La rutina previa a surcar el Atlántico

A BORDO ► Diario de Pontevedra acompañó al buque palangrero marinense Puerto de Figueras, que faena en aguas mauritanas, y a su tripulación durante una de las jornadas de prueba por la ría que acostumbran realizar antes de partir hacia el caladero africano. El barco pesquero zarpó este viernes y llegará a Mauritania el próximo jueves

Una imagen de una de las travesías e pruebas, con Ons de fondo. CLARA MEDRANO
photo_camera Una imagen de una de las travesías e pruebas, con Ons de fondo. CLARA MEDRANO

RICARDO es un lobo de mar y ya no puede vivir sin él. Comenzó como marinero a los 12 años y medio y hoy, con casi 63 se encuentra en el medio del océano Atlántico rumbo a Mauritania. Es el patrón de esta campaña del barco palangrero marinense Puerto de Figueras, que partió este viernes hacia el caladero mauritano, donde pescará palometa.

La nave llegará el próximo jueves al puerto de Nouadhibou donde varios pescadores mauritanos subirán al barco hasta completar las 14 personas mínimas que deben trabajar en cada marea en este barco.

A pesar de que el Puerto de Figueras no es un pesquero de grandes dimensiones, para su puesta a punto hace falta que trabaje el triple de profesionales de los que tiene en su tripulación. Para conseguir salir de la rada marinense, el buque tuvo que pasar por decenas de revisiones y ajustes.

Durante las semanas que los barcos permanecen anclados en tierra, múltiples operarios externos suben a la nave para realizar su trabajo en diversos campos. Algunos de los ajustes deben ser testados, por lo que los buques ponen a prueba los cambios en la propia ría de Pontevedra.

Además de los marineros, los encargados de las máquinas, el cocinero y el patrón, decenas de personas ponen a punto la nave. En el caso de este buque palangrero marinense solamente esta semana solicitaron los servicios de una empresa coruñesa que los abastece de la carnaza que utilizarán de cebo en Mauritania, otra que arregló su motor secundario -que siempre debe estar dispuesto por si algo fallase en el principal- y una tercera marinense que mantiene sus sistemas electrónicos.

Además, un carpintero arregló las duchas próximas a los camarotes mientras dos soldadores hicieron varios trabajos para facilitarle la vida a bordo a los marineros.

Dos inspectores revisaron las balsas y todos los elementos de salvamento tras compensar las agujas de la brújula giroscópica que posee la nave.

Mecánicos, suministradores de alimentos y agua o trabajadores de mantenimiento de las máquinas de hielo -que emplean para hacer la escarcha con la que mejorar la conservación del pescado tras capturarlo- son otros de los profesionales que hicieron que el pesquero zarpase seguro.

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