Rosa Ardá: "A mí sí me ha cambiado la vida la Thermomix, me atreví a cocinar más"

Con más de 200.000 seguidores en Facebook, la autora marinense publica Velocidad Cuchara, un libro de recetas
Rosa Ardá (Marín, 1974). DP
photo_camera Rosa Ardá (Marín, 1974). DP

¿Cómo se hizo con su primera Thermomix?

Yo soy enfermera y una de mis labores es asistir a domicilio a pacientes para hacer curas, controles, etc. A través de una de ellos, que siempre tenía un detalle conmigo hecho con la Thermomix, fue cómo descubrí la máquina. Yo ni sabía lo que era. Así que un día se lo pregunté directamente: ¿Pero qué es eso de la Thermomix?

Y se acabó comprando una.

Para mí, que era muy mala cocinera, aquello parecía tener posibilidades. Pero me pareció tan cara que me echó para atrás. No recuerdo exactamente de cuánto estamos hablando, pero de unos 1.000 euros en el año 2004. Igualmente, al final me decidí.

Se dice que la lavadora cambió la vida de las mujeres. ¿A usted se la cambió este robot de cocina?

A mí sí me la cambió. Totalmente. Y en muchos sentidos. De no ser por la Thermomix, no estaría hablando contigo, por ejemplo. Me cambió la vida en la cocina, porque me atreví a cocinar más. Me animó a hacerlo. Seguir una receta me echaba para atrás, pero esto era más sencillo. Se trataba de seguir unos pasos fáciles y el resultado era igual que el de la foto. Así que seguí haciendo cosas con la máquina.

¿Cómo nace el blog de recetas Velocidad cuchara?  

Por un lado, porque soy muy desmemoriada. ¡Nunca recuerdo las cantidades que echo de cada cosa! Por otro, porque mis turnos de trabajo unidos a los horarios de mi chico me llevaban a encontrarme sola en casa bastantes horas. No sabía qué hacer para llenar ese tiempo. Fue él precisamente, mi pareja, el que me sugirió que, ya que estaba empezando a probar recetas con la Thermomix, las recopilase en un blog y las compartiese. Era una forma de tener una bitácora que recogiese todo lo que funcionaba y que a otra gente le pudiese servir. En febrero de 2008, justo a punto de comprarme una cámara de fotos, mi chico me dijo: "Va, te abro ese blog. Lo vamos a llamar La Thermomix de Rosa".

Ganó el Premio Bitácoras al mejor blog gastronómico en 2017.

Conmigo funcionó el boca a boca. Al final, el éxito del blog, si se puede llamar así, se debió a que la gente comprobó que, si hacía una receta, el resultado era el de la foto. Eso no pasa mucho. Tú ves la imagen del plato, intentas seguir los pasos y lo que te sale es un churro. No es mi caso. Yo pongo fotos de la comida que he hecho de verdad en mi casa. De lo más bonito que me han dicho con este libro ha sido que han podido hacer todas las recetas tal cual. Me encanta que me digan eso. O que me manden fotos de las recetas que han hecho con la foto del libro detrás donde se ve que es igual.

Pongo fotos de la comida que he hecho de verdad en mi casa. Creo que eso ha sido lo que ha enganchado a la gente 

¿El secreto es que es verdad?

No hay otro. Uso ingredientes sencillos y soy una persona normal, no una empresa o un entramado de marketing. A veces ves una tarta maravillosa en un blog o un recetario y cuando te pones a tratar de hacerla te das cuenta de que son ingredientes que no encuentras o que te va a llevar cuatro horas hacer eso. Mi propuesta es la opuesta. Creo que eso ha enganchado a la gente.

¿Por qué ha tardado tanto en publicar el recetario? ¿Ha sido difícil?

¡Y mira en qué momento ha salido al final! ¿Las peores condiciones posibles? ¡Esas nos han tocado! Pero la verdad es que estoy muy contenta porque ya vamos por la tercera edición. La primera vez que Anaya se puso en contacto conmigo fue en 2013, pero en aquel momento no tenía ni ánimo ni tiempo para ponerme con un libro. A lo largo de estos años, la editorial siguió manteniendo el contacto y en 2017, con el premio, volvió a insistir. Seguía dándome pudor por varias razones. La primera, porque yo no soy cocinera. La segunda, porque con mi ritmo de trabajo, el blog y la casa no iba sobrada de tiempo y entendía que el libro iba a requerir muchísimo esfuerzo. Y la tercera, porque tenía cierto pánico escénico. ¿Y si estábamos hablando de algo que no le interesaba a nadie? Pero hace poco empecé a dudar. Quizás estaba dejando escapar un tren que no iba a volver a pasar. En 2018 tenía mi oposición y sabía que no iba a tener tiempo, pero le dije a la editorial que sí, que una vez superada, me pondría con el libro. Y aquí está. Ha sido un parto duro, pero yo creo que ha merecido la pena.

¿Recuerda la primera receta que elaboró con la Thermomix?

Uf, no me acuerdo. Quizás unas lentejas. Son muy sencillas.

Me decía que era muy mala cocinera antes de tener el robot de cocina. ¿Lo sigue siendo?

Ahora ya me animo a probar más cosas: la olla rápida, la crock pot, la sartén... De hecho, en el blog tengo secciones sin Thermomix.

¿Hay algo que solo hace con este robot de cocina?

Sí, mira, la repostería en general. Y las masas. Eso solo lo hago con la Thermomix porque me resulta muy cómodo y no mancho nada.

¿Es una de esas usuarias que intenta convencer a todo el mundo de que se la compre?

Para nada. Soy totalmente contraria a eso. Si alguien me pregunta, soy sincera: valora si la vas a usar. A mí me va bárbaro, pero tú valora si crees que le vas a dar uso. Si es así, adelante, merece la pena. No soy de las que van generando unas expectativas exageradas a la gente. No trato de convencer a nadie nunca. No pasa nada por probar otras cosas que te pueden ir mejor. Te digo más: tengo alguna amiga vendedora de Thermomix a la que veces reprendo porque va a muerte con este tema. Y yo se lo digo: "¡Sois unas hooligans!". 

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