De la piscina del Igafa a las aguas del Gran Sol

'Camelle' se fue y llega 'Luceiro'

A Illa de Arousa se convierte en el lugar de recuperación de las crías de lobo marino que arrastra la corriente o son capturadas por las redes de los barcos pesqueros
Las focas permanecen en las instalaciones del Instituto Galego de Formación en Acuicultura hasta su total recuperación
photo_camera Las focas permanecen en las instalaciones del Instituto Galego de Formación en Acuicultura hasta su total recuperación

Además de convertirse en la trampa en la que caen miles de peces que sirven de alimento a los seres humanos, las redes con la que están dotados los barcos destinados a la pesca también sirven para capturar otras especies que viven en el mar, como sucede con las crías de lobo marino. Un ejemplar de este mamífero se encuentra desde el jueves en las instalaciones del Instituto Galego de Formación en Acuicultura (Igafa), situado en A Illa de Arousa.

Se llama ‘Luceiro’, porque fue bautizado con este nombre por los miembros de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), que se hicieron cargo de la cría de foca después de haber recibido el aviso realizado por los tripulantes de un barco que faenaba a la altura de Cedeira (A Coruña).

‘Luceiro’ mide alrededor de un metro, pesa 22 kilos y su estado no es el mejor porque sufrió heridas en varios lugares de su cuerpo. Cuando fue capturada contaba con entre dos y tres meses de vida, y llegó hasta las costas de San Andrés de Teixido arrastrada por las corrientes. Nada se sabe de cuál pudo haber sido la causa de su viaje, que posiblemente hubiese comenzado en algún lugar lejano porque se trata de una especie cuya presencia es habitual en el litoral de Gran Bretaña.

Su primer destino fueron las instalaciones del Cemma, situadas en Nigrán, donde estuvo desde que fue capturada, el día 5 de diciembre del año 2016.

El Igafa es ahora su nuevo lugar de recuperación, y en una piscina de este centro de enseñanza permanecerá hasta que su peso se sitúe en torno a 30 kilos, que sería el normal para una cría de foca de sus características. La experiencia acumulada por los miembros del Cemma indica que este objetivo será realidad en un plazo de un mes.

Una vez realizada esta misión, cuando regrese a su medio natural ya no habrá más pistas de ‘Luceiro’ ya que no le será instalado un dispositivo para monitorizar sus movimientos, como sucede con otras especies marinas, ya que podría dificultar su evolución, además de exigir un desembolso económico muy alto.

El traslado fue realizado para conseguir la rehabilitación adecuada, para lo que dispone de una piscina. Su llegada al Igafa permitirá a los alumnos que estudian en este centro implicarse en su cuidado, y para que cuenten con la información necesaria antes de afrontar esta tarea, recibieron una charla impartida por un biólogo del Cemma.

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