Tesón, cooperación y solidaridad: las tres claves para que los gallegos reciclemos más y mejor

Sogama ve el compromiso ambiental de cada ciudadano como el cimiento sobre el que levantar la nueva sociedad circular, verde y comprometida. Cree que la determinación mostrada ante la crisis sanitaria marca el camino a seguir
Tener un entorno limpio y saludable implica compromiso social, cabeza con las compras y la alimentación y mucho reciclaje. EP
photo_camera Tener un entorno limpio y saludable implica compromiso social, cabeza con las compras y la alimentación y mucho reciclaje. EP

La crisis global originada por el coronavirus ha puesto patas arriba el mundo tal y como lo conocíamos hasta el momento y está dejando profundas heridas a  nivel sanitario, económico y social que tardarán tiempo en cicatrizar. Sin embargo, la pandemia de Covid-19 también deja lecturas positivas, como capacidad de la sociedad de ofrecer una respuesta contundente y unida a la adversidad. Y precisamente esa misma receta de tesón, cooperación y solidaridad mostrada en la crisis sanitaria es la que Sogama anima a aplicar a nivel medioambiental.

De este modo, coincidiendo con el Día Mundial del Reciclaje, la sociedad ambiental anima a los gallegos a mantener su compromiso con la protección del medio en las acciones de su día a día. Cada ciudadano es el primer eslabón de la cadena, el cimiento sobre el que se asienta todo el trabajo de reducción y reciclaje de residuos.

La clave para que todo ese engranaje funcione en beneficio del planeta pasa por la actitud y el compromiso personal. Cada gesto cuenta y, por ello, Sogama recuerda puntualmente algunos de ellos, como aquellos vinculados al consumo. Así, destaca la importancia de planificar la compra y adquirir lo estrictamente necesario para que las cosas no acaben en el cubo de la basura. En esa línea, se para especialmente en los alimentos, dado que un tercio de los que produce el ser humano acaban desperdiciados. Es clave ajustar la compra a los comensales, fijarse en la fecha de caducidad o reconvertir las sobras en nuevos platos con algo de ingenio.

También aconseja comprar en mercados de proximidad para evitar desplazamientos y la consecuente generación de CO2, así como priorizar los productos de temporada. Y siempre que se vaya a la compra, mejor con carrito o bolsa reciclable que con plástico, desterrando además en lo posible el exceso de envases y embalajes, todos ellos potencial basura. 

Sogama también trata de activar el compromiso de cada ciudadano invitándolo a implicarse de lleno en la batalla ambiental a través de su lucha contra los residuos: propios y de los demás.

Por último, Sogama recuerda que reutilizar objetos permitirá reducir la generación de residuos. En estos tiempos se impone la circularidad de los productos y el máximo aprovechamiento de los mismos hasta agotar su vida. Porque no hay que olvidar que el mejor residuo siempre es aquel que no se genera.

Apuesta tecnológica de Sogama: la nueva planta de separación
El complejo medioambiental de Sogama, en Cerceda, predica con el ejemplo. Y es que dentro del ambicioso proyecto de amplición de las instalaciones llevado a cabo el último año la dirección incluyó una nueva planta de recuperación de materiales donde Sogama exprime al máximo todas las posibilidades del reciclaje.

La nueva instalación, en línea con la industria 4.0, dispone de tecnologías de última generación con las que logra separar hasta 11 tipos de residuos útiles para reciclar y que llegan mezclados en las bolsas a Cerceda.

De este modo, plásticos, vidrio, papel/cartón, briks o metales mezclados en la basura convencional son localizados y agrupados antes de tomar rumbo a los centros recicladores para reincorporarse al mercado, propiciando así el ahorro de energía y materias primas.

Sogama es consciente de que en la innovación tiene uno de sus mejores aliados en su reto de lograr que la generación de vertidos acabe siendo simbólica.

 

Cada cosa en su sitio: cuando acertar es tan importante
CONTENEDORESEl éxito del reciclaje depende, en buena medida, de la actitud individual que adoptemos cada uno de nosotros. Así, de poco sirve separar materiales en los cubos de basura de casa si después, a la hora de sacar las bolsas, se depositan en el sitio equivocado. Por eso, Sogama insiste en esta idea mediante campañas en las que da a conocer qué residuo va en cada sitio.

El contenedor amarillo, hoy por hoy uno de los que presenta más tasa de error en su contenido, se reserva para latas, briks y envases de plástico. El iglú verde, por su parte, es el destino para envases de vidrio. El contenedor azul se utiliza para depositar papel y el cartón, mientras que el contendor verde genérico es el de la basura general: en él debe acabar la fracción resto o, dicho de otro modo, todo aquello que no se puede reutilizar.

Es más, Sogama recuerda que es en este último colector en el que se tiene que depositar el material usado para afrontar el Covid-

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