1-0. Un mal inicio en Riazor condena al Pontevedra a pelear por evitar el descenso a Tercera

El conjunto de Luisito encadenó su segunda derrota consecutiva y ve cómo la sexta plaza se le escapa a cuatro puntos a falta de seis
Imagen del luminoso a la finalización del encuentro. DP
photo_camera Imagen del luminoso a la finalización del encuentro. DP

Un chispazo de Keko en los primeros cinco minutos del partido condenó un día más a un Pontevedra que transita entre la tristeza, perdió el derbi del drama ante el Dépor y se ve condenado a sumar la mayor cantidad de puntos posible para, al menos, iniciar la fase de permanencia en la cuarta categoría con un buen bagaje. El tanto del madrileño fue una losa demasiado pesada para los granates, que no fueron superiores a un rival también timorato pero pudieron empatar a balón parado en los últimos instantes de un choque marcado por la ansiedad de ambos.

Todos sabían que lo de Riazor iba para tragedia de uno de los dos o incluso de los dos. El derbi para dirimir la corona, tal y como se esperaba y tal y como sucedió en la primera vuelta, se había convertido en un duelo dramático por seguir soñando con la Primera RFEF y alejar los fantasmas de la quinta categoría. Y tanto el Dépor como el Pontevedra salieron responsabilizados. Pero mientras a los granates les costó entrar en el duelo, el equipo local aprovechó esa zozobra inicial de su rival. Luisito introdujo tres cambios (Álvaro Cortés, Víctor Vázquez y Jorge Fernández), pero en su planteamiento dejó demasiado solo a Imanol García. Y por el solar que el PCF dejó en su centro del campo transitó el Dépor, más ancho y cómodo con la pelota con tres centrales y muy profundo con los carrileros, además de Keko y Galán de dentro a fuera y viceversa. Así, no fue casualidad que en el segundo minuto de juego, Galán no acertase a embocar a gol un centro de Héctor Hernández, que recogió un primer envío desde el otro costado.

El Pontevedra sufría desde el inicio y en un nuevo ataque por el carril diestro, Keko gambeteó como el jugador de otra categoría que es para ganarse un hueco hacia dentro y probar con su izquierda. Era la pierna mala del madrileño, pero no lo pareció: golazo por toda la escuadra.

Al igual que en los tres últimos partidos -aunque la tendencia es tónica general de este tramo de temporada-, el PCF arrancaba por detrás en el marcador. Los granates debían reaccionar, pero no se encontraron hasta que en una contra Granero atropelló a un punta visitante, sin mayor consecuencia disciplinaria que un libre directo que Jorge mandó rozando el palo. Entonces Luisito mandó a Álex González a custodiar a Imanol, como ya hizo en Salamanca, y el Pontevedra mejoró.

El Dépor dejó de jugar cómodamente y la presión granate comenzó a ser más efectiva. Aunque sin tener un dominio del juego como tal, los de Luisito empezaron a encontrar pequeñas vías de agua. Charles no acertó a empujar un servicio desde la esquina tras una salida en falso de Lucho y Rufo chutó potente pero centrado un balón que Imanol le envió a la carrera. Se vivía más en terreno deportivista, pero la mejoría era insuficiente como para remontar.

Luisito entendió que debía seguir tocando teclas. Y al descanso, pertrechó una revolución con tres cambios que efectuó a los tres minutos de la reanudación: dentro Damià Sabater, Adrián Cruz -¿querías medios? Pues toma dos tazas- y Martín Diz. El Pontevedra pasó a jugar con tres centrales, carrileros, dos mediocentros, Charles enganchando y Rufo y Diz como puntas. El técnico intentaba un retoque similar al que realizó ante el Compos, pero esta vez no salió igual. El PCF entró al choque con el peso del cronómetro como losa y en ningún momento se soltó. A los granates les quemaba el balón, mientras que el Dépor tampoco lo quería. El duelo era un despropósito de imprecisiones. Los de fuera no construían y a los de casa les faltaba claridad en los contraataques.

El choque transcurría entre la nada más absoluta. Algo que solo beneficiaba al equipo de A Coruña, que ni siquiera sufría ante un rival impotente. Luisito introdujo a Óscar por Oier, pero sin poder encontrar a los medios, la vía Rufo era la única que encontraban los de las Rías Baixas. Sin embargo, el punta madrileño se encontraba demasiado solo y no lograba conectar con unos Charles y Diz desaparecidos.

Lara se topó con Cortés en una contra a falta de cinco minutos y la parada del meta dio una vida extra a los visitantes, que se fiaron al balón parado como única arma ante la ausencia de ideas. Y desde el córner pudo llegar el empate. Primero, en un envío desde la izquierda que Rufo remató a gol con un cabezazo picado que era gol sí o sí… pero no lo quiso Lucho. El meta colombiano sacó una mano prodigiosa y en el saque de esquina posterior atrapó un remate centrado de Cruz, que chutó solo a bote pronto dentro del área. Fue el canto del cisne del Pontevedra, que encadenó su segunda derrota consecutiva y ve cómo la sexta plaza se le escapa a cuatro puntos a falta de seis.

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