Los platos de Henderson

John siempre ha dedicado su tiempo libre a luchar y su evolución ha sido la más lógica posible: primero practicó taekwondo, luego esgrima y ahora tiro, en el que cuenta con un brillante palmarés

Rodrigo Cota dispara a un plato de John Henderson. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Rodrigo Cota dispara a un plato de John Henderson. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

JOHN HENDERSON se llama nuestro protagonista de esta semana. El nombre engaña a medias. Llamándose John Henderson, pensará usted, no es pontevedrés. Pues se equivoca usted. Nacido en Londres y afincado en Pontevedra desde niño, es tan pontevedrés como un Landín o un Riestra. Y además, piensa usted, tiene nombre de campeón de tiro al plato. Pues ahí acierta.

Henderson es un deportista nato. Me dice que antes de liarse a tiros con los platos hizo balonmano, luego taekwondo y después esgrima. Pero luego, cuando me cuenta cómo se metió a disparar, resulta que fue porque hacía pesca deportiva. Un día tuvo una infección en un oído, o en ambos, y no podía bucear, así que de puro aburrimiento acabó un día como de casualidad en un campo de tiro.

Además, ejerce la profesión más digna que uno puede imaginar: es el último chatarrero que queda en la ciudad. Probablemente es el último que queda en cualquier ciudad. En su establecimiento en Paseo de Colón se dedica al reciclaje y a comprar y vender cualquier cosa hecha de hierro, acero, cobre, latón y cualquier metal. Tampoco es cosa de poner aquí la tabla periódica de los elementos.

John siempre ha dedicado su tiempo libre a luchar y su evolución ha sido la más lógica posible. Tanto como la evolución de la humanidad: empezó como los hombres y mujeres de las cavernas, luchando a brazo partido con el taekwondo. Luego le llegó la Edad Media, se encontró con una espada y empezó a hacer esgrima. En su ciclo vital avanzó hasta las armas de fuego. Siguiendo la evolución previsible, lo próximo que hará será pilotar un cazabombardero. Denle tiempo.

Como tirador tiene un palmarés asombroso: entre sus mejores registros, sexto de Europa y décimo del mundo. En Portugal es una eminencia: campeón de la Copa de Portugal y campeón absoluto. Eso lo explica: “En Galicia no hay muchos campos de tiro. En Portugal, de aquí a Braga hay cinco. Es más fácil, más cómodo y más rápido competir ahí que aquí”.

Todo es cuestión de regularidad. Pone cara de mala leche cuando cuenta que en un Europeo y en un Mundial se quedó a un plato de entrar en la final. Eso significa que si le tiran cien platos se carga a 98 y hay unos cuantos que derriban un plato más que él. Cuestión de suerte y de entrenamiento. Hay tiradores que viven de esto y entrenan ocho horas diarias. Y otros, como él, que compaginan su labor profesional con el deporte y aún por encima sacan tiempo para ser entrenadores. Henderson entrena a los júnior gallegos y es de lo que está más orgulloso. Casi todos han hecho podios y tiene a uno, Alejandro González, que ha sido campeón de Europa y subcampeón del mundo con el equipo nacional. “Me alegré más que si lo hubiera ganado yo”, dice.

Me pide que mencionemos a sus patrocinadores. Le digo que desde luego. A un tío que se presenta a una entrevista con una escopeta no se le niega nada. Ahí van: Armería Nova, de Vigo; Cartuchos Río y el Club de tiro Río Lérez. Y bien por ellos, que apoyan a los mejores.

Para la foto conseguimos un plato enorme porque, dice Cervera, el fotógrafo, que así se ve mejor. Afortunadamente, la escopeta no dispara, que si llega a disparar le vuelo la cabeza a Cervera y el brazo a Henderson.

A John Henderson, toda la suerte del mundo. Con un poco de suerte y un plato más, será campeón del mundo. Acuérdense de lo que digo. Y además es un tío muy agradable. Las cañas, dicho sea de paso, las pagó él. Le debemos una.

Máis en Deporte Local Pontevedra
Comentarios