La ausencia de rejas en Ponte Inferno puede matar al 10% de los peces

Pladever denuncia los daños ambientales que ocasiona la presa caldelana
El paso para peces del Salto do Inferno. PLADEVER (CEDIDA)
photo_camera El paso para peces del Salto do Inferno. PLADEVER (CEDIDA)
La falta de rejas, la mala construcción y peor modernización del paso de salmónidos y el estado general de obsolescencia de la presa de Ponte do Inferno, en Ponte Caldelas, pueden estar generando la mortandad de hasta un 10% de los peces del río Verdugo en su tramo final, desde Ponte Caldelas hasta Arcade.

Así lo denuncian Pladever-A Rente do Chan, el colectivo que inició el expediente de caducidad de esta minicentral, que, con más de 100 años, lleva desde 1992 sin respodner a las exigencias de la Xunta en materia de Medio Ambiente y desde 2007 sin cumplir con las mejoras exigidas por este organismo para poder renovar la concesión, motivo que además, a juicio de la asociación haría merecedora a la empresa explotadora (Naturgy) de sanciones de hasta 11.000 euros por incumplimiento reiterado de las peticiones.

La asociación explica que el salto hidroeléctrico cuenta con un vaso con una altitud que tampoco cumple ya con la normativa europea, desde el que se deriva, por un canal, el agua que posteriormente se precipita para su turbinado. El paso desde el curso del río hasta este canal, debe, según denuncia Pladever, contar con una rejilla adecuada que impida que los peces se cuelen por la instalación, dado que muy pocos sobreviven al paso por las palas de las turbinas.

Se estima que entre el 10 y el 30 por ciento de los animales pueden parecer fruto de esta deficiente protección del río. Además, el colectivo añade que hay momentos en los que todo el caudal pasa por el canal, lo que hace sospechar que la mortandad pueda ser mayor. La asociación señala también que el paso no permite el remonte de los peces al "estar mal ubicado", de modo que "é de todo inútil".

La primera poza está en un lateral y a un metro del nivel del río, y las siguientes deberían tener cuatro veces más superficie, explican, para poder ser aprovechado por los animales del río de modo efectivo.

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