Bozídar: de héroe croata a criminal de guerra

El ex del Teucro fue detenido en 2010 por unos hechos que sucedieron en 1991, cuando formaba parte del ejército. Fue acusado de abrir fuego contra un civil y cumplió seis años de cárcel
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photo_camera Bozídar Vukusic, en el centro de la imagen, escuchando la sentencia de su juicio. CEDIDA

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Alejado de las pistas deportivas, Bozídar —en 1980 renunció a la nacionalidad yugoslava— reinició su vida en Alicante dedicándose a cuestiones de decoración, pintura y diseño. Su existencia dejó de ser iluminada por los focos de la atención y desapareció de España a mediados de los años ochenta de la centuria pasada. Su trayectoria díscola lo llevó a enrolarse en la Legión Extranjera y, a las puertas de estallar el conflicto de los Balcanes, regresó a una tierra en la ya que se escuchaba el ruído de las metralletas.

Se enroló en el ejército, donde fue el coronel más joven en aquel momento. Formando parte del tercer Batallón de la 113 Brigada participó en la guerra que estalló tras la declaración unilateral de independencia de Croacia. Tomó parte en la defensa de enclaves, entre otros, como Sibenik o Dubrovnik, donde se vivió uno de los episodios más terribles del conflicto como consecuencia del asedio al que el ejército yugoslavo sometió a esa ciudad.

La guerra le dejó secuelas psicológicas y físicas. En enero de 1992 sufrió un atentado —inicialmente fue encubierto como accidente de tráfico— cuando su vehículo circulaba por la carretera entre Vodice y Sibenik, en el que fallecieron dos personas. Recibió cuatro balas —una de ellas todavía permanece en su cuerpo— que le dañaron considerablemente el estómago y la rodilla.

Fue víctima de un atentado en 1992. Lo vistieron con un sujetador y unas bragas y le metieron un consolador por el ano

Tras el atentado, tal como refleja la documentación militar, Bozídar fue trasladado a un hospital en el que los sanitarios al desvestirlo, para iniciar las curas, descubrieron que llevaba puesto un sujetador de mujer, una braga y tenía un consolador en el ano. Una práctica habitual del ejército serbio para humillar a sus adversarios y que sirviera como lección para el resto.

La esperanza deportiva que se había rebelado contra el régimen de Tito era ahora el héroe militar, al ser víctima de uno de los conflictos bélicos más sangrientos. Fiel seguidor del líder croata Franjo Tudman, era venerado por su pueblo. Pero 20 años después fue acusado de crímenes de guerra.

En su intención de entrar en la Unión Europea, Croacia comenzó el lavado de imagen que le exigían las autoridades del Viejo Continente, según coinciden muchos analistas políticos, y a finales de la primera década de este siglo inició un proceso para depurar responsabilidades del conflicto en sus diferentes departamentos. Él, que había sido una promesa del balonmano, fue acusado de crímenes de guerra contra civiles al saltarse la orden de un superior para asesinar al hijo de un paramilitar serbio (Chetniks).

Bozídar Vukusic fue detenido el 15 de julio de 2010 por unos hechos que sucedieron el 29 de diciembre de 1991 en la aldea de Dragisici. En el juicio, la fiscalía del Condado de Sibenik lo acusó de abrir fuego de ametralladora, con el estallido de 20 balas, contra el joven civil Jovan Ergic cuando su superior, Nikola Rasic le estaba interrogando.

JUICIO. En la vista oral, que duró tres días, afirmó que el soldado Ivica Moric le había transmitido la orden emitida por el comandante de matar a tiros al civil "en caso de que mintiera" y que le había respondido a Moric que obedecería la orden. El acusado declaró que el soldado Ivica Petric fue testigo ocular del evento. El Tribunal consideró que dicha defensa era infundada e inadmisible.

En el juicio, Bozídar según la sentencia, reconoció los hechos parcialmente y fue condenado a nueve años de cárcel. Cuatro meses después de la primera sentencia, en enero de 2011, el tribunal aceptó parcialmente su recurso y la pena fue reducida a ocho años, de los que cumplió seis, por lo que en diciembre 2016 abandonó el centro penitenciario.

Cuando casi ha pasado una década de su detención, asegura que fue "todo una trampa". "El régimen croata necesitaba culpables para defender su honestidad ante la Unión Europea", recalca para posteriormente asegurar que "lo que se vivió fue terrible".

Prácticamente tres décadas después de los hechos el ex jugador mantiene su inocencia y se muestra convencido de que fue víctima de una conspiración. En la actualidad vive retirado en Zagreb añorando España.

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