Alberto Teijeiro: "El boxeo me salvó la vida"

El entrenador del Team Thunder tiene una historia que deja huella: comenzó a practicar boxeo cuando le diagnosticaron Espondilitis Anquilosante, una enfermedad que reduce progresivamente la movilidad de su cuerpo
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photo_camera Alberto en uno de los entrenamientos en A Raña. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

ES LA CARA no visible del Team Thunder, un club que es exitoso gracias a su esfuerzo y sacrificio. Trabaja en la sombra luchando por los sueños de los deportistas, y luchando por él. Y es que no todo es color de rosa. El boxeo le devolvió la vida y las ganas de seguir adelante cuando hace diez años los médicos le diagnosticaron una enfermedad que le cambiaría por completo: Espondilitis Anquilosante. Ese nombre no se le olvidará jamás. Es la dolencia que hace que cada día vaya perdiendo movilidad en su cuerpo debido a que sus huesos se van soldando a medida que pasa el tiempo. No tiene cura, pero hoy, tras años de lucha constante, puede caminar y por si fuera poco, es el creador de los mejores talentos del ring que existen en la actualidad en Pontevedra. Y todo gracias a su empeño.

Alberto Teijeiro (Suiza 12-07-1981) amanece cada mañana inmóvil. El despertador le devuelve a la realidad. Prepara su bolsa de entrenamiento y sus guantes y pone rumbo al pabellón A Raña, donde cada día da un golpe a la enfermedad que le quiere vencer. Berto, como cariñosamente le llaman sus conocidos, es más fuerte que ella. Entrena durante dos horas para activar su cuerpo y ralentizar así la enfermedad que a los 28 años le cambió la vida. "Tenía muchos dolores, pero no daban con lo que era, hasta que un día me la diagnosticaron, por fin. A partir de ahí todo fue un infierno» recuerda.

Pruebas y más pruebas para conseguir un tratamiento que le frenase el dolor. "No quería vivir. Es muy duro levantarse cada mañana sabiendo que te va a doler todo el cuerpo y no puedes hacer nada. Además piensas: a ver qué parte del cuerpo no voy a poder mover hoy. Yo no aguantaba más", recuerda.

"Me gusta mucho ayudar a la gente. Yo he necesitado mucha ayuda y quizá de todo eso se aprende"

Por aquel entonces su decisión fue dejar la vida pasar. Se resignó a luchar. Sin trabajo, puesto que la enfermedad no le permitía desarrollar sus funciones con normalidad, y sin ilusión, Berto se sumió en una profunda depresión. "Me encerré en casa y no quería salir". Hasta que su mujer y su hija le pusieron un ultimatum: si no luchaba por su vida, se marcharían. Él lo tiene claro: "No podía permitirme perder a mi hija, así que lo hice por mi familia".

A partir de ahí, Alberto comenzó una nueva vida. "Me recomenadaron el boxeo como deporte de movilidad, era la forma de mantenerme activo. Al principio sólo iba dos días a la semana, porque no me convencía la idea de salir de casa. Hoy puedo decir que me salvó la vida".

Comenzó a practicar una actividad que nunca pensó que le cambiaría la forma de pensar y sobre todo, de ser. "Al final me enganchó. Vas viendo como día a día puedes moverte más y te sientes realizado, y aunque el dolor sigue estando, al menos me muevo. El boxeo forma ya parte de mi vida"». Un golpe de realidad.

En los últimos años la progresión de este entrenador ha sido asombrosa.

Su innegable poder de superación le ha convertido en el alma máter del Team Thunder. Sus alumnos no conciben el club sin él. Y es que, tras demostrarse a si mismo y a sus compañeros que puede lograr lo que se proponga, decidió seguir dando pasos en su vida, y se dispuso a hacer el curso de entrenador para recuperar lo que un día perdió. "Me gusta ayudar a la gente. Yo he necesitado mucha ayuda, y quizá de eso se aprende. Para mí es un orgullo ver cómo los competidores pasan por mis manos y se van formando". Ha vuelto a sonreir.

"Sé que con el tiempo no podré moverme y que la enfermedad me vencerá, pero estoy intentando posponerlo al máximo"

Su día a día se presenta en el pabellón, donde ha formado una familia. Su mujer y su hija quisieron formar parte de esta segunda oportunidad que le dio la vida, y ahora comparten esta afición con él.

Alberto conoce el desenlace de esta historia. "Se que con el tiempo no podré moverme y que la enfermedad me vencerá, pero estoy intentando posponerlo al máximo. Cada vez los brotes son mayores. A veces no puedo mover un brazo, otras veces las piernas... He llegado a ir con bastón a entrenar a los chavales. Pero lo importante es seguir haciéndolo".

Sus palabras denotan seguridad. El boxeo le dio la oportunidad de volver a nacer y quiso aprovecharla. Hoy, la Espondilitis Anquilosante que padece va perdiendo la batalla. Berto luce en su brazo un tatuaje con las siglas de esta enfermedad, con la que sabe que tendrá que convivir para siempre. Ha aprendido boxeo y sobre todo, ha aprendido a vivir.

Formando campeones
Practica boxeo todas las mañanas para seguir batallando contra esta enfermedad que no le da tregua. Sin embargo, por las tardes se pone el mono de trabajo para ayudar a cumplir sueños: forma a los púgiles y actualmente tiene el título de entrenador nacional que le cataloga como uno de los entrenadores con más proyección en Pontevedra.

Puede presumir de haber forjado a campeones gallegos, nacionales e internacionales en los últimos años y no se pone techo. Le apasiona ver como sus boxedores van creciendo en el ring y confían en sus manos a la hora de cruzar las dieciséis cuerdas.

Además, su pasión por los niños ha hecho que de un paso adelante y sea parte del elenco de entrenadores infantiles del Team Thunder, donde trabaja a diario para formar la cantera que sabe que un día llegará a darle grandes alegrías. Dentro de cada entrenamiento, Alberto Teijeiro deja resquicios de su historia para inculcar a sus alumnos la lucha constante en la vida. Él lo está consiguiendo y quiere ser un ejemplo.

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