El Pontevedra volvió a sentir la magia del fútbol. El club granate se desplazó a Vigo durante la mañana de este sábado para disputar el primer amistoso de la pretemporada ante el Coruxo en O Vao. Un encuentro sin espectadores que sirvió para que los entrenadores de ambos equipos pudieran tantear la situación de los jugadores y su estado de forma, y por otro lado, para que la plantilla vuelva a disfrutar de un partido seis meses después. Sirvió también para ver el reencuentro de Pedro Vázquez con el que fue su equipo durante las dos últimas temporadas.
La delicada situación sanitaria que ha impedido tocar el balón hasta hace apenas dos meses ha obligado a los técnicos a no forzar a sus jugadores, que decidieron dar un once diferente en cada parte del partido.
A ambos equipos les costó entrar en el encuentro. La situación era extraña y no ayudaba en exceso: un campo vacío y la inseguridad propia de la falta de rodaje. La primera mitad fue un tanteo de ambos equipos que dejó 45 minutos muy igualados. Un juego equilibrado por las dos partes y con pocas llegadas a las áreas, lo cual dejó poco trabajo para ambos porteros.
Jesús Ramos optó por hacer movimientos constantes en las líneas durante la primera mitad con los jugadores que estaban sobre el terreno de juego, lo que hace que el entrenador del equipo granate tome pistas de la posición que pueda ir más acorde a cada jugador a lo largo de la temporada.
El partido llegó al descanso sin pena ni gloria. Con el marcador a cero y con ligeras sensaciones que para poco valdrían en la segunda mitad, puesto que el técnico decidió cambiar por completo al equipo y dar entrada a un once nuevo. Lo mismo hizo Michel Alonso con el Coruxo, por lo que el partido fue otro distinto en el segundo tiempo. De hecho, fue el equipo local el que empezó apretando en esta segunda parte, metiendo más ritmo al partido y llegando en numerosas ocasiones al área del Pontevedra, creando peligro para el conjunto visitante. De hecho, la primera ocasión clara llegó por parte del cuadro local, que pudo abrir el marcador pasada la mitad de la segunda parte con un potente disparo de Rivera, que fue a parar directo al larguero.
Pero el Pontevedra, dado a aprovechar las ocasiones que disponía sobre el césped, tuvo en Rufino el gol de la mañana al borde del pitido final. Fue en el 83 tras un saque de esquina. El balón llegó al área y Rufo buscó la oportunidad para rematar de cabeza y enviar el balón al fondo de la red. Era el primero y el último de un partido que devolvió la ilusión a los equipos y dejó al Pontevedra el buen sabor de boca necesario para continuar rodando. Ahora, el club pontevedrés está a la espera de concretar la fecha del segundo amistoso, que según adelantó Jesús Ramos, está previsto cerrar la pretemporada con un total de cuatro encuentros.
Al final del partido, Jesús Ramos valoró el partido de manera positiva. "Las sensaciones han sido bastante buenas, ha sido un partido típico de pretemporada en el que jugamos dos equipos tanto del ponte como del Coruxo" a la vez que supo donde flaquea el equipo desde el inicio. "A nivel definitivo tenemos que mejorar un poquito".
El técnico es consciente de que este partido será una dosis de energía para el equipo pontevedrés, que comenzará a ver de cerca la temporada. "Nosotros habíamos jugado dos partidos entre nosotros pero no tienes el mismo aliciente que jugar contra un rival" destacó. Aún así, sabe que los rivales que se encontrará el equipo en estos partidos de pretemporada tendrán que ser los mismos con los que compita el conjunto granate una vez comenzada la liga. "Al final tenemos que jugar contra los de nuestro subgrupo, pero tenemos gente nueva y puede servir para que conozcan los campos y aclimatarse". De ellos, ha asegurado que "se están amoldando al estilo de juego, a lo que queremos" de cara a la nueva temporada.
