Opinión

Unidad ante el terror

NO SIEMPRE resulta sencillo elegir un tema sobre el que escribir esta columna. Aunque este viernes la noticia del día pasaba por el horror y resultaba imposible quedarse impasible ante algo así, no sobrecogerse por las imágenes que nos llegaban de Niza. En A Mariña estamos inmersos en el ocio veraniego, con fiestas en cada rincón y con la libertad y la tranquilidad que dan las vacaciones. Un ambiente muy parecido al que, a última hora del jueves, vivían las personas que disfrutaban de los fuegos artificiales del 14 de julio en la ciudad francesa. Pero la noche perfecta se tornó en desgracia. Resulta estremecedor escuchar los testimonios de los testigos. Ver como el miedo y el desconcierto que provoca una situación así nos hace actuar de una u otra manera. Convertirnos en personas que ni siquiera sabíamos que éramos al enfrentarnos a algo que nunca pensamos que podría pasarnos.

Ahora las muestras de solidaridad con Francia se suceden por todo el mundo. Y esa unidad que surge siempre que ocurre una tragedia como esta, debería ser el punto de partida para intentar frenar al terrorismo. Esa unidad debería mantenerse siempre, porque sin ella la solución será complicada.

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