La huella imborrable del Villa de Pitanxo

El Museo do Mar de Marín ha incorporado a su exposición permanente una maqueta del Villa de Pitanxo, buque que protagonizó la mayor tragedia marítima de los últimos 50 años en febrero de 2022 ► Su elaboración corrió a cuenta de Lorenzo Nin, un carpintero jubilado de Barcelona que quiso rendirle un homenaje por lo sucedido
Juan Nin, José Antonio Pérez y José Martínez Lema con la maqueta del Villa de Pitanxo. APP
photo_camera Juan Nin, José Antonio Pérez y José Martínez Lema con la maqueta del Villa de Pitanxo. APP

Un símbolo más de la conmoción que provocó el naufragio del Villa de Pitanxo tanto en el municipio marinense como fuera de él. Esto es lo que demuestra la maqueta del buque que acaba de ser donada al Museo do Mar de Marín por una familia catalana sin conexión alguna con la tragedia, que el 15 de febrero de 2022 se cobró la vida de 21 de los 24 marineros que iban a bordo. Aunque el autor de la réplica, Lorenzo Nin Linares, falleció el pasado mes de septiembre, su hijo Juan se desplazó esta semana desde Barcelona para entregar personalmente el obsequio, que evidencia la magnitud del accidente que tuvo lugar en aguas de Terranova, en Canadá, el peor del sector marítimo en el último medio siglo.

La elaboración de la maqueta, hecha de madera, surgió porque Lorenzo, un carpintero y marinero ya jubilado que residía en el municipio costero de Vilassar de Mar, en la provincia barcelonesa, se enteró del suceso a través de los medios de comunicación. "Lo vio en la televisión, ¿quién no?", cuenta Juan Nin, quien asegura que a su padre "le impactó muchísimo el naufragio y decidió rendirle un pequeño homenaje con lo que mejor se le daba".

Durante toda su vida, Nin Linares tuvo pasión por las miniaturas de barcos y se consideraba un modelista naval. Además de haber trabajado como carpintero en el astillero de Vilassar de Mar, el autor de la réplica del Villa de Pitanxo también fue marinero, y en ambos oficios, los dos relacionados con el sector marítimo, dedicaba sus ratos libres a la elaboración de maquetas a escala. "Hizo muchísimas, de cualquier buque que se le ocurriera o le gustara, lo tenía como un hobbie y le dedicaba muchísimas horas", asegura Juan. Así, a ojos del jubilado, el naufragio del buque marinense lo convirtió en un perfecto candidato para ser replicado.

Lorenzo puso en marcha el proyecto y para ello pidió ayuda a su conocido José Martínez Lema, patrón de uno de los barcos en los que había trabajado y natural de Corme, en A Coruña: "Me pidió información de todo tipo sobre el buque, desde imágenes exteriores hasta los planos y medidas del mismo para poder hacer una maqueta totalmente a escala", cuenta el coruñés. Este le pasó toda la documentación necesaria y, en el mes de abril, dos meses después de que tuviera lugar el accidente, Nin Linares se puso manos a la obra.

Hizo muchísimas, de cualquier buque que se le ocurriera o le gustara, lo tenía como un 'hobbie' y le dedicaba muchísimas horas"

Finalizó la maqueta en julio después de casi cuatro meses de trabajo. Su intención siempre fue donarla a un lugar que tuviera relación con la tragedia, y para ello volvió a recurrir a Martínez Lema, quien se encargó de contactar con el Museo do Mar. "No conocía el centro, pero supe de él a través de las redes sociales, y como el deseo de Lorenzo era que la maqueta estuviera en Marín o en un lugar lo más cercano posible, pensé que este, por su característica marinera, sería el espacio ideal para exponer su trabajo", cuenta el antiguo patrón.

Pero un mes después de finalizar la maqueta, en agosto, Lorenzo se contagió de Covid-19. Su avanzada edad hizo que la enfermedad conllevara algunas complicaciones, por lo que el modelista naval, una persona muy reconocida en Vilassar de Mar, finalmente falleció en septiembre, todavía con la tarea pendiente de llevar la maqueta del Villa de Pitanxo a la localidad marinense. Una labor que, meses después, asumiría uno de sus dos hijos.

Juan Nin, con el único objetivo de cumplir el último deseo de su padre, recorrió esta semana la parte norte de la Península Ibérica de punta a punta para llegar hasta Marín. "Sé que a mi padre le costaba muchísimo donar alguna de sus piezas, para él eran lo máximo", motivo por el que "prefiero que la maqueta esté aquí, en casa sería un barco más, pero para la gente de Marín este buque tiene un significado especial, considero que está en su sitio, donde debe". Así mismo, Juan destaca que haber llevado a cabo la tarea que su padre no pudo "es muy gratificante, estoy cumpliendo una ilusión que él tenía y no se me ocurre manera mejor de honrar su memoria".

Para el presidente del Museo do Mar, José Antonio Pérez, recibir esta donación supuso "una grata sorpresa". Aunque no se lo esperaba, el gerente del centro cultural asegura que "acepté encantado sin dudarlo" y señala que el de Lorenzo, así como el de su hijo Juan "es un gesto muy bonito, todos sabemos lo que significa este buque para los marinenses e incluso para mí, que también trabajé en el mar y también viví una desgracia en aguas de Terranova".

Con la donación de la maqueta del Villa de Pitanxo, que ha recorrido los 1.087 kilómetros que separan Vilassar de Mar y Marín, una parte del legado de Lorenzo Nin y un recuerdo más de la tragedia que conmocionó al sector marítimo internacional ahora forman parte de la exposición permanente del Museo do Mar, así como del patrimonio cultural del municipio, a disposición de sus vecinos y vecinas.

Comentarios