Un viaje alrededor del mundo sin salir de Vilagarcía

Leo recrea en sus fiestas en el balcón vestimentas, gastronomía y músicas del planeta con la ayuda de su madre, Mar
Leo y su madre, Mar durante una de las fiestas que organizan. CEDIDA
photo_camera Leo y su madre, Mar durante una de las fiestas que organizan. CEDIDA

Viajar no se reduce a desplazarse físicamente de un lugar a otro. Miles de personas cruzan todos los días las fronteras por motivos laborales y apenas cuentan con experiencias de los países a los que acuden por uno u otro motivo. Los hay que limitan su conocimiento del medio al entorno del hotel donde se alojan cuando están de vacaciones.

Otros son capaces de dar la vuelta al mundo usando la palanca más poderosa jamás creada, la imaginación, y el vehículo de los sonidos, los olores, las sensaciones, la gastronomía, la historia o la cultura son los medios para conseguirlo. Uno de ellos se llama Leo, en marzo cumplió seis años y su base de operaciones se encuentra en el piso en el que vive, que está situado en la céntrica Rúa Padre Feijóo de Vilagarcía, a escasos metros de la Praza de Galicia.

INDIA. Todos los días sale al balcón para interpretar improvisados conciertos. A falta de sitar, cuando le llegó el turno a la India, emuló al maestro Ravi Shankar, acompañando la percusión con un salterio. En otra ocasión convirtió es te reducido espacio en un estudio donde llevó a cabo un personalísimo programa de radio y también recitó algún poema-cuento del que es autor.

Por la mañana, después de desayunar, eligen el país. Un puzzle gigante y los atlas son las alas de la imaginación

Un día probó con un violín y con una guitarra eléctrica y se decidió por el primer instrumento. Haciendo sonar su voz a través de un micrófono, después aclaró a los vecinos que el destinatario del concierto era la primavera, porque se trataba de dar la bienvenida a los pájaros, a los árboles y a la naturaleza en una fecha tan señalada que no podía quedar marginada y olvidada por los efectos provocados pro el Covid-19.

Antes de cada pase realiza algunos ensayos en el piso, y nunca falta a las cita de las ocho de la tarde, cuando llega el momento de aplaudir a los que luchan contra la pandemia. "No es nada del otro mundo", afirma su madre, Mar Cuba.

LOS ATLAS. "Simplemente que cada día hacemos la fiesta de un país o de una zona del mundo, porque es un tema que le interesa al niño". Por la mañana, después de desayunar, eligen el país y planifican el día. Un puzzle gigante y los atlas son las alas de la imaginación. "Con eso nos lo vamos montando", agrega.

Mar Cuba argumenta que es necesario tratar de abstraerse, dentro de lo posible, de la crisis sanitaria

Las pantallas, tanto del ordenador como de la televisión, están marginadas. Desde que comenzó el confinamiento, vieron un concierto de Rozalén porque intervino una interprete de lengua de signos, y Mar Cuba también lo es. "Un día vimos un ratito de una película, y poco más", apunta.

Se visten con atavíos del país elegido, escuchan canciones que los identifican, realizan un repaso por su historia y recrean sus tradiciones. Cuando llegó el turno de Arabia Saudita, una sillas se convirtieron en la rectangular Kaaba y los dos dieron vueltas a su alrededor, emulando a los peregrinos en La Meca.

"Es un periodista que quiere saber cómo hacemos las fiestas del mundo el que está llamando. Le cuento lo que hacemos y ya está. Espera un momento". Las manecillas del reloj se aproximan a las 20.00 horas cuando le hace esta aclaración a su inquieto hijo. El ceremonial está a punto de comenzar. "Los vecinos ya están aplaudiendo, para Leo es sagrado", subraya su madre.

Al joven artista local le encantan las enchiladas mejicanas y la gastronomía japonesa y marroquí, al igual que su delicada y colorista decoración. De momento, disponen de ingredientes para elaborar platos tradicionales de algunos países, porque también se conoce el mundo por medio de la gastronomía.

JAPÓN. Japón, India y Marruecos son los tres países que le llaman más la atención a Leo, cuyo primer viaje en avión estaba programado para este mes y lo truncó la irrupción del coronavirus. Su destino era Madrid, y tuvieron que aplazarlo. "Quiere viajar muchísimo y ahora ya, no quiere esperar a ser mayor", expone Mar. Es una cuestión de genética, reconoce.

Mar Cuba argumenta que es necesario tratar de abstraerse, dentro de lo posible, de la crisis sanitaria y de la emergencia mediante propuestas lúdicas y creativas. Tratar de convertir esta situación indeseable en una oportunidad para crecer como personas.

Y lo están logrando madre e hijo. "Estamos disfrutando, porque el tiempo que tengamos que estar en casa no podemos decidirlo nosotros", comenta Mar Cuba. Claro que también reconoce que, como le sucede a casi todos, "hay momentos en los que nos gustaría pasear y airearnos".

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