La población de Moraña se redujo un 7% desde el inicio de siglo

La implantación de empresas en el los dos polígonos industriales del municipio, en las que trabajan varios centenares de operarios, no basta para frenar un éxodo paulatino y constante
Imagen del lugar de Casiñas, situado en la parroquia de Amil.
photo_camera Imagen del lugar de Casiñas, situado en la parroquia de Amil. CEDIDA

Durante el período de tiempo comprendido entre los años 2000 y 2021, el municipio de Moraña perdió el 7% de su población, y si no cambiase la tendencia, el censo no tardaría en situarse por debajo de los 4.000 habitantes.

Quedan lejos los tiempos en que eran más de cinco millares, un registro que permite tener acceso a una mayor financiación por parte del Gobierno central, y no hay argumento alguno en el que apuntalar la posibilidad de que vaya a frenar la despoblación, tan paulatina como constante.

Cuando se produjo el cambio de milenio eran 4.434 los vecinos, y en el censo correspondiente al ejercicio anterior figuraban 4.121, lo que significa que este municipio perdió 313 habitantes. Y lo preocupante es que en toda la serie no se registra un solo año en el que la dirección deje de ser negativa.

No es el municipio de Moraña el contrapunto en un panorama que se caracteriza por el abandono de los núcleos rurales para apostar por las ciudades, pero no por eso deja de llamar la atención que suceda en un territorio donde existe una notable implantación de industrias, situación que no es habitual y que traza un paralelismo con Valga, un concello con el que comparte escuelas taller (un recurso formativo que debería contribuir a fijar la población) y donde el censo no mengua.

La cercanía de Pontevedra es un factor que podría servir para entender lo que sucede, porque ofrece una serie de servicios que hacen atractiva la capital. Otro estriba en que el incremento de la oferta de viviendas, derivado de al construcción de edificios, solo sirvió para promover el éxodo desde las parroquias hacia el núcleo urbano de Moraña, pero no para atraer a población de otros municipios.

Así las cosas, cada día son más las viviendas que quedan vacías o en las que viven una o dos personas en ellas, y de edades avanzadas, a las que la agricultura les permite el autoconsumo.

"Hai ben anos que lle propuxemos ao Goberno implementar medidas para intentar que manteña unha boa dinámica poboacional. Pasaron de todo, e os datos evidencian que non imos ben", advirtió el grupo municipal del BNG, que echa en falta iniciativas como la aprobación del Plan Xeral de Ordenación Municipal, la definición de una política empresarial, un modelo comercial y la defensa de servicios básicos, como la sanidad, para frenar el éxodo.

Comentarios