"Ameazáronme de morte cunha pistola para meter os 30 kilos de coca no barco"

El marinero confindente de la Guardia Civil se desmarca del alijo incautado en Cangas en 2019 y desgrana con todo detalle la trama que sienta en el banquillo a otros imputados
Los seis acusados, este lunes en la Audiencia Provincial al inicio de la vista oral que inició Manuel M.M. (sentado en el primer banco, a la izquierda). JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Los seis acusados, este lunes en la Audiencia Provincial al inicio de la vista oral que inició Manuel M.M. (sentado en el primer banco, a la izquierda). JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Dijo que llevaba cinco años como confidente de la Guardia Civil para destapar alijos de droga en barcos que llegaban a Cangas hasta que se vio superado por "unha situación imprevista" y tuvo que acceder a trasladar 30 kilos de cocaína desde Uruguay hasta el puerto morracense. "Puxéronme unha pistola e ameazáronme de morte", declaró este lunes Manuel M.M. ante el tribunal de la Sección Segunda que le juzga, junto a otros cinco sospechosos, por presuntamente integrar una red de narcotráfico a gran escala.

Cada uno se enfrenta a una petición inicial de la Fiscalía de 11 años de prisión y una multa de dos millones de euros.

El macroproceso (su duración está prevista hasta el viernes) comenzó con una serie de argumentaciones previas que, tras la oportuna deliberación de los magistrados, no impidieron la continuidad de la vista, toda vez que su resolución se llevará a cabo en fase de sentencia.

El primero en tomar la palabra fue Manuel M.M., cocinero del pesquero New Polar, que había sido fichado por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil para alertarles de cualquier movimiento extraño que descubriera.

De este modo, el chivato informaba a sus dos agentes de confianza ("so falaba con eles dous, con ninguén máis", manifestó este lunes), de los trasiegos ilícitos de otras tripulaciones.

En este contexto de colaboración, la Uco puso los ojos en el New Polar, del que sospechaba que venía realizando distintos traslados de cocaína desde Uruguay hasta su puerto base en Cangas.

Según la acusación pública, Manuel M.M. y su compañero en la cocina, Luis P., aprovecharon sus labores a bordo para contactar con el distribuidor sudamericano, subir la droga al pesquero, esconderla en la cocina y al llegar a Galicia entregársela a los otros miembros de la trama.

Durante más de dos horas, el acusado fue respondiendo al fiscal antidroga, Pablo Varela, al exhaustivo interrogatorio al que le sometió para desgranar todas las piezas de la organización, ponerle nombre a cada uno de sus integrantes y describir cuáles eran sus funciones.

El cocinero no dudó en revelar, punto por punto, la tesis del Ministerio Público e implicó a sus compañeros de banquillo.

Sin embargo, se desmarcó totalmente de la acusación de querer ir por libre y pretender introducir los 30 kilos de droga por su cuenta, a espaldas de la Guardia Civil. "Toda esta xente foi identificada por min. Como vou eu a organizar a operación?", replicó.

Los investigadores empezaron a sospechar que su confidente, en realidad, era un agente doble y comenzaron a seguir de cerca sus pasos hasta que el 22 de mayo de 2019, cuando el New Polar atracó en Cangas, fue sometido a un control de todas sus pertenencias.

Al no encontrarle nada sospechoso en ese momento, los agentes le dejaron ir, circunstancia que el cocinero habría aprovechado para contatar con Luis Carlos, otro de los acusados, y quedar con él en Pontevedra al día siguiente para cerrar la entrega del alijo, que seguía escondido en el buque.

Preguntado por qué no reveló la existencia de la droga a la Guardia Civil, el acusado respondió este lunes que "non me fiaba de ninguén e prefería dicirllo cando chegara a terra, porque cando me comprometo, eu son fiel ata a morte".

La vista oral se reanudará esta mañana con las respuestas que Manuel M.M. aporte a preguntas de las defensas y la testifical del resto de los acusados.

Reprimenda. "Faga o favor e non se incomode"
Durante el interrogatorio, Manuel M.M. fue por momentos muy temperamental, rozando la línea roja de respeto al fiscal e incluso al presidente del Tribunal, Juan José Barreiro Prado, que tuvo que llamarle la atención hasta en dos ocasiones.

"Vostede está aquí en calidade de acusado, non o esqueza, así que non perda as formas e sexa respetuoso. Faga o favor e non se me incomode", le instó.

El acusado encajó la reprimenda y la justificó con que "pedíronme brevedade, pero levo dous anos e medio esperando este momento, como para dar agora respostas curtas". No obstante, aclaró que esa forma impetuosa de expresarse "non é por maldad, senón que é o meu carácter".