Julio Pérez Díaz: "Hasta hace poco la mitad de los niños no llegaba a la edad de tener hijos"

El experto en demografía desgranará este viernes en Pontevedra la revolución demográfica y las condiciones en las que envejecerá la generación del 'baby boom'

Julio Pérez Díaz. ARCHIVO
photo_camera Julio Pérez Díaz. ARCHIVO

Julio Pérez Díaz, demógrafo y científico titular del CSIC, será uno de los ponentes estrella del XXXI Congreso Internacional de Geriatría y Gerontología, que comenzará este jueves en el Pazo da Cultura. Su especialidad es "explicar cómo ha cambiado la pirámide poblacional" y descifrar los cambios de dinámicas poblacionales.

Su conferencia será la encargada de inaugurar el Congreso. ¿Qué abordará?
Uno de los temas será la gran revolución social del cambio demográfico. Hasta hace muy poco tiempo teníamos muchos hijos que vivían muy poco tiempo, pero hemos pasado a una estrategia mucho más eficiente. El principal cambio ha sido evitar la altísima mortalidad infantil, que era de casi 200 fallecidos por cada 1.000 nacidos antes de cumplir el año y de 500 por cada 1.000 antes de cumplir los 15, por lo que normalmente la mitad de los niños no llegaban a la edad de tener hijos. Sin embargo, ahora somos uno de los países con mayor esperanza de vida del mundo, porque se han volcado más recursos a cada hijo y se tienen menos. Y eso tiene consecuencias tiempo después.

Según las proyecciones del Instituto Galego de Estatística (IGE), en Pontevedra la población de más de 65 años representará un 29,4% del total en 2033. ¿Comparte estos cálculos?
Las proyecciones no son previsiones, porque nos dicen qué va a ocurrir si se mantienen ciertas tendencias y en demografía éstas casi nunca se mantienen. Dicho esto, no me parece nada exagerado. Aparte del cambio que ha tenido lugar en toda la humanidad hacia una mayor eficiencia de los hijos, que viven más tiempo, hay que añadir dos factores más que intervienen en el envejecimiento. Uno de ellos es la emigración de jóvenes, que se agudiza cuanto más pequeño sea el territorio y que deja huella en la pirámide poblacional. Y otro factor que se aproxima es que las generaciones del baby boom estamos a punto de llegar a los 65 años, por lo que la proporción de mayores va a aumentar bastante. Por tanto, no me parece descabellada esa previsión, aunque siempre teniendo en cuenta que esas generaciones, las más voluminosas de la historia en número de nacimientos, nos iremos extinguiendo, por lo que supongo que luego la pirámide volverá a tener algo menos de mayores. Eso sí, el aumento de peso de los mayores ha venido para quedarse y se basa en un cambio dramático y es que comenzamos el siglo XX con una esperanza de vida de 34 años y lo hemos terminado con una esperanza de 82 años. Es verdad que nacen menos niños, pero viven muchos más años y eso es lo que permite aumentar la población.

"El aumento de peso de los mayores ha venido para quedarse. Comenzamos el siglo XX con una esperaza de vida de 34 años y lo hemos terminado con una de 82"


¿La tasa de natalidad seguirá bajando?
Si hablamos de número de nacimientos por población, podemos decir que la natalidad no va a volver a repuntar a los niveles del pasado, porque el total incluye a los mayores que ya no van a tener hijos. Otra cosa es el número de hijos por mujer. En las generaciones del baby boom, las mujeres no tuvieron más hijos que sus madres, pero los tenían muy pronto. Ahora tenemos una media baja, de 1,3 hijos por mujer y eso se explica en parte porque la maternidad se ha retrasado mucho. Antes se formaba pareja, al año siguiente se tenía un hijo, y los anticonceptivos venían después, cuando ya se habían tenido los que se querían. Hoy en día esto no sucede (...). A pesar de que España es un país en el que no se vive mal y donde las familias cuidan mucho a sus hijos, cuesta mucho formar una familia nueva. Y, si no hay medidas encaminadas a favorecer el empleo y la emancipación, los jóvenes lo tendrán difícil.

¿Cree que la inestabilidad laboral es el principal factor que ha reducido la natalidad?
En los 60 había más desempleo y las condiciones económicas no eran las de hoy ni remotamente. Lo que ha cambiado es que el listón que nos autoimponemos para tener un hijo como uno quiere ha aumentado. No nos hemos vuelto egoístas, es que el grado de autoexigencia a la hora de tener un hijo ha subido y todo ese esfuerzo recae sobre las parejas, porque el estado de bienestar llegó tarde y se desarrolló poco. Hay muchas madres con el trauma de que le dedican poco tiempo a sus hijos, pero en realidad se les dedica más atención y cariño que nunca. Antes se les enviaba a pastar a las calles, vivían en sus propios grupos y la relación con el mundo adulto era muy complicado (...). Y todo eso tiene efectos en la geriatría. Ahora mismo estamos viendo que llegan a mayores generaciones que no explotaron laboralmente, que fueron a la escuela, que se alimentaron mejor... Y todas esa cosas se notan en cómo envejecen.

"Antes se formaba pareja, al siguiente año se tenía un hijo y después venían los anticonceptivos"

¿Y cómo cree que envejecerán los jóvenes de hoy?
Por lo de pronto, van a ser estratosféricos. En los próximos 40 años la estatura media crecerá diez centímetros y esto solo es una pequeña muestra de la revolución. Además, se van a forma infinitamente mejor y serán más productivos en el momento que se pongan a trabajar (...). Podrán generar más riqueza. Otra cosa es si vamos a ser capaces de generar medidas para que esa recaudación extra se destine a pagar pensiones o cualquier otro tipo de beneficios sociales.

Teniendo en cuenta estos pronósticos, ¿es sostenible mantener la jubilación a los 65 o 67 años?
La edad de jubilación se ha ido ampliando, pero esto no solo consiste en cambiar la ley, sino que también hay que cambiar el sistema productivo. Lo que está claro es que el mercado laboral es cada día más heterogéneo. Antes teníamos una clasificación de actividades económicas a tres dígitos, pero ahora eso ha explotado. Actualmente es imposible cuantificar la cantidad de trabajos posibles que, además, no hacen más que cambiar. La población con mayor capacidad para adaptarse a los cambios o con facilidad para reciclarse podrá estar más años activa. Y luego habrá otros perfiles que tendrán más dificultades para seguir trabajando.

"En los próximos años la estatura media crecerá diez centímetros"

¿La Administración está prestando la atención necesaria a esta evolución de la demografía?
La Administración reacciona al día al día y a veces no sé si es mejor o peor, porque hay ocasiones en las que se intenta anticipar a los hechos y se cometen barbaridades. Creo que la reacción depende de los campos. Por ejemplo, en el campo sanitario ha habido una cascada de respuestas. Y ya en los 80 hubo un cambio muy radical, en el que pasamos a tener un modelo sociosanitario que, precisamente, tuvo mucho que ver con el envejecimiento de la población.

"Se preveía crecimiento, pero la población mundial está a punto de tocar techo"
¿Maneja datos particulares sobre las proyecciones poblacionales de Pontevedra?
No, pero puedo afirmar que Pontevedra no está tan envejecida como el resto de provincias gallegas y que cuenta con una densidad de población superior. De hecho, se habla mucho de la despoblación gallega, cuando la densidad es mayor a muchos otros lugares del país.

A nivel internacional, ¿la tendencia es hacia el aumento o reducción de la población?
En su momento se preveía crecimiento, pero lo cierto es que la población mundial está a punto de tocar techo. El boom se acabó. Durante el siglo XXI seguro que alcanzaremos el tope de población. Hay discusiones sobre si llegaremos a los 10.000 millones de habitantes, pero la tendencia es a la baja. Es lo normal, porque hemos estado creciendo muy deprisa. Empezamos el siglo XX con 1.000 millones y acabamos con 6.000. La reducción de la mortalidad infantil hizo que la mayoría llegara a la edad de tener hijos y el crecimiento del número de nacimientos fue explosivo, sobre todo en Asia. Ahora esto se ha frenado. India está rozando los dos hijos por mujer, China incluso está dando incentivos para fomentar la natalidad e Irán, aún siendo fundamentalista e islamista, ha bajado de siete a dos hijos por mujer.

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