Cultura Quente, el festival que transformó Caldas

Así nació la idea de organizar los conciertos a orillas del río Umia, concebida en un pueblo del litoral mediterráneo gracias al regidor Juan Manuel Rey
Dos imágenes de los preparativos de una de las primeras ediciones del Festival Cultura Quente, en la Alameda de Caldas de Reis
photo_camera Dos imágenes de los preparativos de una de las primeras ediciones del Festival Cultura Quente, en la Alameda de Caldas de Reis

Los días 24 y 25 se celebrará el Festival Cultura Quente, una cita de referencia en el calendario veraniego de Galicia que atraerá a miles de jóvenes hasta Caldas de Reis. Volverá a actuar Marky Ramone y también se subirán al escenario bandas míticas como Ilegales o Siniestro Total. Música y solidaridad se darán la mano de nuevo, porque la recaudación procedente de la acampada será destinada a los refugiados que huyen de un país en guerra: Siria.

La propuesta musical, puesta en marcha hace casi dos décadas con más entusiasmo y voluntad que conocimientos y medios, es hoy un potente recurso de promoción para el municipio, en el que genera unos ingresos económicos de los que sale especialmente beneficiada la hostelería, aunque también es positiva, pero en menor medida, para el comercio y el sector servicios. 

NACIMIENTO. En una pequeña localidad de la comarca de El Maresme, situada junto al mar Mediterráneo, a 40 kilómetros de Barcelona y once de Mataró, llamada oficialmente Caldas de Estrach y conocida popularmente por el nombre de Caldetas, un día de primavera del año 1998 se le encendió la bombilla al alcalde de Caldas de Reis, Juan Manuel Rey.

Los organizadores cifran en 140.000 el número de espectadores que asistieron a los conciertos y en 300 los grupos que actuaron

El regidor había acudido a aquella localidad, donde viven en torno a 3.000 personas, para asistir a las actividades enmarcadas en un programa cultural, denominado Thermaios, en el que también participan dos municipios de Portugal y Grecia, además del que representaba el mismo, que era el cabeza visible de la iniciativa.

Uno de los actos fue un festival, y mientras asistía a las actuaciones, Rey empezó a darle vueltas en su cabeza a la idea de hacer algo parecido a orillas de río Umia. "Aquí empezó todo", dijo en la Casa Consistorial la presidenta de la Deputación, Carmela Silva, durante la presentación del programa de Cultura Quente. Cierto. Un despacho cuyo piso era de madera fue el lugar de reunión de los pioneros musicales, pero la chispa había saltado a más de mil kilómetros de distancia.

Con poco dinero y muchas ganas se propusieron poner en marcha un proyecto con una visión saludable, alternativa y participativa. Y lo hicieron ese mismo año. El festival es hoy una referencia ineludible en el calendario gallego y el alcalde cifra en 140.000 el número de espectadores que asistieron desde entonces. Al escenario, situado en los márgenes del río, se subieron en torno a 300 grupos.

Cultura Quente surgió en una época en la que Caldas de Reis había dejado de ser una localidad un tanto ensimismada que se animaba durante el verano, con la llegada de los vecinos que vivían en otras localidades y venían de vacaciones y los bañistas, para convertirse en un municipio en auge en el que proliferó la construcción de edificios y la apertura de establecimientos comerciales.

RUTA QUENTE. En ese contexto, se sucedió la apertura de locales nocturnos que atrajeron a jóvenes de otros municipios. Se formó entonces la asociación Ruta Quente, que organizó un concierto en el campo de fútbol de As Corticeiras. Fue todo un acontecimiento.
Aquel grupo de hosteleros fue el aliado que encontró el Concello para poner en marcha Cultura Quente. Rey y la técnica de Cultura, Celina Regueira, que también se implicó en este proyecto desde sus orígenes, se ríen al recordar que tenían que encargarse de todo: escuchar las maquetas de los grupos interesados en participar, contratarlos, hacer los pagos en los restaurantes donde comían sus integrantes o instalar las barras, mientras los agentes de la Policía Local se convertían en improvisados seguratas ante el escenario.

Y por aquel tranquilo pueblo donde casi nunca pasaba algo de suficiente calado informativo como para ocupar los titulares de los medios de comunicación, excepto las inundaciones, empezaron a dejarse ver rastas y plumas, cuya presencia creó una cierta inquietud entre el vecindario. Pero el apocalipsis que temían algunos no llegó a producirse.

Finalizada la primera edición, las farolas seguían intactas, al igual que los bancos y el resto del mobiliario, cosa que no ocurría en no pocos fines de semana.

El alcalde cuenta que al finalizar la primera edición hizo un recorrido por los bares, donde obtuvo la misma respuesta de los hosteleros: la gente había bebido a mares, cosa que esperaban, y pagó todo, circunstancia que no dejó de sorprender a más de uno.

Habían dado con la tecla. Percibían que estaba naciendo algo grande en Caldas de Reis. El vecindario enseguida se percató de que valía la pena. La fórmula era acertada, y la profesionalización de la organización resultó otro factor determinante en su éxito.

En este aspecto, Juan Manuel Rey y Celina Regueira subrayan el papel realizado por Quin Martínez, de Esmerarte, que entonces organizaba actuaciones en su local y hoy está al frente de propuestas tan potentes como Port América, pero no se olvida de Caldas de Reis. "Es su niña bonita", dice el alcalde.

Cultura Quente se convirtió en una atractiva pasarela por la que pasaron grupos emergentes que hoy están en primera línea al lado de venerables figuras de la música que dejaron en Caldas de Reis una impronta imborrable.

Finalizada la primera edición, las farolas estaban intactas. No hubo daños. Lo mismo ocurrió desde entonces hasta hoy

Pedían fruta, que casi nunca comían, 40 toallas blancas recién lavadas que no usaban, y siempre tuvieron un momento para compartir con sus seguidores al finalizar las actuaciones.

Ambos subrayan la impecable elegancia de un guitarrista que acompañó a Janis Joplin, llamado Jonhy Winter, y el poderío de Marki Ramone "mallando la batería", dice Celina Regueira, para mostrarse después cordial con sus seguidores, después de haberle puesto todas las facilidades los organizadores.

LA ESPINA. El alcalde reconoce que le quedó la espina de no haber visto a Sepultura, porque este grupo se cayó del cartel al última hora. Dover ocupó su lugar y no desmereció nada a las banda mexicana. Las hermanas Cristina y Amparo se despacharon una botella de güisqui cada una aquella noche.

El actor Luis Tosar se dejó ver por Caldas de Reis años antes de actuar con su grupo, y también lo hizo un exministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, así como el periodista Javier Rioyo, que hoy dirige el Instituto Cervantes en Lisboa.

Ningún incidente empañó el expediente del festival. Cultura Quente, que en cada edición promueve una causa social, apostó en el año 2000 por la Cultura da Paz y fue declarado Acto Emblemático por la Unesco.

Juan Manuel Rey afirma que Cultura Quente hizo mejores a sus vecinos, dio a Caldas de Reis una proyección que parecía impensable, y reconoce que a él este festival le deparó los mejores años de su vida política. "Me considero su padre", declara.

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