iniciación, de paso entre la niñez y la adolescencia. El recuerdo que se mantiene vivo en Valga de Dolores, A Capeira, es la de una figura recia con un cigarro en mano.

Nació en el año 1898 en una aldea llamada Laxes, situada en la parroquia de Cordeiro, la bautizaron con el nombre de María Dolores, y el apodo lo heredó de su familia, cuyos miembros eran conocidos como Os Capeiros. Vino al mundo en un entorno que bien podría considerarse privilegiado porque sus ascendientes eran los propietarios de una casa de piedra, ganado, numerosas fincas y varias parcelas en el monte.

Cuando regresó de Argentina, Dolores A Capeira era una mujer cuyas costumbres eran observadas con reticencia, curiosidad, asombro e incomprensión, por la sociedad de entonces

Pero esta situación no impidió que su padre y dos de sus hermanos mayores afrontasen la singladura de cruzar el océano Atlántico para abrirse nuevas perspectivas de futuro en Argentina, como hicieron entonces tantos miles de gallegos. A Dolores también le llamó la atención aquel país, y quiso seguir el camino de los hombres de su familia tiempo después.

Manolo de Regina, su sobrino nieto, que cuenta su historia, no sabe explicar el motivo, pero lo cierto es que A Capeira estaba de regreso a Valga apenas dos años después de emprender el largo viaje de dos semanas en un barco. Posiblemente se hubiese quedado si su familia no hubiese hecho lo posible para obligarla a retornar, plantea, aunque reconoce que no deja de ser una hipótesis que no cuenta con testimonios que respalden su certeza.

Pero lo que está absolutamente acreditado es que cuando regresó de Argentina, Dolores A Capeira era una mujer cuyas costumbres eran observadas con reticencia, curiosidad, asombro e incomprensión, en muchas ocasiones, por la sociedad de entonces. Alta y fuerte, su presencia contrastaba con la mayor parte de las mujeres y también de muchos hombres. Además de por su aspecto, su figura resultaba inconfundible porque caminaba ayudándose de un largo bastón por Valga, Padrón, Catoira, Pontecesures Cuntis y otros municipios del entorno.

"Según mei pai, sobriño paterno dela nunca comulgou coa sumisión das mulleres na aldea machista de entonces (e agora tamén lle chega ben)"

Otra característica que la diferenciaba absolutamente del resto de la población femenina estriba en que además de encender sus cigarros con un chisqueiro, era asidua al Bar Comparada, donde tomada la chiquita rodeada de hombres y jugaba a las cartas con ellos.

Vivió la vida como quiso y no se le conoce oficio alguno. Mientras la mayor parte de sus vecinos trabajaban de sol a sol para ganarse el sustento diario y poco más, ella supo administrar sus propiedades para mantener su soberanía económica sin verse obligada a bajar la frente ni la espalda.

Era la administradora única de varias propiedades, en una época en la que las mujeres no podían disponer de ellas sin el consentimiento de sus esposos, que fue vendiendo a medida que necesitaba dinero, y así llegó hasta la recta final de su vida.

Nunca la vieron en la iglesia en la misa de domingo y tampoco en la que se celebraba todos los días, y fue una mujer bondadosa, subraya Manolo de Regina, que iba a su aire, vivía y dejaba vivir y era consciente de ser el blanco de no pocas críticas.

Cuando el paso de los años la obligó a depender de otros, no le faltó el calor de un hogar, la casa de su sobrino nieto, en la que transcurrieron los últimos años de su vida. Manolo de Regina recuperó la figura de una mujer que vivió a contracorriente, en un mundo de hombres, y siempre fue respetada, señala

"Foi unha das pioneiras do feminismo en Valga. Foi, posiblemente sen sabelo ela, unha precursora dos dereitos da muller, rompendo ideoloxías machistas", expone Manolo de Regina en un texto publicado en la Galería de Estudos do Baixo Ulla.

"Según mei pai, sobriño paterno dela nunca comulgou coa sumisión das mulleres na aldea machista de entonces (e agora tamén lle chega ben)", señala.
El padre de Manolo de Regina fue su confidente. "Dicíalle que con ese xeito de vida non lle facía mal a ninguén; dicía que era unha muller libre, xa que non tiña un home que a manexara", escribe.

"Os pícaros (por miña irmá e meu irmán) non me poden ver porque me ven fumar, pero algún día todas a mulleres fumarán e irán á taberna; xa o verás", comentaba. Y su vaticinio se cumplió. "Hoxe, A Capeira sería unha muller contemporánea", concluye su sobrino nieto.

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