Cuatro décadas dan para mucho. Y mientras unos lograron crecer hasta tocar la máxima gloria, otros iniciaron una caída al pozo más absoluto, con tan solo un año con motivo para la verdadera alegría. Ahora, ambos vuelven a cruzarse, con un palmarés detrás muy diferente, pero en una situación mucho más pareja que la de hace 40 años. Y es que los dos protagonistas de esta historia, el Pontevedra y el Deportivo de La Coruña, se miden este sábado en Pasarón en un derbi que los más jóvenes del lugar no habrán visto nunca con carácter oficial. Y lo hacen en un duelo que, como extra, dirimirá el liderato del Grupo 1A de Segunda B, ya que ambos llegan al choque como los dos mejores hasta la fecha.
Así, el duelo de dentro de unos días recordará al de 40 años atrás en el nombre de los contendientes, el –remozado– escenario y la categoría. Pero poco más. Y es que a aquel duelo del 28 de diciembre de 1980, el Deportivo acudió a Pasarón como segundo en la tabla para rendir visita a un Pontevedra que era duodécimo en aquel momento. El Pontevedra vivía cómodamente, aunque lejos de los puestos de cabeza. Y ganó aquel duelo por 2-0, gracias a dos tantos de Bea. Sin embargo, a partir del triunfo en aquel encuentro, encadenó una dinámica de trece partidos sin ganar que le hundieron en la zona baja de la clasificación, de la que ya no pudo salir.
"Daquela, o Dépor tiña un equipo moi superior porque economicamente podían. Aínda así, lembro que o de Pasarón fora un partido moi disputado e igualado, coas bancadas abarrotadas que nos deron un plus. Era impresionante como estaba o campo", recuerda Gabriel, defensor de aquel equipo y conocido posteriormente como Gabi Leis en los banquillos.
Para Leis, tanto las visitas del Deportivo como del Celta (una semana después, empate 0-0) fueron una forma de que "a cidade revivise a época do Hai que roelo". "Eran grandes equipos, favoritos aquela tempada porque ambos acababan de baixar", expresa. Finalmente, tanto el equipo vigués como el coruñés acabaron, efectivamente, ascendiendo con suficiencia.
Mientras, el Pontevedra cayó en desgracia cuando tan solo cuatro años antes había estado en Segunda A. "Penso que fixemos unha primeira volta moi boa", apunta Gabriel. Y así es, porque en el ecuador el equipo era decimosegundo. La clave en la caída fue, según el exzaguero, "o físico". "Creo que tivemos unha mala preparación. Pasamos de competir contra todos a caír en picado", apunta.
En la misma línea se mueve Javier Sancho. Canterano granate al que las lesiones de rodilla le truncaron su carrera, el mediocentro apuntaba a ser ya un jugador importante en esa temporada a sus 19 años. El exfutbolista de Meis, apunta que el cambio de entrenador "foi un erro". Así, sumido en una dinámica negativa que ni la llegada de Martialay al banquillo fue capaz de paliar ("era un adestrador patético", lamenta Sancho), el Pontevedra acabó descendiendo a Tercera División.
Precisamente el Deportivo, en la segunda vuelta, firmó la que prácticamente fue su sentencia de muerte. Supuso una venganza que sirvió para dejar la gesta triunfal del PCF en la ida en poco más que una anécdota que el conjunto granate querrá repetir este sábado.
La crónica. "Fuerza, velocidad y confianza del Pontevedra"
Diario de Pontevedra publicó el martes 30 de diciembre de 1980 la crónica del Pontevedra-Deportivo. La pieza de Larriba fue titulada Superior el Pontevedra. Una frase que refleja la superioridad granate ante un Dépor que llegaba a Pasarón en buena dinámica, pero no pudo con un PCF cuya clave fue la "fuerza, la velocidad y la confi anza extrema en la victoria".
El conjunto granate planteó un once formado por: Berto, Santos, Bea, Juan II, José Luis, Mulloni, Gabriel, Juan I, Sasiaín, Cabello y José Emilio. Por el Dépor jugaron: Jorge, Pardo, Silvi, Javi, Varela, Villanueva, Muñoz, José Luis, Piña, Traba y Eduardo.
Clave en el choque fueron José Emilio y Bea. El extremo zurdo ofreció el primer gol al central en un saque de córner, a los 13 minutos. En el 53, el propio José Emilio forzó otro saque de esquina en un contraataque. Sasiaín botó el balón parado y Bea, de nuevo aunque esta vez con su derecha, conectó con el balón y lo metió en la portería.