La flota de Marín, afectada por los diferentes criterios de los PIF de los puertos

Los arrastreros del Norte de África podrán paliar el problema con una guía de especies que está elaborando la delegación malagueña del IEO

De Pazo, armadora marinense, con los técnicos del IOE de Málaga en la lonja de Cádiz. CEDIDA
photo_camera De Pazo, armadora marinense, con los técnicos del IOE de Málaga en la lonja de Cádiz. CEDIDA

El endurecimiento de los controles veterinarios y sanitarios en todas las fronteras del país tiene, a veces, consecuencias complicadas de asumir para aquellos que se dedican al movimiento de mercancías. Eso es lo que le ha ocurrido a la flota marinense que descarga en algunos puertos españoles, que lleva desde junio perdiendo carga como consecuencia de la diversidad de criterios que se emplean en los PIF (Puestos de Inspección Fronteriza) de cada puerto.

Aunque el control aduanero no es nuevo, los procesos que se llevan a cabo cambiaron el pasado mes de junio, con una normativa europea que exige a los armadores y patrones de pesca identificar, de forma científica, todas las especies que pescan y que pretenden descargar una vez lleguen a tierra. El problema radica en que, tal y como explica una de las armadoras de la villa, María José de Pazo, "no todos los inspectores de Sanidad utilizan la misma nomenclatura para las especies".

Todos los datos deben ser almacenados en lo que se conoce como DEA, el diario de pesca, que rellena el máximo responsable del buque cuando está faenando y que se debe entregar en el PIF. Además de ese trámite, algunas inspecciones exigen también que se haga un muestreo de la carga.

De Pazo cree que esta normativa afecta mucho a las embarcaciones que se dedican al fresco, "que es el hermano olvidado de la pesca", porque descargan con mayor regularidad que los congeladores.

Por ejemplo, a la lonja de Cádiz llegan tráileres todas las semanas de pescado capturado por arrastreros marinenses en aguas del noroeste de África. Si alguna captura no está debidamente calificada, "incluso, en algunos casos, indicando la subespecie de los pescados que se pescaron", los inspectores de Sanidad tienen el derecho de confiscar toda la carga, "lo que supone una gran pérdida".

LA SOLUCIÓN. Por suerte, la semana pasada, la delegación de Málaga del Instituto Oceanográfico Español acudió a la rula andaluza para conocer de primera mano las preocupaciones del sector y recabar información para elaborar una guía de especies del caladero africano en el que faenan los barcos de Marín, con la que tratar de unificar criterios y ayudar a los armadores que sufran las consecuencias del cambio en la normativa europea.

"Lo que buscamos es facilitar la labor de los barcos que llegan a la lonja con la codificación de las especies", asegura Lourdes Fernández, del IEO de Málaga, que son expertos en la merluza negra propia de estas aguas africanas, así como en el resto de especies que se recogen durante la pesquería de la misma.

En el trabajo a bordo de sus técnicos, "muchas veces veíamos deficiencias en las identificaciones que se hacían en los diarios de a bordo, por eso quisimos poner en marcha esta iniciativa".

En principio, la idea es que, una vez la guía está hecha, "esperemos que lo más pronto posible", se le facilite a los armadores en forma de fichas electrónicas. "Si el año que viene conseguimos financiación, puede que saquemos algún ejemplar en papel", afirma Fernández. "Para nosotros es fundamental", resume De Pazo.

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