La tensión generada por el conflicto de Nexia va en aumento. Las deudas contraídas con acreedores y trabajadores han ido caldeando el ambiente, tornando las relaciones cordiales y las protestas pacíficas por encuentros menos amables.
El último tuvo lugar en la tarde de este martes en las instalaciones de la constructora, donde, según denunció uno de los afectados, se vivió "un episodio de tensión" entre algunos trabajadores y responsables de la empresa. "Esto ya está desencadenando un foco violento. Es un escándalo", comentaba el testigo tras lo sucedido.
Los operarios, que un día antes se habían concentrado en las oficinas, siguen combatiendo la incertidumbre que mantiene en vilo su futuro laboral. De hecho, la mayor parte desea poner fin a sus contratos para romper los lazos con la empresa, la misma que les adeuda una nómina y una extra, y que no les encomienda ninguna tarea ante la falta de material. "Ogallá nos botaran dunha vez. Estamos agonizando para nada", reiteró este martes uno de los asalariados.
Parte de la plantilla, integrada por más de 60 trabajadores, asistió a una reunión el pasado lunes con dos personas "de una nueva asesoría" que se presentaron como "los nuevos responsables de administrar el caso" y que señalaron que la empresa sopesa la posibilidad de aplicar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), así como la opción de expedir certificados de baja laboral por lotes, "algo que nos dejó atónitos". Sin embargo, los empleados salieron del encuentro "como entramos, sin tener claro qué es lo que van a hacer".
La Inspección de Trabajo todavía no ha aclarado cuál es su propuesta para poner fin a los contratos y, mientras tanto, el número de pancartas y de pintadas en contra de los anteriores administradores va in crescendo. La carretera de Ponte Caldelas (PO-532) que da acceso a las instalaciones de Nexia apareció este martes con varias lonas colgadas en las que se emplaza al ex propietario, Pablo Valiñas, a vender la cantera y en la que se le acusa de "ladrón". Además, unas pintadas en la calzada señalizan la entrada a las instalaciones con un vaya peligro.
Precisamente, el empresario en cuestión vendió hace un mes la compañía a otra sociedad (Realcom Maquinaria) y su actual administrador es José Luis Martínez Rodríguez, que sigue manteniendo que la idea es reflotar la empresa. Este ha solicitado el preconcurso y, junto al resto de directivos, ha comunicado a proveedores y subcontratas que "en los próximos días" se pondrá en contacto con ellos para organizar una Junta de Acreedores. Por su parte, los acreedores, que calculan una deuda de unos 8,5 millones, se están reuniendo con los ayuntamientos que tienen certificaciones pendientes de abonar para solicitar su retención. El objetivo: desviar estas cantidades a la amortización de deuda.
