Autónomos contra las cuerdas

Dos autónomos pontevedreses "sin derecho a nada"

Teresa y Daniel son dos ejemplos de la precaridad de los trabajadores por cuenta propio que se vieron obligados a cerrar sus negocios

Teresa Suárez. Tenía un almacén de import-export de maderas
"Coticé mucho y cuando tuve que cerrar me encontré sin derechos a nada"

Teresa Suárez. DP - AutónomosComo le ocurrió a miles de autónomos, la crisis económica también se llevó por delante el negocio al que Teresa Suárez, de 62 años, dedicó más de dos décadas de su vida. "Era un almacén de importaciones y exportaciones de maderas nobles procedentes sobre todo de Brasil que estaba situado en Vilanova de Arousa. Lo abrimos en el año 1989 y lo tuvimos que cerrar en 2012. La segunda crisis nos mató, porque hubo muchas devoluciones y, si no te entra dinero, no puedes pagar, así que no hubo más remedio que ponerle fin. Llega un punto en el que te ves obligada a tomar esa decisión porque, de lo contrario, acabarías hipotecando tus bienes y tus propiedades y te quedarías en la calle. Yo salía cada día a cobrar impagos que me debían, tenía una avalancha de pagarés que no me abonaban. Muchos no podían pagar pero también había otros que sí podían y se aprovecharon de la situación. Incluso recurrimos a abogados, pero algunas de las empresas deudoras cerraron antes del juicio y ya no llegamos a tiempo para cobrarles. Lo pasé muy mal. Es algo que no le deseo a nadie", relata.

Abrió su negocio en 1989 y los efectos de la crisis la obligaron a darlo de baja en 2012

"Cuando cerramos yo tenía 54 o 55 años y me encontré en la situación de que no tenía derecho a paro, ni a subsidio, ni a nada. Y eso a pesar de que estuve todos esos años cotizando, y mucho, porque en la asesoría me decían que, cuanto más cotizase mejor jubilación tendría, pero al final cuentan solo los últimos diez años y cada vez van cambiando las leyes así que... Es terrible", lamenta.

De hecho, recuerda que al principio estuvo "unos cuatro años y siete meses, aproximadamente, pagando el régimen general de la Seguridad Social, pero después me pasé al régimen de autónomos" y añade que "si supiera cómo iban a ser las cosas después, lo desprotegidos que estamos los autónomos, seguiría en el régimen general, pero una no sabe".

Su situación es similar a la de tantas personas que han tenido que cerrar sus empresas. "Como todos, tengo mis compromisos, préstamos y gastos y hay que salir adelante, buscarse la vida. Ojalá tuviésemos más facilidades", dice.


Daniel Robatto Bonilla. Él y su mujer tenían una tienda de enmarcación
"Todo es pagar, pero facilidades y derechos, ninguno"

Daniel Robatto Bonilla. DP - Autónomos - InteriorDurante 24 años, Daniel Robatto y su mujer regentaron una tienda de enmarcación en la calle San Roque de Vilagarcía de Arousa, un negocio que finalmente no pudieron seguir manteniendo y al que tuvieron que echar el cerrojo. "Estuvimos cotizando ese tiempo, pero como el negocio no daba, yo me di de baja primero los últimos seis años y siguió mi mujer. Los últimos cuatro tampoco podía hacer frente a la cotización y, aunque estuvo tratando de sacar adelante el comercio, finalmente no se pudo, así que toca pagar la deuda a la Seguridad Social por esos cuatro años", explica Daniel, que ahora tiene 65 años de edad. "No pudimos cobrar paro ni, evidentemente, subsidio tampoco. Todo es pagar y todo son obligaciones; de hecho, en la tienda tuvimos dos inspecciones, nos contralaban bastante; pero luego facilidades y derechos no encontramos ninguno".

Trabajó como músico y como autónomo, pero a sus 65 años no percibe ningún subsidio

Al igual que el negocio de Daniel Robatto y su esposa, son muchas las tiendas que se han visto y se ven abocadas a desaparecer, tanto por culpa de la crisis como de los profundos cambios que lleva años atravesando el sector comercial. "Nosotros decidimos cerrar porque el negocio ya no daba y la deuda iba creciendo y creciendo", señala este vilagarciano. En su caso, además de como autónomo también trabajó como músico en una orquesta durante bastantes años, "pero cuando pedí mi vida laboral solo me aparecen nueve cotizados y me faltan ocho, se perdió todo eso y ahora me dicen que no tengo derecho por ese tiempo", apunta.

Todos estos problemas complican también sus posibilidades de cobrar una pensión de jubilación. "Aunque tengo 65 años de edad, para cobrar jubilación tendría que tener como mínimo 15 cotizados y no los tengo. Mi mujer tiene cotizados doce o trece, así que ahora trabaja para una compañía de seguros, pero se tiene que pagar ella las tasas de autónoma", lamenta. "Es una situación complicada. Tenemos dos hijas, una de 22 años estudiando y la otra trabaja en un hotel seis o siete meses al año, pero ahora está en el paro. Esperemos que se pueda hacer algo y que el Gobierno apruebe ese subsidio para autónomos", pide.

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