A menos de una semana de terminar la décima edición de la Feira Chalana, los artesanos que participan en ella se sienten capaces de hacer un balance positivo del evento.
El ambiente en el Paseo Antonio Odriozola es fundamentalmente familiar y también bastante turístico. "Se nota un repunte en la semana final: llegan los turistas de agosto y la gente acaba de cobrar", asegura Alba Gómez, que trabaja en el diseño textil desde hace cinco años y que regenta un puesto en el que se pueden encontrar mochilas, faldas y bolsos hechos a mano. Está satisfecha con la experiencia y cree que Pontevedra puede disfrutar de un muy buen entorno.
Pilar Núñez: "Hay muchísima gente que viene sólo un día de visita. Los turistas son más impulsivos que la gente de aquí, y eso se nota en el negocio"
Opina lo mismo Pilar Núñez: "hay muchísima gente que viene sólo un día de visita. Los turistas son más impulsivos que la gente de aquí, y eso se nota en el negocio". Se dedica desde hace 20 años a las mieles, ceras y cremas, y también se vio beneficiada por el buen tiempo que acompañó a la celebración de la feria. Las agradables temperaturas de julio llenaron pocas playas, dejando tanto a pontevedreses como a turistas en ciudad, favoreciendo a la feria.
"Ayudó mucho el Festival del Jazz, que atrajo a mucha gente", manifiesta Rubén. Él lleva más de una década en la artesanía del cuero. Aunque empezó como hobby, poco a poco se fue especializando y ahora se ha convertido en su forma de vida. Coincide con Alba y Pilar en que el turismo fue una de las bases que sacaron la feria adelante, a pesar de que llegó hace una semana, reemplazando un puesto de cerámica.
No es el único que llega más tarde a la cita. El viernes vino Sandra Bastón desde Cangas, para sustituir a su profesora de telar, María José Lois. "Tenemos en común que hacemos las telas, pero luego cada una hace lo que más le gusta: ella prefiere tejer chales, yo me dedico a hacer cosas de moda y de hogar", explica. Diseña camisetas, tapices, alfombras y hasta cortinas.
Alba Gómez: "Estamos muy acostumbrados a comprarlo todo barato y sin pensar realmente en qué porcentaje de ese dinero 'se queda'"
Su pasión por los accesorios de hogar viene de su profesión de interiorista, que combina con el telar. Se considera nerviosa pero paciente, y precisamente es paciencia lo que se necesita para sentarse frente a la máquina: "es un trabajo de mucha precisión que requiere maña y tiempo". Solamente la colocación de los hilos en el telar lleva de uno a dos días. "El resto del trabajo (el entramado) es el más rápido".
ARTESANÍA. Industrial y artesanal parecen ser incompatibles en valores: "estamos muy acostumbrados a comprarlo todo barato y sin pensar realmente en qué porcentaje de ese dinero 'se queda'", lamenta Alba. Su taller de diseño textil está en Vigo, y todos los materiales que utiliza son 'made in Spain' si no gallegos.
Para ella, la artesanía es un sector importante por varias razones: la calidad de lo hecho a mano, la originalidad del producto por su diseño exclusivo y el trato hacia el cliente, que puede conocer a quien produce y cerciorarse de que no existe explotación. Sin embargo, algo de un valor que no se puede calcular es "el cariño por la forma en que cada uno hace su producto".
Sandra Bastón: "Telar es un trabajo de mucha precisión que requiere maña y tiempo. El entramado es lo más 'rápido'"
También cree que es necesario "apostar pequeños productores, por empresas pequeñas, por el emprendedor". Y en esto ha ayudado mucho la Marca de Artesanía de Galicia, un sello que representa a los productos artesanales gallegos en todos los mercados y que sirve también como garantía de calidad para los consumidores.
La Feira permanecerá abierta hasta el próximo domingo 6, en horario de mañana de 11.00 a 14.00 horas y por la tarde de 19.00 a 23.00.
