"Mi música tiene las influencias que tiene mi propia vida"

Emilio Solla, nieto de un emigrante de Portas en Argentina, se impuso en los últimos Grammy Latino a una leyenda del jazz como Chick Corea
El pianista argentino con orígenes familiares en Romai, Emilio Solla. CEDIDA
photo_camera El pianista argentino con orígenes familiares en Romai, Emilio Solla. CEDIDA

"Mi abuelo por parte de padre era de Romai, Portas. Yo llevo su apellido", dice Emilio Solla (Mendoza, Argentina, 1962), ganador del Grammy Latino 2020 al mejor disco de jazz. "Como tantos otros gallegos, emigró a la Argentina en busca de un futuro mejor". Allí nació su padre y después él, que ha viajado alguna vez a Galicia, pero poco. "Aunque siento un vínculo muy fuerte, que me gustaría estrechar aún más. Fuimos una vez a Caldas de Reis. Y he estado en Santiago de Compostela, invitado por mi amiga Cristina Pato, a la que produje dos discos. Pero me encantaría volver a Pontevedra, ir a Romai, beber una queimada y dar algún concierto. ¡Me gustaría mucho tocar en ese festival de jazz que se celebra en Pontevedra!".

Referente del tango-jazz, Solla, que ha girado con artistas como Paquito D'Rivera y trabajado con otros como Yo-Yo Ma o Wynton Marsalis, está esta semana en España para ofrecer un concierto y unas máster class en el IV Festival Internacional El mundo en un piano, que se celebra en las Islas Canarias. Presenta Puertos, el disco con el que se impuso en los Grammy Latino a una leyenda del jazz como Chick Corea. "Es un premio gratificante. Sientes algo así como cuando llegas a un sitio, esa alegría, esa satisfacción tras el camino recorrido. Pero es lindo, sin más. Los premios en la música también son muy relativos", dice al otro lado del teléfono. "Chick Corea, imagínate... Yo a su lado en la historia de la música no pinto nada. Es un tipo que es un referente, un ídolo total. Sacarle un premio puede parecer hasta un chiste, pero por otro lado es bonito pensar que mi música ha llegado a este punto donde puede recibir un reconocimiento importante".

En Puertos, Solla profundiza en el trabajo que ha venido realizando en los últimos años. "Eso es: en lo que venido haciendo desde que empecé en los años 80, un trabajo muy vinculado a la música argentina, tanto al tango como al folclore, tanto de Buenos Aires como del interior del país. A partir de ahí tomo influencias del jazz, de la música latinoamericana y de la música moderna", explica. "Quizás ahora lo que he conseguido es que las cosas estén mejor escritas o más claras, y quizás me he ido acercando a lo que sería mi propia voz. Porque, cuando uno empieza, siempre suena un poco a sus maestros y referentes". En su caso, menciona a Astor Piazzolla o Bill Evans, "Lo que uno va logrando con el tiempo, si hay suerte, es dar con una voz propia. En este sentido, este disco, que es el número once de mi carrera, quizás corona todos estos años de búsqueda".

La voz propia de Emilio Solla es pura mezcla. "Yo me siento muchas cosas y ninguna. Nací en Mendoza. Viví diez años en Barcelona. Catorce en Nueva York. Uno de mis abuelos era gallego. El otro ucraniano. Todo eso soy. Es imposible renegar y no tengo ninguna intención de hacerlo", dice. "Para mí, por mi propia naturaleza, todo es mezcla. Todo está muy contaminado en el buen sentido: bien contaminado, podemos decir. Respeto a quien cultiva la tradición, pero no es mi caso ni algo que me interese. A mí no me sale hacer música tradicional y cuando lo intento siempre acabo metiendo la mano y manchándolo con lo mío. No me sale otra cosa. Mi música tiene todas las influencias que tiene mi propia vida. No hay más".

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