La ruta de Los Soles: dos décadas de alijos de cocaína entre Venezuela y Galicia

La acusación de Estados Unidos al Gobierno de Maduro confirma la existencia de un canal abierto de narcotráfico entre el Orinoco y las rías ▶La Brigada Central de Estupefacientes, la Udyco Central y la DEA sitúan al 'pollo' Carvajal como el hombre fuerte del cártel en España
Políticos y militares investigados por la DEA por presunto narcotráfico internacional. FISCALÍA GENERAL DE EE UU - Interior
photo_camera Políticos y militares investigados por la DEA por presunto narcotráfico internacional. FISCALÍA GENERAL DE EE UU

Los generales de la Guardia Nacional Bolivariana (GNR) lucen insignias en forma de sol según su rango, entre una y cuatro. A partir de la década de 1990, los narocotraficantes colombianos relacionados con las extintas Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y con otras organizaciones criminales del momento comenzaron a dirigir sus miradas hacia el Sur. El mercado de la cocaína estaba saturado en Miami al tiempo que habían comprobado que en Galicia había redes mafiosas con capacidad para introducir y almacenar la droga para surtir a clientes de todo el Viejo Continente. Cali, Medellín y sus sucesores (El Loco Barrera estableció su residencia en Venezuela) diseñaron una ruta terrestre para el transporte de cocaína que debía incluir el paso por el país bolivariano, que serviría de lanzadera.

Los tribunales gallegos y españoles ya han condenado a varios venezolanos como notarios de la gran organización

Los primeros cargamentos incautados por la GNR sirvieron para establecer los primeros contactos. El objetivo de los reyes de la coca colombiana era llegar a ellos para sobornarles. Ése fue el germen del Cártel de Los Soles. Los generales comenzaron por permitir el paso por zonas fronterizas y hacer la vista gorda en los puertos y aeropuertos para la salida de la mercancía. Con el paso del tiempo y en vista de lo ucrativo del negocio, las Fuerzas Armadas crearon su propia organización que, según la Fiscalía General de Estados Unidos y la Drug Enforcement Administration (DEA), lleva al menos dos décadas coordinando partidas de grandes alijos hacia el Norte, pero también hacia el Este. Al tiempo que Norteamérica pone precio a la captura de Nicolás Maduro (15 millones de dólares), la Udyco Central, la Brigada Central de Estupefacientes y la propia DEA sitúan a Diosdado Cabello y a Hugo el pollo Carvajal (por los que Estados Unidos ofrece diez millones) como hombres clave para el tránsito de miles de kilos de cocaína entre el Delta del Orinoco y las Rías Baixas a lo largo de los últimos 20 años.

"Al menos desde 1999 y hasta 2020, los investigados participan en una conspiración para el narco entre Los Soles y las Farc"

Las primeras acusaciones por parte de una corte neoyorquina se tradujeron en la acusación en 2016 al excomandante Néstor Reverol, antiguo director de la agencia antidroga venezolana y que vuelve a estar en el ojo del huracán en la actual investigación. En esa etapa, la DEA y los servicios centrales antidroga de la Policía Nacional ya hablaban de una ruta establecida entre el delta del Orinoco y Galicia, con aprehensiones históricas como la del San Miguel (3.500 kilos en 2008), el Pacífico (1.800 en 2013), el Riptide (3.400 en 2013) o el Coral I (1.500 kilos en 2015). La presencia de venezolanos, algunos de ellos ya juzgados y condenados en la Audiencia Provincial de Pontevedra y en la Audiencia Nacional, se hizo cada vez más destacada en Galicia. Llegaban notarios encargados de coordinar la recepción de los alijos. Sus tentáculos llegaron a Madrid e incluso tentaron a algún funcionario, también condenado por ello, con el objetivo de hacerse con información secreta de la DEA y de la Policía española. Eso ocurrió cuando Marcos Vigo, Tucho Carballa y Viñas Morgade, tres peces gordos del negocio en Galicia, pretendían recoger 3.400 kilos de coca de un pesquero que partió desde el Orinoco y acabó siendo remolcado al Puerto de Vigo. Era mayo de 2013. La ruta estaba perfectamente engrasada.

La recientísima acusación formulada por Geoffrey S. Berman contra la cúpula política y militar (ambas convergen) del gobierno de Maduro asegura que "al menos desde 1999 y hasta 2020, los investigados (sus nombres y rostros aparecen en la imagen superior) participan en una corrupta y violenta conspiración de narcoterrorismo entre el Cártel de los Soles y las Farc". La acusación se centra en los alijos enviados hacia Estados Unidos, a donde llegan por todas las vías, aunque en especial en avión y contenedor y con la implicación de terceros países. Honduras, República Dominicana o Nicaragua serían los puentes hacia el Sur, con isla Margarita como una de las lanzaderas. En cuanto a Europa, el PanAm Post de Miami publicó esta semana en América lo que ya sabían las autoridades en España: la ruta estable de tráfico de cocaína entre el delta del Orinoco y Surinam y Galicia, con la opción de emplear África, en ocasiones, como punto intermedio.

Ejemplos. Cuatro grandes alijos con el sello del cártel
Es difícil hacer un cálculo de la cantidad de cocaína que ha recorrido el circuito entre Venezuela y Galicia desde que el Cártel de Los Soles opera en el país sudamericano en colaboración con las Farc. Repasando todas las operaciones policiales, se puede afirmar que más de 10.000 kilos han sido decomisados en barcos de último viaje procedentes del país bolivariano en los últimos años. Sin embargo, se desconoce la cantidad de polvo blanco que pudo alcanzar el continente por esta vía, que no solo incluye los alijos tradicionales por Galicia, sino también los que emplean a África como puente y los que se ocultan en el interior de grandes portacontenedores que, en su tránsito lícito, sirven de tapadera para el traslado de ingentes cantidades de droga desde Sudamérica y hacia distintos puertos europeos. Aquí mencionamos algunos ejemplos de pesqueros que, partiendo de aguas venezolanas, acabaron siendo interceptados antes de que los gallegos saliesen en su busca.

San Miguel
En junio de 2008, un barco de río con base en Isla Margarita, el San Miguel, era apresado con 3.600 kilos de cocaína a bordo. Entre sus tripulantes figuraban doce venezolanos y dos gallegos. La embarcación fue trasladada hasta el puerto de Vigo y el posterior juicio no sirvió para acreditar la participación en los hechos de dos presuntas organizaciones criminales que, según la Policía, han mantenido en jaque a las autoridades a lo largo de los años. Sí fueron condenados por ello los venezolanos, entre los que se hallaba el contramaestre José Jesús Isasis, cuyo cuerpo apareció tiempo después descuartizado en el interior de un congelador. Esos hechos también fueron llevados a juicio, pero de su resultado no afloró relación alguna con aquel cargamento. Destacó en esa operación el arresto de José Luis Fernández Tubío. Este arousano, que tenía la misión de recoger la droga en una lancha, declaró contra los presuntos jefes de la rama gallega de aquel narcotransporte. Sin embargo, acabó desdiciéndose por carta y huyendo antes del juicio.

Riptide
En mayo de 2013, la Policía Nacional ya sabía que otro pesquero de último viaje había partido del Delta del Orinoco. Un narco gallego relacionado con Los Charlines, Marcos Vigo, tenía hilo directo con Venezuela para cerrar las condiciones del pacto. En pleno océano, las autoridades españolas interceptaron la embarcación, con varios asiáticos contratados por los venezolanos en su interior y un cargamento de 3,4 toneladas de polvo blanco que fue retirado de la circulación. El operativo sirvió para desmantelar las actividades ilícitas de varios históricos del narcotráfico en Galicia, pues junto a Vigo cayeron Viñas Morgade, alias Manzanita, y Tucho Carballa. De las posteriores pesquisas se intuyó que personas aún más relevantes podrían estar detrás del alijo, tal y como declaró el propio Marcos Vigo en su momento.

Coral I
A principios de 2015, el cambadés Rafael Bugallo Piñeiro, O Mulo, esperaba el avance del Coral I, un barco en muy malas condiciones que precisaba ayuda de forma inmediata y que transportaba 1.500 kilos de cocaína. La Policía Nacional le seguía los pasos, y en cuanto pudo vincularle con el cargamento a través de los movimientos que realizó en O Salnés y sus contactos con los sudamericanos, optó por detenerle. La droga fue interceptada en medio del Atlántico, antes incluso de que la lancha rápida que pertrechaba la organización en una nave de A Costa da Morte partiese desde Galicia. Tanto los tripulantes del pesquero como muchos de los que iban a recibir la carga en altamar resultaron condenados El destino final, como el de todos los grandes alijos que circulan por la ruta entre el delta del Orinoco y Galicia, eran consumidores de todo el continente europeo.

El Delta del Orinoco escupe pesqueros 'de último viaje' hacia Europa y África

Las rutas de la cocaína controladas por Los Soles

Las zonas fronterizas entre Colombia y Venezuela, pero especialmente el delta del Orinoco (cuya cuenca fluvial transcurre entre ambos países) y las cercanas aguas de Guyana y Surinam son los puntos clave para la partida de los alijos controlada por Los Soles y que tienen como destino Europa. El citado río, que, por su tamaño, llegó a ser considerado un mar por los primeros exploradores españoles, es un lugar que guarda ciertas similitudes con Galicia. Aguas con una gran presencia de embarcaciones vinculadas al sector pesquero permiten que los barcos de último viaje, navíos en malas condiciones que normalmente se fletan para abandonarlos tras el narcotransporte, permanezcan durante días, incluso semanas, mientras se van cargando de cocaína poco a poco bajo el control de los venezolanos. Es un área que incluye numerosos islotes perfectos para esa faena. Como tripulación, las organizaciones mafiosas apuestan por expertos marineros locales, pero en no pocas ocasiones contratan a personas procedentes del sudeste asiático, bien coreanos, bien tailandeses. Muchos de ellos cumplen largas condenas en prisiones españolas en la actualidad por un trabajo por el que apenas iban a cobrar cinco o seis mil dólares. Distinto es el papel del notario de la organización, pero éste acostumbra a viajar en avión para controlar la recepción en Galicia. Las embarcaciones, muchas de ellas más aptas para la navegación fluvial que oceánica, están muy lejos de ser seguras.

Los pesqueros permanecen varios días en aguas venezolanas y el cártel los va cargando de coca poco a poco hasta su partida

Un segundo esquema de carga, más rápido y arriesgado que el del Orinoco, tiene lugar en puntos más expuestos ante las costas de los países citados. Planeadoras o avionetas efectúan la carga en pocas horas, y lo hacen en barcos de todo tipo. En este caso, no siempre son Los Soles los garantes de los cargamentos. En ocasiones, los propios colombianos o mafias de Europa del Este asentadas en Sudamérica están detrás de las operaciones.

Una vez en el Atlántico, los barcos de último viaje toman cualquiera de las dos rutas principales, bien hacia las Azores, bien al Norte de Cabo Verde, hasta llegar a un punto en el que se hallan al alcance de las planeadoras gallegas. Cabe la posibilidad de la aparición de un tercer barco que efectúa las labores de acercamiento y que puede partir desde Galicia, Portugal o desde África Occidental, donde narcoestados como Guinea-Bissau se llevan su parte del pastel a cambio de colaboración en las operaciones.

La segunda ruta de Los Soles, que, según la DEA, tienen la total protección del Gobierno de Maduro, tiene como destino Estados Unidos. El estado norteamericano estima que desde 2004 hasta la actualidad, el cártel despachó más de 250 toneladas de cocaína al año empleando lanchas rápidas, pesqueros y contenedores, pero también cargamentos que viajan por aire desde aeródromos clandestinos. La acusación contra Venezuela señala que el Caribe y Centroamérica, especialmente Honduras, hacen de puente en este canal de narcotráfico. Estados Unidos cuantifica en al menos 75 los vuelos ilícitos detectados entre Venezuela y Honduras solo en 2010. México es otro de los países de tránsito, como acreditan los 5.600 kilos aprehendidos en un avión procedente de Caracas en Ciudad del Carmen (Campeche).

Las fuerzas de seguridad españolas tienen el convencimiento de que la ruta de Los Soles sigue plenamente operativa en la actualidad, y ello es así a pesar de la presión a la que le está sometiendo Estados Unidos. Movimientos de tropas en aguas venezolanas que unos interpretan más como un gesto político pero que Washington vende como labores de control y vigilancia de posibles cargamentos de droga pueden tener un efecto similar al que ya se produjo años atrás, cuando se saturó el mercado en Miami: que los cárteles apuesten por el mercado europeo para evitar las fuertes medidas de seguridad presentes en el Norte.

A la actividad estable de una organización cuyos beneficios, según varias fuentes, van a parar en parte a la lucha política bolivariana a nivel global, se une un escenario en el que colombianos, serbios, croatas, albaneses o peruanos agudizan su ingenio para hacerse con el control de los laboratorios en Sudamérica. Mercantes y semisumergibles se han establecido como alternativas sólidas a los sistemas más tradicionales y todos ellos confluyen en un panorama internacional en el que Galicia sigue teniendo un papel diferencial.

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