Carlos Pouso, entrenador del Pontevedra

Carlos Pouso: "¿Por ser vasco ya soy amarrategui? De eso tengo lo justo"

Carlos Pouso analiza su llegada al equipo granate, la idea de fútbol que pretende y la imagen que transmite, consciente de su carisma y capacidad para atraer la atención
Carlos Pouso, en el banquillo de Pasarón. DAVID FREIRE
photo_camera Carlos Pouso, en el banquillo de Pasarón. DAVID FREIRE

UNA FÁBRICA DE titulares sin pelos en la lengua. Así es Carlos Pouso Lejonagoitia (Leioa, Vizcaya, 1960), el nuevo entrenador del Pontevedra Club de Fútbol. El preparador vasco, que hizo un nombre en el fútbol de Euskadi y obtuvo repercusión mediática durante su paso por el Mirandés, repasa con Diario de Pontevedra muchas de las esferas relacionadas con el club granate. También habla sobre las diversas interpretaciones de su figura como técnico, sobre la que trata de arrojar luz y dejar atrás los tópicos sobre su estilo.

¿Qué espera de esta etapa en el Pontevedra? ¿Por qué ha fichado?

Entre las múltiples ofertas que manejaba (el Manchester, el Chelsea y el Milan), me ha seducido el Pontevedra por el color de su camiseta, el escudo, el estadio y discutir con la presidenta. Pues no: la verdad es que mentiría si te dijese que he tenido alguna opción para elegir. No. Ha sido la primera opción. No sé si habría tenido más, porque el año pasado sí tuve pero al final me dio pereza. Pero en este momento no había tenido otra cosa hasta que me llamó el Pontevedra. Entonces, lo único que tengo que hacer es besar por donde pise el consejo y tirar flores por donde vaya Lupe Murillo.

No he tenido otra opción para elegir. Si hubiese dejado pasar al Pontevedra quizá encontraría algo mejor. O no, porque hasta ahora no ha sido así

Pero si el proyecto no convence, siempre hay se puede decir no.

Sí, claro. Pero hasta ahora no había tenido ni la posibilidad de decir que no a nadie. Ahora podía haber dicho que no, pero he dicho que sí. Entonces soy positivo y miro adelante. Estoy muy agradecido por la confianza que me han prestado y espero sacar lo mejor de mí y exprimir a los jugadores para que den satisfacciones.

Dicho así, parece que se viene al Pontevedra porque es el primer club que pasa.

Te juro que ha sido así. ¿Para qué voy a mentir? Esta temporada no he tenido ninguna conversación con nadie que no hay sido Roberto Feáns y posteriormente con Lupe Murillo. ¿Para qué voy a decir lo que dicen muchos, que han tenido muchas cosas pero al fi nal han decidido esperar? Pues no. He encontrado esto y si lo hubiese dejado pasar, igual hubiese encontrado una cosa mejor. O no. Porque hasta ahora ha sido no. ¿Por qué voy a esperar? Me ha seducido, hemos llegado a un acuerdo y estoy encantado.

¿Por qué le ha seducido?

Porque me gusta el campo, me gusta la ciudad, me gusta Galicia... Me gusta el aroma a salitre. Hay muchas cosas que me unen. Yo cuando he estado trabajando en el interior, me iba los lunes a mi casa a la playa para bajar a pasear y oler mar, algo que ahora ya puedo hacer aquí. En vez de a Cantábrico, oleré a ría o a Atlántico. Pero olor a mar, que para los que hemos nacido allí y tenemos humedad del salitre que te ha comido el serrín del cerebro lo necesitamos.

¿Qué le ha llamado la atención del club para bien?

Este club ha estado muchos años mal. Ha estado fastidiado. Y en las conversaciones ves cómo a base de buena gestión y de austeridad se ha salido adelante. Se gasta lo que se genera. Me gustan ese tipo de clubes, no los que dicen que van a pagar tres veces más. Eso me hubiese mosqueado, porque sabes más o menos cómo está el mercado y hasta dónde pueden llegar. El punto menos preocupante de mi negociación ha sido el económico. Porque esto eran lentejas: si quieres las tomas y sino, las dejas. Yo me preocupaba más de campo de entrenamiento, de cuerpo técnico...

En este sentido, ¿está conforme o queda por trabajar?

Claro que queda trabajar. Es que si en una semana he hecho todo lo que pretendo, soy un mago. Y yo soy un entrenador. Un mago es Harry Potter, David Coperfield... Yo soy Carlos Pouso y lo único que tengo que hacer es trabajar. Que se entiende que una vez que adquieres un compromiso con alguien y te pagan un euro por ello, lo mínimo que hay que hacer es ser honesto y recíproco para no defraudar a la gente que se mata por conseguir ese euro y te lo da a ti. No puede ser nunca por falta de actitud en el trabajo.

No me han hablado de ascenso ni de playoff , pero no hace falta. Sería un fracaso que el equipo no repuntase conmigo

A pesar del 'yuyu', el objetivo del equipo es ambicioso.

Me daba un poco de 'yuyu' lo que me ibáis a preguntar. Roberto y Lupe no me han hablado de ascenso. Hemos hablado de sacar adelante esta situación, de ilusionar, de jugar mejor, de hacer mejores resultados... Pero no se ha hablado de la palabra ascenso o play-off en ningún momento. Pero evidentemente no hace falta que me lo exijan, porque se lo exige Carlos Pouso. El día a día y la ilusión es la misma que cuando fui a Miranda, nadie creía y lo conseguimos. Y con la misma fui a Logroño, que nunca habían jugado play-off y jugamos dos seguidos aunque no subimos. No hacerlo fue una decepción para mí. No me ha dicho nadie nada ni yo lo voy a decir, pero en mi foro interno pensaré que sería un fracaso que el equipo no tenga un repunte bajo mi mandato. ¿Hablar de un puesto? El tiempo te va poniendo en tu lugar.

¿Cómo lleva esa fama de entrenador que juega feo?

Es la fama del que no me conoce. ¿Quién sabe de mí? Los futbolistas. Pregunta a cualquier futbolista que he tenido a ver si Carlos Pouso es amarrategui. Roberto Feáns, aparte de considerar a Carlos el nombre ideal, ha llamado al directores deportivos . Y seguro que le han dicho: "¿amarrategui? Si es un loco. Ataca en oleadas". Pero como soy 'vasco'... (¡que no soy vasco, que soy mestizo ¡hostia!) Estoy orgulloso de apellidarme Pouso y también Lejonagoitia. ¿Por ser Lejonagoitia tengo que ser amarrategui? ¿Imanol Alguacil y Valverde son amarrateguis? ¿Todos los vascos meten el tocino con polea en el caldo? No. Te agasajan. ¿Todo catalán es independentista y no paga una ronda? No.

Yo he tenido a Lluis Codina de segundo y era más vasco que Otegi. Hay de todo en todos los lados. Yo tengo de amarrategui lo justo. ¿No me gusta que me metan goles? Nos ha jodido. Pero yo no transmito: quietos aquí, no salimos del área. Luego igual llega Las Rozas y no nos deja salir del área. Pero no es lo que pretendemos. Tampoco vamos a querer hacer un rondo en un campo que está mal. Tenemos que jugar más vertical, más largo, a poder ser por abajo... Pero que la idea del juego va a ser la de combinar, ser profundo y vertical. De eso nadie debe tener duda.

Llega tras mucha una unanimidad sobre su figura en muchos sectores del entorno del club.

No sé cómo ha sido el día después de la salida de Luismi. Yo no puedo decir que no haya habido otros entrenadores, porque a mí me llamaron el viernes ese. Sí que soy el único que está ahora y no me voy a considerar plato de segunda mesa ni nada por el estilo. No va a suponer en mí ningún desaire. Entiendo que habría un montón y les habrá convencido mi perfil, por lo que sea. No lo sé, no lo he preguntado y, como no soy curioso, no lo voy a preguntar tampoco. Entonces, no sé si ha sido unánime. Con lo que sí me quedo es con la sensación de que en el vestuario he caído de pie. Esa sensación sí la tengo.

¿Por qué?

Porque les veo la cara a los futbolistas. Y la cara es el espejo del alma. Cuando uno lleva años en esto, se da cuenta.

Porque no es siempre así.

No. También es verdad que no fue justo después de la salida de Luismi: ha habido un período transitorio con Jesús. El primer día todavía hay la pena del que sale. El jugador se siente responsable. Ya puedes ser el tío más cabrón del mundo, que a alguno le vas a dar pena. Va a decir: era un hijo puta, pero me da pena porque le he dejado sin trabajo. Entonces yo he venido después de ese período, en el que asumieron que Jesús no iba a ser en este momento en el entrenador. A mí no me gusta ponerme medallas, pero da la sensación de que les he caído bien de momento. Luego, cuando les empiece a apretar será diferente, eh. Esto funciona como un encargado en cualquier empresa.

En ese tipo de cosas, los jugadores son humanos y egoístas, pero yo espero llegar a tocarles la ‘campanilla’ con diferentes modos. Ya digo que no soy ni tan majo como algunos dicen, ni tan hijo de puta como dicen otros. No tengo malos sentimientos. Pero que les voy a apretar al máximo, seguro. Habrá gente que lo acepte mejor y otra peor. También el que juega estará más contento que el que no. Yo no tengo ninguna varita mágica para decir: los 20 me quieren con locura. Ojalá. Lo único que tengo que tratar es de ser justo y honesto con ellos, mirarles a la cara y no engañarles. Y que ellos estén convencidos de lo que yo propugno, que lo traten de hacer para que yo les pueda decir: has hecho lo que he pedido, me he equivocado y solo puedo felicitarte.

Trato de calmarme porque pienso: me ven tan enfadado que parece que tengo a un ejército acojonado

Da la sensación de ser cercano, pero a la vez tener mala leche.

Cercano y educado voy a ser siempre. Pero sí que es verdad que tengo mala leche cuando hay cosas que no me gustan. Trato siempre de estar calmado porque muchas veces yo pienso: la gente me ve tan enfadado que al final transmito que les tengo como un ejército acojonado y no es así. Hay veces que no puedes frenarte porque le has dicho cinco veces que no haga eso. Y la chispa te sale. Pero también te pones en el lugar del futbolista y lo entiendes. He sido monaguillo antes que fraile. No es lo mismo tomar decisiones a 180 pulsaciones con el contrario echándote el aliento en el cogote que haciéndolo con un análisis frío y técnico, como es el mío. Yo me puedo equivocar pero no es porque me han querido confundir, sino porque lo he visto mal. Ellos tienen un contrario, un compañero que no se mueve como esperaba...

Esta semana se le ha visto aparte con muchos jugadores. Entiendo que quiere recuperar a los que más fuera están.

Evidentemente yo tengo 18 en este momento y cuento con ellos, como con Berrocal, Nacho y Javi cuando estén. También estoy cercano a ellos, porque son los que más necesitan ayuda. Lo más triste del fútbol es estar lesionado. Al que no le saque el domingo va a decir: ya viene este cabrón que no me saca, igual que el otro. Pues entrena con ganas y demuéstrame. Pero los lesionados no me pueden ayudar. No los puedo sacar y darle facilidades al contrario. Facilidades daba ‘Muebles Casa de Luis’, que permitía pagar a plazos todo. Yo tenía un entrenador que decía: no me jodáis, hemos dado más facilidades en defensa que ‘Muebles Casa de Luis’.

¿Le han cambiado mucho los meses en paro?

Estudias mucho más. Aprovechas para ver entrenamientos y coges cosas. Todos los Pouso son diferentes. El Racing o el Pontevedra que yo me encuentro no es el Logroñés o el Mirandés que yo creo. Vas de la mano del director deportivo y los fichajes llegan en función del gusto de ambos y de las posibilidades. Porque si pudiendo no fichamos a Messi... Yo no tendría huevos de no fichar a Messi porque "no me encaja en mi filosofía". Me dirían: "tú eres un tonto, deja el vino". ¿Cómo no va a encajar? Ya lo encajaremos. Así que yo no puedo decir: no queremos a Messi, que ya tenemos a Álvaro Bustos. Pues muy bien, no me quedan más cojones que disfrutar de Bustos y convertirlo en un mejor futbolista. Pero hombre, entre Messi y Álvaro Bustos... hay algo más de diferencia que el salario.

FICHAJES

Todos los Pouso son diferentes. El PCF no es el Logroñés que yo creo. Pero Roberto me va a pedir opinión en su momento

En cuanto a los fichajes, ¿va a tener un alto peso a la hora de decidir?

De momento no hay fichajes. Ni me lo planteo a día de hoy. Igual me echan antes. En su momento, considero que Roberto me va a pedir opinión. Como habrá hecho antes con Luismi o con Luisito. No creo que haya ya directores deportivos que te metan a ningún jugador que el entrenador no quiera. Yo he sido director deportivo y no lo he hecho. Y en la época gloriosa del Mirandés, Carlos Lasheras no fichó a nadie que yo no quisiese. Con Roberto va a ser exactamente igual. No vamos a fichar a nadie que no nos encaje. Es un gasto inútil: ¿para qué me va a traer otro serrucho si ya tengo dos? Pero te juro por mi hija que ni me lo he planteado: pienso en tirar para arriba con los que tengo.

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