DIARIO DE VIAJE... Míster Celaya

Llegó a Celaya la delegación Pontevedresa. Nos habían advertido de que en el municipio de Celaya la etiqueta era estricta, así que me puse mis mejores y únicas galas: chaqueta gris, corbata roja, camisa azul, pantalones vaqueros azules y zapatos igualmente azules. La cosa hubiera gozado de cierto sentido si los azules de los zapatos, del pantalón y de la chaqueta tuvieran algo entre sí. No se daba en absoluto esa circunstancia, por lo que me presenté a la rueda de prensa con aspecto de payaso gordo. Con ese aspecto, le hice ver al alcalde de Celaya que la foto que presidía la estancia me recordaba a la basílica de Santa María de Pontevedra, como queriendo proponer que nuestras ciudades tenían algo en común. Ramón Ignacio Lemus, que es así como se llama el alcalde de Celaya, no lo discutió, pero aclaró que la foto era de la catedral de Sevilla, pues estábamos en una sala llamada Sala Sevilla. Yo, orgulloso, vestido de payaso, acerté a decir que lamentaba que la catedral de Sevilla no estuviese en Celaya, acerté a escuchar que el alcalde de Celaya y sus concejales tenían cierto conocimiento del modelo pontevedrés y que tenían intención de inspirarse en él hasta el punto de que ya estaban tomando algunas medidas cercanas al modelo de Pontevedra.

Como todo en este viaje, la cosa era precipitada. Cuando un periodista de Celaya le preguntó a Lores qué le parecía la ciudad, el alcalde dijo que no tenía ni idea, que llevábamos allí cinco minutos y que con gusto respondería a la pregunta una vez se hubiera dado una vuelta por la ciudad. Lores defendió su modelo furiosamente en la rueda de prensa ante los periodistas de Celaya, una ciudad de poco menos de medio millón de almas, y lo volvió a hacer durante la cena que ofreció el gobierno local y que se convirtió en un debate que nunca acabó. Tanto fue así, que a los postres, micrófono en mano, se nos advirtió de un nuevo cambio de agenda, uno más, pues resulta que a alguien en Celaya se le dio por otorgar al alcalde un cargo honorífico, así que la mañana del domingo, que iba a ser la primera enteramente libre desde que comenzó este periplo, ya no lo será, porque van a nombrar a Lores no recuerdo qué: hijo adoptivo, huésped de honor, héroe de guerra o míster Celaya, cargo este último que más merecería Tino Lores. Alguien decidió, mientras cenábamos, que el alcalde merece un premio en Celaya. Mala idea, en mi opinión, no porque lo merezca o lo deje de merecer, si total apenas llevaba un par de horas en Celaya, pero si ya esta agenda es inhumana y sufre constantes ajustes, lo que nos faltaba era que un loco en Celaya nos desgraciara nuestra mañana libre. Si por mí fuera, podía coger su premio honorífico y dárselo a Tomás Abeigón, que con gusto vendría a recogerlo dentro de un par de semanas, cuando todo esto hubiera acabado. El caso, además, es que el premio implica responsabilidades, pues por lo que se ve, no va a ser cosa de recogerlo y largarnos, sino que las autoridades locales nos llevarán a ver una fábrica de cajeta. La cajeta es un delicioso dulce de leche de cabra, pero si quiere usted que le diga la verdad, tengo tantas ganas de conocer una fábrica de cajeta como de pegarme un tiro en una rodilla.

La prensa de Celaya se volcó también con Willy Fog. Yo estuve hablando con Ángel Galindo, de El Sol del Bajío y con Francisco Mancera, de AM, que son los dos periódicos locales, y uno y otro pedían detalles sobre Pontevedra y su modelo. Por lo que se ve, el trato recibido por Lores no es muy habitual, a pesar de que Celaya es hoy una de las ciudades más pujantes y prometedoras de México y que por tanto estará recibiendo visitas constantemente.

En cuanto al empresariado, alguien tuvo la buena idea de juntarlos con empresarios locales de sus mismos sectores. Por lo que me cuentan, a algunos no les han sentado nada bien las críticas que desde Pontevedra hizo Moreira al convenio firmado hace un par de días entre un empresario pontevedrés y una universidad mexicana. No esperaban que desde Pontevedra se criticara el trabajo que los empresarios están haciendo aquí. Toda la vida pidiendo una misión comercial y cuando se hace, va el PP y la torpedea. Los empresarios que están aquí hablan del apoyo decisivo que Lores está prestando a la misión comercial y de los encuentros que se han propiciado entre emprendedores pontevedreses y mexicanos, tanto en ExpoPymes, en Ciudad de México, como en Celaya y en los lugares que quedan por visitar. Lo que no esperaban es que desde Pontevedra llegaran críticas de quien no sabe el trabajo que están haciendo aquí nuestros empresarios.

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