2-1. El Pontevedra se complica para ganar al Covadonga

El conjunto granate arrancó con un 2-0 al cuarto de hora, pero no sentenció el choque en sus innumerables ocasiones y acabó sufriendo
Damiá Sabater golpea el balón ante el Covadonga. RAFA FARIÑA
photo_camera Damiá Sabater golpea el balón ante el Covadonga. RAFA FARIÑA

El Pontevedra comenzó la segunda fase de la competición con una victoria y muchas dudas, autoprovocadas por su incapacidad para cerrar un partido que debió ser cómodo ante el Covadonga.

El equipo lerezano arrancó con un inicio sobresaliente que puso el 2-0 en el marcador, pero fue incapaz de domesticar al Covadonga con el balón, concedió ocasiones para que el rival se acercase en el marcador y no logró sentenciar pese a sus numerosas oportunidades a la contra.

Había incertidumbre por cómo iba a sentar la dolorosa derrota de Guijuelo al Pontevedra, pero desde el primer segundo de esta nueva fase el conjunto granate tuvo predisposición de demostrar a todos que pese a lo engorroso de su tarea, está con los cinco sentidos puestos en no descender a Tercera División. El bloque local comenzó tremendamente mandón y tratando de imponer un ritmo infernal al duelo.

Con Cruz y Sabater como conductores, el ataque fluía y el equipo llegaba a la zona de finalización con facilidad. Y a los ocho minutos, dio el primer golpe. Fue tras un recuperación que acabó con un pase a Charles, que previamente había flirteado con el fuera de juego. El brasileño se lanzó hacia el área por la derecha, encaró a su par y regaló un remate en el balcón del área a Damià, que chutó de primeras al palo corto. El esférico tocó en un rival y cambió la trayectoria para negarle cualquier tipo de opción al meta Aitor. Era el 1-0.

El choque se ponía de cara muy pronto y el PCF disfrutaba sobre el campo. Con una fantástica presión adelantada, los granates dominaban en todos los recovecos del césped de Pasarón. La sensación de superioridad era total y de nuevo Damià Sabater se encargó de solidificarla en el marcador. El balear recogió un balón suelto en tres cuartos de campo y, sin oposición, se inventó un derechazo que clavó en la mismísima escuadra. 2-0 al cuarto de hora. Todo a pedir de boca.

Las dudas crecían y el runrún en la grada se acrecentaba

Parecía que iba a ser la tarde más tranquila de la temporada. Pese al segundo tanto, el Pontevedra siguió apretando el acelerador y pudo sentenciar con el tercero bien pronto. Pero poco a poco, el Cova fue tomándole el pulso al partido. Sin la presión del marcador, el cuadro ovetense se soltó a jugar, favorecido por la paulatina bajada de marchas del cuadro local.

Cortés negó el 2-1 a Font en un despiste de la defensa en un saque rápido de falta y Churre evitó en la línea de gol el tanto de Pozo, tras un despropósito defensivo en la banda derecha y una nueva desatención al segundo palo. Entre tanto, el PCF corría al espacio para sentenciar. Pero no lo hacía y eso abría el partido, con el equipo granate cada vez más partido. Hasta que en una falta desde la frontal, Jaime se sacó un chutazo al palo de Cortés que acabó en golazo. Era el 2-1. Nada estaba hecho.

Las dudas crecían y el runrún en la grada se acrecentaba. El Pontevedra arrancó la segunda mitad sin pelota, aunque en dos nuevas contras pudo sentenciar de nuevo. Cruz, omnipresente en el centro del campo, chutó a las manos de Aitor y a los cuatro minutos repitió con un remate que el meta tan solo pudo dejar muerto. Al rechace llegó Rufo, que perjudicado por el bote y el agobio de un rival, la mandó al anfiteatro de Norte con todo a favor. En una última ocasión de ese arreón, un centro de Damiá fue cabeceado por Cruz, que no pudo modificar la trayectoria para que el balón se alejase de Aitor.

El PCF no había sentenciado pese a sus evidentes llegadas y la incertidumbre crecía. El Cova tenía el balón y aunque no generaba peligro, había desconfianza. Tras un gran pase de Álex, Rufo superó al portero, pero se topó con el palo. La tranquilidad no llegaba. 

Pero finalmente, con más sufrimiento psicológico que real, el Pontevedra acabó amarrando la primera victoria de la segunda fase, clave para empezar con buen pie su vía crucis por la permanencia.

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