Una 'epidemia' que está controlada

El Pontevedra acumula dolencias físicas en la mitad de su plantilla desde el inicio de la pretemporada pero ninguna de ellas ha desembocado en roturas musculares
El fisioterapeuta Manu Barros estira con varios jugadores. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera El fisioterapeuta Manu Barros estira con varios jugadores. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

La enfermería no termina de vaciarse. Pero no es algo que preocupe en el seno del Pontevedra. Desde que el equipo granate regresó al trabajo en verano, la mitad de los jugadores de la primera plantilla han tenido que parar de ejercitarse y competir en algún momento por lesión. Podría parecer una "epidemia". Sin embargo, ninguna de estas dolencias genera excesiva preocupación en el cuerpo técnico del PCF, ya que muchas han correspondido a traumatismos incontrolables y otras tantas a problemas musculares que no han acabado en rotura.

"Iniciamos la pretemporada más tarde que el año pasado, pero sin partidos al principio, por lo que pudimos meter más carga en las primeras sesiones. Eso hizo que apareciesen las primeras dolencias musculares, sobre todo en cuadriceps e isquios. Es lo normal en esas fechas", apunta el fisioterapeuta del club, Manu Barros.

"Conseguimos que los jugadores llegasen sin lesiones y con la mayor carga de trabajo posible al primer partido de liga"

Barros continúa explicando que, durante la pretemporada, el objetivo del cuerpo técnico dedicado al apartado físico consiste en "tratar de que los jugadores lleguen sin lesiones y con la mayor carga de trabajo posible al primer partido de liga". "Creo que eso lo conseguimos, porque de no ser por la rotura del escafoides de Álex González habríamos tenido vacía la enfermería contra el Coruxo", expresa el fisioterapeuta.

Precisamente, uno de los motivos por los que el conjunto granate todavía no ha afrontado ninguno de sus partidos amistosos o de competición sin bajas ha sido el azar. El PCF se encontró el día del regreso al trabajo con un Javi López en su última fase de recuperación de la rotura de ligamento cruzado, algo que ya se sabía (luego le sobrevino una recaída en el isquio, que se da en el 60% de estas recuperaciones de rodilla). Pero también con una apendicitis que retrasó la puesta a punto de Pedro Vázquez varias semanas.

A estas particulares lesiones se unieron los traumatismos. Alguno muy fatídico. Álex González se rompió el escafoides de una de sus manos en una mala caída durante el último choque de pretemporada. Manuel Romay se perdió el duelo de Ibiza tras chocar contra un jugador del Sporting B y fisurarse los huesos propios de la nariz. Y Adighibe ha venido arrastrando una rotura parcial de los ligamentos del tobillo, unida a un problema de rodilla anterior.

CAMPILLO, EL ÚNICO. Mientras, en cuanto a las fibras, muchos han sido los futbolistas que han tenido problemas. Pero todos ellos han parado por precaución. Salvo en el caso de Campillo, que todo hace indicar que sufre una rotura en el isquiotibial de su pierna izquierda. "Es el único caso quizá inesperado. Pero al final, te pones a analizar y ves que el jugador no ha competido más de 20 minutos desde el final de la pretemporada. Le tocó jugar un partido muy intenso y en una posición en la que no está tan acostumbrado. Y es normal que las fibras sufran más tensión así", apunta el fisio del club. Precisamente este contratiempo ha vuelto a hacer que el PCF se quede a las puertas de liberar por completo su enfermería una semana más.

Mientras, el caso de Nacho López es muy diferente. "Sintió molestias y le paramos. Hemos hecho varias pruebas y no hay rotura, pero en este caso él presenta unos factores intrínsecos que podemos y debemos controlar. Tiene tendencia a lesionarse en ese isquiotibial y tenemos que ser prudentes", explica Barros.

Los músculos isquiotibiales y los cuadriceps ya fueron un problema recurrente durante la pretemporada. Sobrecargas en esos grupos musculares sufrieron Javi Pazos y Santi Figueroa, asociadas al trabajo de fuerza. También Pol Bueso, que fue el futbolista que más tiempo tuvo que estar alejado de los terrenos de juego. "Su caso fue especial. Llegó con apenas semana y media de descanso porque compitió hasta el final con el Hércules. Y cuando empezó a entrenar, lo pagó. Tenía dolor y paramos. Fuimos pacientes e incluso acortó los plazos, porque jugó los tres últimos partidos de pretemporada", apunta Manu.

Precisamente esta acumulación de percances hizo que Romay y Bustos tuviesen que acumular más minutos de lo debido en amistosos y tuviesen que parar. Nada grave tampoco, aunque en su momento pareció una epidemia que no cesaba. Pero una epidemia que el Pontevedra tiene perfectamente controlada.

Cuerpo técnico. "La comunicación es constante y la sintonía, total"
Manu Barros hace hincapié en que a la hora de planificar y analizar la carga de trabajo es "fundamental" la comunicación entre el fisioterapeuta, el preparador físico (Miguel Arcos) y el resto del cuerpo técnico. "Confían en mí y en Miguel porque nos basamos en la ciencia. Nosotros vamos todos los días y la comunicación es constante, al igual que la sintonía. Entre todos apostamos en muchas ocasiones por prevenir, sobre todo a estas alturas", apunta Barros, que cree que el club ha dado un paso adelante en cuanto a recursos y a consenso en este ámbito. "Ahora también tenemos más experiencia", reconoce.

Por otro lado, Barros también señala la importancia del feedback que existe con los jugadores. "Ellos tienen confianza en nosotros y ya tienen inculcado que deben evitar los antiinflamatorios y las infiltraciones. Sentir dolor es bueno para parar lesiones a tiempo", finaliza.

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