"En el disco hablo de inquietudes personales y de mis tormentos"

Miguel Froján, con su disco 'Huir'. DP
photo_camera Miguel Froján, con su disco 'Huir'. DP

Huir es el primer trabajo discográfico de Miguel Froján, un caldense de 21 años que combina sus 18 años de formación en la música clásica con su pasión por el rock y algunos pequeños ingredientes personales para implantar ese sello que le hace diferente. Las letras son el reflejo de lo que siente en su interior, especialmente en los últimos meses cuando le ha tocado vivir momentos muy duros a nivel familiar. Su disco todavía busca espacio en el panorama nacional, pero ya logró cruzar el charco al estar postulado a los Premios Gardel 2021 en tres categorías, gracias a Sergio Ariel, productor argentino afincado en Caldas. Son los galardones más importantes de la música Argentina, un país puntero en este arte y con gran nivel cuando hablamos específicamente de rock en español.

Usted comenzó con la música en plan serio casi al mismo tiempo que decía sus primeras palabras y daba sus primeros pasos.

Así es. Empecé a los 3 años tocando el violín en la Escuela de Música de Caldas. Luego a los 6 o 7 me puse con la guitarra y ya a los 11 o 12 el profesor nos dijo a mí y otro compañero de hacer un concierto y ahí comencé a componer. En esa etapa fui al Conservatorio de Pontevedra a estudiar trompa, después hice un grado superior en Salamanca y ahora estoy finalizando mis estudios superiores en Vigo.

¿Cuándo se inclina por el rock?

Con ese grupo que comenté antes, al que llamamos Bourboon empezamos a hacer rock. No teníamos bajista, pero sí violín. Éramos compañeros de la Escuela de Música de Caldas. Luego en el 2014, ya en Pontevedra, estuve con el grupo Cabina 402 y tocamos en la Fiesta del Albariño. En 2018 dejé esta formación y me puse a trabajar en un disco porque era mi sueño.

"Tengo influencias de la música clásica, pero simpre con muchas dosis de rock de los 80 y 90, sobre todo del nacional"

¿Su idea era hacer una carrera como solista?

Mi idea era un proyecto como cantautor y contratar músicos, pero al final funcionó bien y seguimos como grupo manteniendo el nombre de Froján. No fue fácil. Al batería lo conocí en Cabina 402 cuando hubo un cambio en ese puesto y el guitarrista rítmico, que también toca el bombardino, es el hermano del percusionista anterior. Al bajista lo conozco desde hace años y trajo al guitarra solista. Los dos están conmigo también en un grupo de música celta de Portas que se llama Ancestros. Y luego la corista a la que igualmente conocía antes.

Aún tirando de amistades no debe ser nada barato publicar un proyecto musical sin discográfica detrás.

Intenté buscar discográfica, pero hoy en día sin trayectoria fuerte no te ayudan. La mayor responsabilidad recayó en mi familia, mi madre, mi hermano y mis tíos.

Podemos intuirlo por la conversación, pero ¿qué estilos encontramos en Huir?

Influencias del mundo clásico, pero siempre con muchas dosis del rock de los 80 y 90, sobre todo el nacional: Extremoduro, Barricada, Platero y tú, Marea. Precisamente de esta última banda es el guitarrista Kolibrí Díaz que es quien ha masterizado mi disco.

Al menos contó con el respaldo del productor Sergio Ariel, quien además ha presentado la candidatura de este disco en algunos apartados de los Premios Gardel.

Mi tío es músico y me dijo que buscara productor artístico. Contacté con Sergio que es un argentino afincado en Caldas y gran parte de este disco se lo debo a él. También quiero citar al técnico de sonido, Jacobo Silva. En cuanto a los premios, yo no los conocía y fue Sergio quien presentó la candidatura. Conoce el mundo musical tanto de allí como de aquí. Yo tengo 21 años y acabo de empezar en esto.

¿Qué le inspira cuando escribe?

Las letras de las canciones de este disco hablan de mis inquietudes personales, de temas que me atormentan. Además coincide que mi padre falleció de cáncer de pulmón justo antes de publicar el proyecto. Gracias al confinamiento pude estar con él los últimos meses de vida y terminar el disco a tiempo para que pudiera escucharlo.

¿Qué se va a encontrar el oyente cuando escuche su trabajo?

El disco abre con un réquiem clásico que va relacionado con la siguiente canción, ‘El difunto José’, que cuenta la historia de un chico que murió de sobredosis. Todos los temas hablan de mis inquietudes, salvo en ‘La historia no se escribe en Madrid’ porque nos meten en la cabeza que solo se puede triunfar allí y me parece una tontería. Hay muchos ejemplos de grupos que brillaron alto sin ser de allí o ir allí. No tenemos que irnos de casa para triunfar. Luego cerramos el proyecto con ‘Ahí ven o Maio’, un tema de Luis Emilio Batallán de un poema de Manuel Curros Enríquez, en el que colabora mi familia y sirve como homenaje a mi abuelo y a mi padre.

¿Y musicalmente?

Influencia del rock nacional con instrumentos como la tromba o el bombardino, además de muchos arreglos de voces muy sinfónicas que crean un estilo un poco personal.

¿Cómo es sacar un disco en pandemia cuando no se cuenta todavía con un gran número de seguidores?

Muy arriesgado. No hay forma de darlo a conocer en conciertos que es donde se entabla conexión con el público. Me encanta tener un trabajo en formato físico, pero los directos crean ese vínculo especial entre el artista y la gente que acude a verlo. Ahora queda venderlo a conocidos y lo que pueda llegar por redes sociales. Lo que quiero es amortizarlo económicamente y que lo conozca el mayor número de personas para poder seguir la carrera.

¿Trabaja ya en un segundo disco o es precipitado teniendo en cuenta que aún no le ha sacado el jugo a este primero?

Nunca paro de componer. Pero económicamente es difícil de plantear un nuevo proyecto. Si la pandemia nos permite explotar este disco, nos pondremos con el siguiente. De momento seguimos trabajando, aunque la situación sanitaria no nos permite ensayar juntos y eso siempre dificulta las cosas.

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