El Teucro Condes de Albarei vivirá sin descanso hasta el fin de los días. Su calidad y su físico se antojan insuficientes para competir contra la mayoría de los equipos de Asobal. Y en esas circunstancias, el cuadro de Montes está condenado a depender de su corazón. El problema surge cuando todos los ingredientes lo conducen a un colapso coronario. Siendo peor en la única materia en la que puede rivalizar con sus adversarios, su existencia carecerá de sentido.
En el minuto 25 del encuentro de este sábado perdía ya por 10-17, superado en todos los flancos por un mejorable Anaitasuna. El Teucro es perro flaco poblado de pulgas. Porque además de sus evidentes carencias, fruto de una economía precaria, es víctima de una plaga de lesiones que afecta a todas sus líneas y, particularmente, a sus extremos.
En la última sesión de la semana cayó en desgracia Iván Fernández con un esguince de rodilla. Durante el duelo de este sábado se hicieron daño Gehrhardt y Diego Prada. No jugó Rial. Y otros lo hicieron lastrados por molestias físicas que ayudan a explicar el frío que definió la puesta en escena.
El nivel defensivo del primer acto de los azules fue bochornoso. La lentitud con la que el cuadro pontevedrés realizaba las transiciones a campo defensivo tras gol permitía al Anaitasuna hacer diana tras saque de centro hasta en cuatro ocasiones. Goles gratis.
Guillermo Fischer, Davor Cutura y Sergio Pérez acapararon todos los goles del equipo menos uno hasta el minuto 40
En ataque los teucristas eran previsibles. Los extremos no tocaron un solo balón en todo el primer período, que se convirtió en una sucesión de movimientos de primera línea, con alguna eventual colaboración de Samu Gómez. Pero Bols no paraba y Fischer, Cutura y Sergio Pérez sostenían al cuadro pontevedrés con lanzamientos exteriores o acciones individuales. El Teucro Condes de Albarei fue siempre a remolque en el marcador, pero aguantó con vida hasta el 10-13.
Su atasco en ataque, unido a la facilidad con la que los navarros producían en todo tipo de situaciones (desde nueve metros, desde el pivote, con finalización desde los extremos, en contraataques, etc) facilitó un 0-4 de parcial que dejó helado al Municipal y puso un contundente 10-17 en el marcador, en el minuto 24. Luego, siempre a impulsos nerviosos, generados por los cerebros de Cutura y Fischer, los azules redujeron la desventaja al final de un primer tiempo en el que lo mejor era el marcador (15-20).
MEJORÍA. Como las cosas no podían empeorar, el equipo azul experimentó una transformación favorable tras en el descanso. Su crecimiento defensivo, con una gran actividad de Bela y Fischer, dos exclusiones consecutivas de los navarros y la sociedad ofensiva formada por Cutura y Pérez, permitieron a los locales colocarse a tres goles, superado el minuto 40: coincidió aquello con el primer tanto obtenido por un jugador que no era de primera línea, Samu Gómez.
El esfuerzo realizado por el Teucro y alguna decisión arbitral compensatoria frenaron el conato de remontada. El Anaitasuna volvió a encontrar su lugar en ataque. Ugarte castigaba desde el pivote y el control regresaba a manos visitantes.
Obligado a rotar a sus hombres por supervivencia física, Montes comprobaba cómo las opciones de volver al encuentro se escabullían. Cutura y Fischer sentados al mismo tiempo, Sergio Pérez único generador de juego y un atípico siete en cancha, causado, en gran medida, por las circunstancias, allanaron el último cuarto de hora al bloque dirigido por Ignacio Aniz.
El equipo pontevedrés fue capaz de recuperar su honor en la segunda parte del choque, pero ese es un factor que la clasificación no tiene en consideración.
