"Hubiera sido feliz jugando solo en Pontevedra"

Cuando la ciudad se disponía a vivir la Navidad de 1989 y asumía que el conjunto teucrista tenía imposible continuar entre los grandes, un joven croata, nacido en Bosnia, comenzó a construir su leyenda como jugador azul. Su historia perdura el paso del tiempo. Desde Vodice, en la costa adriática, recuerda sus años felices en la Boa Vila

Zoran Mikulic en su vivienda de Vodice en la que guarda recuerdos de Pontevedra. DP
photo_camera Zoran Mikulic en su vivienda de Vodice en la que guarda recuerdos de Pontevedra. DP

Han transcurrido 24 años desde su marcha de España, pero Zoran Mikulic (Travnik, 1965) habla perfectamente castellano. No se nota el paso de los años ni en el idioma ni tampoco en la memoria porque como si fuera ayer recuerda perfectamente todo lo que vivió como jugador de la SD Teucro y en una ciudad a la que quería volver esta primavera.

Han pasado 27 años desde su marcha del Teucro, ¿qué recuerdos tiene de su etapa en Pontevedra?
La tengo muy presente porque fue muy especial. Todo lo positivo lo guardo con cariño y lo malo trato de olvidarlo. Tengo una hija pontevedresa (nació en el año 92), por lo que los lazos con esa ciudad son imposibles de romper. Sigo manteniendo contacto con los que eran mis vecinos y los amigos de fuera del balonmano. De vez en cuando hablo con la abuela Eulogia (se refiere a la señora en cuya casa vivió en sus primeros meses en la ciudad) y Dora, para mí fue una segunda madre, que me cuidó mucho y me hicieron la vida mejor. Hace unos meses estuve con Pasqui (Xavier Pascual, actual entrenador del FC Barcelona) que fue mi compañero, ya que cada vez que viene con su equipo a Croacia me acerco con mi mujer para saludarlo.

"Los cuatro años del Teucro fueron increíbles. Cuando llegué a Pontevedra era un desconocido y allí maduré"

Que después de tantos años en Pontevedra se le considere un mito, ¿qué sentimientos le genera?
(Se emociona) ¡Esto es fuerte! Se me pone la piel de gallina escuchar eso. Me pongo a llorar si alguien dice eso porque lo único que traté es de ser feliz jugando al balonmano y que la gente fuera feliz. Me considero una persona normal que intentaba vivir normal. El balonmano era lo mío y creo que en aquella época se me dio bien. Siempre he tratado de quitarle importancia. Es precioso saber que la gente se acuerda de ti con cariño a pesar de que han transcurrido muchos años.

Usted sabe que en aquella época era uno de los jugadores más queridos.
El cariño de la gente siempre lo sentí y lo siento a día de hoy porque se acuerdan de mí. Amigas de mi mujer, nuestros vecinos... nos siguen hablando de todos aquellos años. Es emocionante saber que te quieren. Fueron unos años preciosos en los que traté de ayudar al máximo al equipo. Cada partido era especial porque sin lugar a dudas era el lugar donde se vivía más intensamente el balonmano. En cada encuentro había cuatro mil personas y por la calle nos para ban. Todo eso es inolvidable. Es una motivación vital toda mi etapa en Pontevedra.

Usted tenía 24 años recién cumplidos (nació el 24 de octubre) cuando llegó a Pontevedra en diciembre de 1989 y era su primera experiencia lejos de la extinta Yugoslavia, ¿cómo surgió su fichaje?
En ese verano hice un gira con mi equipo -la legendaria Metaloplastika de Sabac- por el sur de España y ya había llamado la atención de diferentes entrenadores y al regresar a mi país no estaba nada contento en mi club. Empecé a pensar en la posibilidad de marcharme. En esa época jugaba en el Teucro Rasic, que se puso en contacto con mi club porque buscaban un sustituto para su extranjero zurdo -Pehar- , que había sido despedido. Como yo no estaba contento, los directivos de Sabac decidieron darme la libertad y yo fiché sin conocer nada. Me atraía jugar en la liga española. Yo no sabía nada de nada. Todo fue una sorpresa para mí.

"A día de hoy sigo sin entender mi salida del Teucro. Ese año me había lesionado e hice un esfuerzo por recuperarme"

Y luego su viaje a Pontevedra fue una odisea.
Ja, ja, ja. Yo lo cuento y la gente se ríe. Imagínate en pleno mes de diciembre (llegó el jueves 15) en el aeropuerto de Barajas. Mi vuelo había hecho escala en Roma y salió tarde, por lo que perdí el enlace con Santiago de Compostela. Yo estaba solo, sin saber español y muy poco inglés. Grité Teucro y de repente se acercaron unos señores que sabían alemán, que es un idioma en el que me desenvuelvo bien y conocían a Fernando Gago (presidente del Teucro en aquel momento) y me fui con ellos en coche a Galicia. Llegué a las cuatro de la madrugada, dormí en el Comercio (Hotel) y a las pocas horas viajé a Málaga porque nos enfrentábamos al Puleva (en su debut marcó cinco goles).

De aquella primera temporada todavía se recuerda mucho un partido del Teucro contra el Mepamsa San Antonio en el que marcó 15 goles.
Fue un domingo por la mañana (eleva la voz). Yo tampoco lo olvido. Todavía conservo el vídeo de ese encuentro. Fue muy importante porque estábamos luchando por salvarnos y ellos eran un rival directo. Nadie apostaba por nosotros. Realmente parecía imposible que nos salváramos, pero hicimos una gran segunda vuelta. Ese partido fue como decir: ¡aquí estamos! Marqué 15 goles y el Pabellón era una verdadera fiesta. Cuando fiché el equipo tenía cero puntos (realmente tenía tres) y me dijeron que el objetivo era evitar el descenso directo. Todos se conformaban con disputar la promoción de permanencia y acabamos salvándonos directamente. Fue una hazaña. Para mí es como si conquistáramos un título, sobre todo por saber que había cumplido con las expectativas que había generado. ¿Sabe? Un partido que no olvidaré fue contra el Teka de Santander (18 de diciembre de 1991) al que teníamos que ganar para clasificarnos para la lucha por el título. Me acuerdo que marqué un gol de penalti que nos dio el triunfo (en ese partido fue autor de nueve tantos) y parecía que el Pabellón se caía, es algo que nunca olvidaré. Fue uno de los encuentros más importantes de mi vida. Aquella temporada fue extraordinaria porque opusimos resistencia a los mejores. Terminamos la liga en un gran puesto (sextos) y vencimos a varios de los grandes.

Sus legendarios 15 goles contra el Mepamsa San Antonio
Los legendarios 15 goles de Zoran Mikulic contra el Mepamsa San Antonio ADP
A lo largo de sus cuatro temporadas en el Teucro, Zoran Mikulic disputó alrededor de cien encuentros, pero hay uno que perdura al paso del tiempo. Fue el disputado el 25 de marzo de 1990 (la imagen corresponde al equipo que jugó ese partido) en el Pabellón Municipal ante un adversario directo en la lucha por la permanencia, el Mepamsa San Antonio, al que le endosó la friolera de 15 goles. Todo una exhibición jaleada por los cerca de 4.000 aficionados que presenciaron el choque.


¿La etapa del Teucro es de las más especiales de toda su carrera?
Buff. Es complicado decirlo porque tuve la suerte de desarrollar una carrera que ni yo me imaginaba. Nunca tuve la intención de jugar en tantos sitios. Yo hubiera sido feliz jugando solo en Pontevedra. Mi pensamiento no era marcharme. Nunca tuve esa ambición. Me fui de la Metaloplastika porque no estaba contento y al venir a Pontevedra, y estar tan bien, para mí ya era suficiente. Es especial porque realmente allí empecé mi carrera. Era joven y estaba tonto (se ríe) y fuerte. Luego llegaron los títulos (conquistó la EHF con el Granollers, dos City Cup con el TuS Nettelstedt alemán y el oro olímpico en Atlanta con Croacia) y los triunfos personales, pero los cuatro años del Teucro fueron increíbles. Cuando llegué a Pontevedra era un desconocido y allí maduré, allí me casé, allí fui padre, allí viví momentos increíbles y de allí nunca me olvidaré. El Teucro siempre será mi casa y Pontevedra mi ciudad.

"Me pongo a llorar cuando me dicen que soy un mito del Teucro. Lo único que traté es de ser feliz jugando al balonmano"

¿Desde que se fue de España volvió a Pontevedra?
No. Estuve en León, pero no en Pontevedra. Cuando yo jugaba en la Bundesliga estuvieron mi mujer y mi hija. Tenía planes de ir en esta primavera pero por culpa del coronavirus tuve que cancelarlos. Es algo que tengo pendiente. Volver será especial y seguro que me emociono.

La ciudad está muy cambiada.
Eso me han dicho. Al mantener contacto con gente de allí, me cuentan cosas y me mandan fotos. Tengo ganas de ir porque en Pontevedra viví años muy especiales.

Hace unas semanas falleció su compañero en el Teucro Ferenc Füzesi.
(Interrumpe al periodista). ¿Se murió Ferenc? Imposible. No me digas (su voz se entrecorta). Me acabo de enterar por ti (se hace el silencio durante unos segundos). Cuando yo jugaba en Austria fuimos a Hungría y nos vimos. Era un gran compañero y un extraordinario jugador (su voz sigue emocionada y tiene que hacer una pausa). ¡Qué pena! La vida es injusta. No me había enterado. Con todos mis compañeros balcánicos mantengo contacto y con los húngaros menos. A Ferenc le había perdido la pista. Nos entendíamos a la perfección y creo que en el Teucro hicimos una gran pareja. Ya era veterano y sabía darnos pausa.

A Pontevedra siempre la llevo en el corazón. Es la ciudad con la que estoy más en contacto. Tenía planes de ir en esta primavera pero tuve que cancelarlos por el coronavirus"

Cuando usted jugaba en el Teucro su país sufrió una dramática guerra, ¿cómo vivió el conflicto desde la distancia?
¡Buff! Yo de política hablo muy poco. Fueron unos años terribles y duros porque no sabíamos nada de la familia de mi mujer. Fue una época muy difícil y prefiero no hablar más. Por suerte pasó y ya está. Fue un conflicto político, con determinados intereses que padeció el pueblo. Hace un año Erika (su mujer) y yo fuimos a una boda en Sabac (Serbia) y estábamos todos juntos, independientemente de la nacionalidad. La buena gente no se olvida. No pensamos en el pasado.

¿Qué momento elegiría de los cuatro años que vivió en Pontevedra?
¡Todos! (lo dice con fuerza). Mi último año fue muy difícil porque me rompí la mano y luego decidieron que me marchara. Fue una etapa mala, pero guardo lo bueno.

¿Sigue sin entender su salida del Teucro?
Ni tampoco la del Octavio (temporada 94-95). Yo no me quería ir. A día de hoy lo sigo sin entender. Yo ese año me había lesionado e hice un esfuerzo importante por recuperarme. Yo quería seguir, pero no contaron conmigo. Fue triste acabar así cuatro años tan importantes. Por otra parte vinieron cosas buenas porque gracias a eso yo tuve que hacer mi carrera en otros sitios cuando realmente no quería y gracias a irme tuve la posibilidad de ganar títulos. Mi ambición era quedarme en Pontevedra. Nunca sabes lo que te va a ofrecer la vida. Me mudé de ciudad doce-trece veces y jugué en cinco países diferentes y eso no entraba en mis planes, sin embargo fue bonito.

(Antes de despedirse pide al periodista que haga hincapié en su cariño a la ciudad) Recalca que "a Pontevedra siempre lo llevo en el corazón. Es la ciudad con la que estoy más en contacto. Mucha gente me hizo muy feliz. Saben que siempre tendrán un amigo en la familia Mikulic. Todavía conservo todo lo que publicó de mí Suso (Jesús Rodríguez) en Diario de Pontevedra. Para mí eso es un tesoro". Es palabra de un mito de la Sociedad Deportiva Teucro, uno de los jugadores más queridos y probablemente el extranjero más importante en los 75 años de historia de la entidad.

Historia. El milagro de la permanencia

Zoran Mikulic con su peculiar estilo de lanzamiento. RAFA (ADP)
Zoran Mikulic con su peculiar estilo de lanzamiento. RAFA (ADP)
 

Con un equipo angustiado por el descenso llegó desde uno de los grandes de Europa, la Metaloplastika de Sabac, un jugador que pronto se convirtió en un mito de un club en el que permaneció hasta 1993.

Después de cuatro años el Teucro se reestrenó en la élite en la temporada 1989-1990. El comienzo fue espectacular porque superó por seis goles al Palautordera, pero ese fue el único triunfo que los de Fran Teixeira lograron en los siguientes 15 partidos. La trayectoria anunciaba un nuevo descenso a la segunda categoría del balonmano español porque nadie se imaginaba lo que sucedió en la segunda vuelta.

REBELIÓN. Los malos dos primeros meses ligueros hicieron que la directiva cortase a uno de los dos extranjeros que tenía el equipo, Pehar y el sustituto fue un desconocido Zoran Mikulic que venía con el aval del mejor jugador del mundo, el azulgrana Veselin Vujovic.

En sus dos primeros encuentros Miku comenzó a mostrar todo su potencial. Con él el Teucro estuvo a punto de ganar al Teka en la víspera de Nochebuena. Lideró la rebelión de un equipo que en la segunda vuelta sumó la friolera de la mitad de los puntos en juego (15) para conseguir no solamente evitar el descenso directo sino también la promoción.

DESPEDIDA. Unas pocas semanas le sirvieron al balcánico para ser el ídolo de la afición junto al yugoslavo de Lalín, Geni. Siguió en el club pontevedrés tres temporadas más. En la 91-92 fue clave en la mejor clasificación (sexto) del conjunto pontevedrés, hasta ese momento, en la élite y en la siguiente se rompió la muñeca meses antes de que Fran Teixeira prescindiera de sus servicios.

En junio de 1993 se marchó camino del Arcos de Valladolid y tras un ejercicio allí militó en el Academia Octavio antes de vivir en el BM Granollers su último ejercicio en España.

Con la camiseta del Octavio entrenado por Javier Barrios, en la temporada 94-95, fue el máximo artillero de la Liga Asobal y marcó 21 goles al Guadalajara, en lo que es el récord de tantos en un solo partido de la Liga Asobal.

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