3-0. El Pontevedra golea al Oviedo B y evita la máxima tragedia

El conjunto granate superó al filial en la segunda mitad y logró permanecer en Segunda RFEF
Xisco y Rufo celebran un gol en Pasarón. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Xisco y Rufo celebran un gol en Pasarón. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

El Pontevedra venció en la final por la permanencia en Pasarón y se salvó del doble descenso en un partido tenso pero que acabó bien tras acertar los granates en su buena segunda mitad. El cuadro dirigido por Luisito controló el choque en la primera mitad y fue capaz de golear al Oviedo B tras el descanso, espoleado por la entrada de Martín Diz, para acabar con la incertidumbre y evitar la desgracia de caer a Tercera División.

Apostó Luisito por darle la titularidad a Pitu y mantener en el banquillo a Damià Sabater como una de las pocas opciones de cambio dentro de una plantilla muy mermada por las bajas. Con Jorge de nuevo como mediapunta, el técnico buscaba que el asturiano recibiese entre líneas y volviese a darle la fluidez al juego que logró ejecutar en Villaviciosa. Sin embargo, desde el principio, el Pontevedra estuvo incómodo con el balón. Pese a que Pasarón respondió prácticamente llenando el aforo permitido y apoyando a los suyos pese a la nefasta temporada, el PCF fue incapaz de combinar con cierta continuidad y lo basó prácticamente todo en tratar de robar lo más arriba posible para correr. Pudo hacerlo alguna que otra vez, pero le faltó acierto en el último tercio para concretar ocasiones.

Así, la primera parte fue transcurriendo entre una calma tensa que presagiaba que todo se decidiría en el segundo acto. El Oviedo tan solo inquietaba cada vez que salía de alguna mala presión local y corría por su banda izquierda, mientras que los granates dispusieron de las dos mejores oportunidades: un chut de Rufo a la contra que se fue rozando la escuadra y un disparo de Jorge que Sarr, inseguro en cada acción, despejó con dificultades.

Después de una primera parte tan trabada, el choque tenía que romper sí o sí en el segundo tiempo. Y cerca estuvo de resquebrajarlo todo Álex González en una contra tras un saque largo de Cortés. La defensa del Oviedo se comió el balón y el cántabro llegó para cazar el balón, pero demasiado forzado. Tanto que no pudo acertar a golpear.

El choque seguía trabado. El Pontevedra no quería terminar de meterle una velocidad más para no desguarnecerse atrás, pero a ese ritmo anodino tampoco le daba para encontrar el gol de la tranquilidad. Entonces, Luisito apostó por Martín Diz. Y el vilagarcián revolucionó el guion. Casi en su primera acción, Diz atrajo a varios rivales en una conducción y cedió en el sector derecho para Jorge. El asturiano, a pie cambiado puso un centro peligrosísimo con comba hacia dentro. Rufo no llegó, pero la parábola era tan diábolica que acabó colando a la redonda en la meta de Sarr. Era el 1-0 en el minuto 63. El equipo y la afición estallaron de alegría y se abrazaron como simbólica unión: a las duras y a las maduras, el cariño al escudo por encima de todo.

El gol fue la explosión definitiva para que los corsés se resquebrajasen. Al Oviedo le empezaron a entrar las prisas ante los dos goles que tenía que marcar y el PCF empezó a jugar con el tiempo. El choque estaba muy de cara para los granates y Xisco lo colocó cerró definitivamente en el 71, al cazar dentro del área un envío del omnipresente Jorge desde la esquina. El balear fusiló con rabia a Sarr e hizo suspirar por fin de paz a un Pasarón demasiado necesitado de evitar más sensaciones fuertes.

El encuentro estaba resuelto, pero casi inmediatamente al 2-0, Diz se empeñó en redondear la fiesta de consolación. El canterano recibió en campo propio e inició una conducción que nadie pudo parar. Pudo ser más egoísta el ex del Celta, pero en la frontal regaló el esférico a Rufo, que la dejó pasar para que Álex definiese ante Sarr. Era el 3-0. Se había acabado: el Pontevedra había logrado el indulto y la desgraciada temporada no acabaría en máxima tragedia.

El próximo curso, el conjunto granate competirá en Segunda RFEF. El mal menor.

Comentarios